Esa es mi historia.
— Dios, mira la hora. — dijo Lisa sorprendida mirando el reloj que estaba en la mesa de noche. Se paró, se estiró y se acercó a la puerta. — Bueno, respondiendo a tu pregunta... Esa es mi historia. — dijo con una sonrisa
— Muy buena, a decir verdad. — dijo Thomas devolviéndole la sonrisa. — Que descanses, Lisa. — se despidió
— Igualmente, Thomas...— dijo antes de salir de la habitación para dirigirse a la suya.
— Lisa...— la llamó Thomas
— ¿Sí? — dijo Lisa acercándose un poco a la puerta.
— ¿Al final ese él sí era el padre? — preguntó curioso
— Eso quedará como teoría hasta que el mismo Adrik Hyde pueda decirnos... Mejor duerme, es tarde...— se despidió. Al entrar a su cuarto vio que Samael y Adiel estaban dormidos, sonrió tiernamente y se acercó con sumo sigilo, pero se despertaron de todos modos.
— Lo siento... me quedé hablando. — se disculpó Lisa con una mueca.
— No pasa nada...— dijo Adiel algo dormido aún
— Si... Ya, ven. — dijo Samael estirando los brazos, Lisa sonrió y se acostó. Ambos se acurrucaron en su pecho y volvieron a quedarse profundamente dormidos.
A la mañana siguiente, Lisa, Samael y Adiel estaban decidiendo qué desayunar cuando aparece un Thomas arreglado y listo para irse.
— Oye, ¿no te quieres quedar a desayunar? — preguntó Lisa amablemente mientras se dirigían a la puerta.
— Me encantaría, pero mi padre me espera...— dijo Thomas con una sonrisa.
— Quizá la próxima...— dijo Lisa devolviendo la sonrisa, abriendo la puerta
— Ey, tengo buenas noticias... Recordé que tengo un contacto que te ayudará para que no molesten más con la propiedad. — dijo Thomas
— ¿En serio? — preguntó Lisa con un destello de emoción en los ojos.
— Sí, con él y un poco de esfuerzo para persuadir a mi padre, ya no llegaran ofertas. — respondió Thomas sonriendo. — Bueno, gracias por haberme dejado quedarme la noche, espero que todo ya haya pasado y que pronto veas a tu hermana...— dijo amablemente.
— No hay de qué, yo también espero eso... — dijo Lisa con una sonrisa nostálgica. Se despidieron y Lisa volvió a la cocina para seguir con el debate.
— Adi y ¿por qué no haces hotcakes? — sugirió Lisa. Pero antes de que Adiel pueda contestar que era una buena idea, tocaron la puerta. — Yo voy...— dijo Lisa dirigiéndose a abrir. Al abrir, quedó en una especie de shock.
— ¿Y? ¿Vas a saludar a tu hermana o no? — dijo Maya extendiendo los brazos. Lisa volvió en sí y la abrazó lo más fuerte que sus brazos le permitieron. — Okey, ya, ya. No tan fuerte. — rio Maya.
— Te extrañé. — dijo Lisa contra el cuello de su hermana.
— Yo también, linda. — dijo Maya tiernamente.
— Ya... pasa, pasa. Estábamos por desayunar. — dijo Lisa separándose de ella con una sonrisa y un par de lágrimas en los ojos.
— Llegué en el momento perfecto. — dijo Maya adentrándose a la iluminada mansión. El par de tragaluces y las enormes ventanas llenaban de luz natural a la mansión por el día.
Se sentaron a desayunar una gran torre de hotcakes y cuando terminaron decidieron ponerse al día...
— ¿Y cómo nos encontraste? — preguntó Samael
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Desterrados
Teen FictionEn una noche llega Thomas Chichester hasta la mansión de la colina, su padre era uno de los tanto interesados en comprar la mansión donde Elizabeth vive. Thomas charla con ella acerca de las cartas sin respuesta de su padre y ella le dice que no es...