Maratón 3/3
La reina dejó como un vendaval la habitación y Jimin sintió una ligera paz. MinHo se posicionó ante él y le tendió su propio antifaz dorado.
-Le esperaré a pie de la escalera. -Jimin asintió viéndolo marchar. Su corazón se contrajo, su lobo ni si quiera se inmutó aún tremendamente asustado.
-¿Qué hacemos? Capaz no es tan malo. -Murmuró a su propio animal, este le entregó la urgente necesidad de huir. -No podemos hacer eso. -Se acercó al balcón de su habitación y miró las luces brillantes de las antorchas que iluminaban el jardín. -Es nuestro pueblo.
"Pueblo que nos odia"
Jimin siempre era más pesimista, asustado por todo y temedor se cambios. Acostumbrarse al dolor, tener más miedo de lo bueno por conocer que de lo malo conocido. Así era Jimin y su animal estaba cansado de hacerle querer entrar en razón, de hacerse respetar.
"Escapa, ahora, tardarán en encontrarnos"
Acarició su pecho, dando amor así a su animal y negó viendo al fondo negro bajo sus pies. Las gruesas cuerdas doradas que ataban las borgoñas cortinas eran llamativas.
-No podemos evitar lo inevitable. -Murmuró. -Es nuestro maldito destino. -Sonrió con dolor hacia la luna llena sobre él. -Pero que no quede duda de que soy un heredero y futuro rey. -Su lobo aulló orgulloso, sabiendo lo que iba a hacer. -Al menos que no crea, nuestro futuro esposo, que somos fáciles de doblegar.
Con cuidado, cautela y convicción, comenzó a desenredar la gruesa soga dorada.
La brisa fresca de la noche era una caricia a su poca piel descubierta. Era sofocante, no poder mostrar más que su rostro y manos. La toga ancha llegaba hasta sus tobillos y estos siempre eran cubiertos con altas medias y sus pies con zapatos formales. Bajo la toga habían unos pantalones y una camisa que michas veces deseaba no ponerse, sobretodo en verano, pero era protocolo. El alto cuello de la camisa cubría hasta rozar su mandíbula y la cadena de oro caía con pesar hasta su pecho el colgante de los estados de la luna.
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Cobalto ~ VKookMin ~ Omegaverse
FanfictionSer puro y refulgente era imprescindible en la diligencia de la monarquía Park. Belleza, gentileza, dulzura pero mano firme, sonrisas, respuestas elocuentes... Todo aquello era una maravillosa pantomima que el heredero, Park Jimin, tuvo que obligars...