Capítulo 1

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¿Cuál es tu historia?


Thomas no podía coincidir el sueño, luego de dar unas vueltas en la cama se decidió por levantarse a buscar un vaso de agua a la cocina.

— Maldito sea yo y mi orientación— susurró mientras caminaba por los laberínticos pasillos, hasta que se topó con un destello de luz que salía de una habitación que tenía la puerta entreabierta. Se acercó y la curiosidad lo venció porque miró por la hendija. Estaba Elizabeth con Samael y Adiel besando su cuello y pecho. Se separó inmediatamente sonrojado y avergonzado, decidido a volver a su cuarto.

Samael miró hacia la puerta y entrecerró los ojos.

— ¿Qué pasa? — preguntó Elizabeth acariciando su pelo, Adiel también paró con lo que hacía y lo miró.

— Se me hace que tu invitado nos va a causar unos pequeños problemas...

Elizabeth rodó los ojos y se dirigió a la puerta— Ey... y si quieren divertirse sin mí, yo no tengo problema. — dijo con media sonrisa mirándolos por encima del hombro antes de salir a buscar a Thomas. Recorrió un poco y por fin lo encontró en la cocina, tomando un vaso de agua.

— ¿Sed de medianoche? — preguntó entrando, sobresaltando un poco al chico

— Si, bueno... no podía dormir. — dijo mirando a Elizabeth mientras también tomaba un vaso de agua— Sé que quizá sea un poco patético, pero... buscando la cocina me perdí y buscando como volver encontré la cocina...

— Y ahora no sabes cómo volver a tu habitación...— dijo con una sonrisa

— No. — dijo con una mueca

— Ven...— dijo saliendo de la cocina, Thomas dejó el vaso sobre la mesada y la siguió. Pasaron por un par de pasillos, doblaron un par de veces y como si nada ya estaban de vuelta.

— Aquí...— dijo Lisa parada frente a la puerta de la habitación

— Gracias, — agradeció Thomas con una sonrisa— soy un poco torpe y más en la oscuridad— agregó con una mano en la nuca, mirando el suelo.

— No pasa nada... es cuestión de acostumbrarse, a mí me tomó bastante tiempo...— se hizo un silencio de unos segundos— ¿Thomas?

— ¿Sí? — preguntó mirándola

— ¿Quieres saber el verdadero por qué no quiero vender la propiedad?

— Am... bueno, es decir... si sería bueno para mi curiosidad, la verdad...

— ¿Quieres que te cuente una historia? ¿De cómo llegué aquí y porque me es tan importante estar oculta?

Thomas asintió despacio mirándola a los ojos. Tenía los ojos de un hermoso color ámbar, su mirada transmitía tranquilidad, pero al mismo tiempo ocultaban algo.

— Siéntate...— dijo apuntando a la cama, Thomas le hizo caso y ella se sentó enfrente.

— ¿Por qué siento que nunca le contaste esto a alguien?

— Porque no lo hice. Pero tú me transmites... algo, y sé que tu padre tiene una gran influencia en todos los demás que estuvieron molestando con comprar la mansión. Tengo una mínima esperanza de que entiendas y... no lo sé, intentes lo que esté a tu alcance.

— Claro... y ¿qué pasó? ¿Cuál es tu historia? — preguntó curioso acomodándose en la cama

— Bueno...— suspiró— todo comienza cuando mi hermana y yo teníamos unos siete y ocho años, nuestros padres murieron y pasamos una parte importante de nuestra vida en un orfanato, ya que no teníamos más familia. Hasta que un día, los Floyd nos adoptaron, yo tenía trece... Son personas importantes, como tu padre y creí que por fin los problemas iban a acabar... pero recién empezaban.

— ¿Qué clase de problemas? — Thomas tenía miedo de preguntar

— Bueno, ellos tenían una hija... Pero Edric Floyd tenía muchos enemigos y rivales que harían lo que fuera por sacarlo del medio para ser ellos los mejores. Y eso intentaron... mataron a su hija.

— Oh...

— Pero él seguirá siendo el mejor, así que... Ellos claramente quedaron devastados y decidieron adoptar porque Clarisse Floyd no puede tener hijos, su hija había sido un milagro prácticamente. — miró sus manos con una pequeña sonrisa, suspiró y siguió— Pero sus rivales solo vieron una oportunidad más para seguir jodiendo. — dijo con una mueca de asco— Yo cuidé a mi hermana siempre, es una de las personas que más amo y no sé qué haría si le llegara a pasar algo a ella. Así que, ya te puedes imaginar por cuál hija fueron detrás...

Thomas tragó saliva— Oye, si no quieres-

— No, claro que quiero... Necesito contarle a alguien. Sacarlo del pecho, ¿sabes? — Thomas asintió y Elizabeth continuó— Desde pequeña parece que atraigo los problemas... Casi me secuestran estando con mis padres —recordó— no la pasé muy bien en el orfanato. — Suspiró, hizo una pausa y siguió— Había pasado casi un año desde que nos adoptaron... se metieron en la casa buscando a Edric, pero ellos no estaban, estaban en un evento creo... Y yo quería proteger a mi hermana así que... Bueno, solo pasó esa vez y luego pusieron seguridad y bla, bla, bla. Pero los tipos no son idiotas, sabían mi rutina diaria, todos los caminos y atajos que usaba para ir a la escuela, donde compraba, a quién conocía y a quién no. Me habían estado siguiendo durante dos años...

— Dementes...— dijo Thomas para sí mismo

— Una tarde de invierno que tuve que volver sola a casa, porque mi hermana se quedaba en las prácticas de soccer, decidieron que sería el momento perfecto para volver a atacar.

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