En mi hospital
la carne supura
y siempre que se intentan,
salvar las extremidades,
estas terminan,
perdiéndose.
Perdí muchas de ellas.
Pero ninguna pesa
lo que pesas tú.Perderte,
sin querer hacerlo,
sin que ninguno tuviera culpa,
sin malas palabras,
pero perdiéndonos.
Perderte.
Perderte me pesa,
cómo le pesaba el mundo a Atlas
porque ahora tengo que sostenerlo
yo solo,
porque ahora me noto cojo,
no tengo un hombro donde agarrarme,
un lugar seguro para reposar,
conversar,
desear.Y juro.
Juro por mis manuales de medicina
que hice lo imposible por salvarte,
creo que también tú,
lo sabes.
Y no fue suficiente.
Y solo sirvió para postergarlo.
Pero no pasa nada,
a veces pasa,
a veces pasa.
Ojalá no hubiera pasado.
Ojalá nuestra amistad siga existiendo
al menos,
en los recuerdos.
Por lo menos tenemos eso.
Recuerdos.Yo estoy guardando todos los periódicos,
en una cajita junto a mi corazón,
por si algún día despiertas
y quieres ponerte al día.
Entonces puedo leértelos.
Lo haré encantado.
Espero que tu también lo estés haciendo.