Atardece en nuestras mañanas

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Riego las plantas cuando
aún huele a café toda
la casa
cuando aún me recorre todo
el cuerpo el frío
por dormir contigo sin ti
por soñarte solo a medias
mientras bebo café que tú no
has hecho
y amontono tazas y posos
en la encimera
para recordar los días
donde sentí frío
y tú no estabas.

Me estiro e
intento tocar el sol
que se escurre entre mis
dedos escamados
que ya no beben de tu agua
por cerrar el grifo
para no quedarse secos.
E intento abrirle los ojos
verde oliva
pero me los quema en
mil incendios
por haber apilado palos
durante todo
el invierno.

Y entonces me pliego como
las flores de tu jardín se
plegaron
al hacerte café solo
por no tener leche
ni quedarme tazas limpias
en los armarios
que pudieran arroparte empujarte
a entrar en calor
y no verterte sobre
mi jardín
marchito para que
te escurrieras entre
los huecos
de sus losas.

Duermo a media mañana
con el día comenzado y
por comenzar
a dormirnos de una vez
esperando no
levantar(nos)
astillas de debajo del
colchón
que ya lleva meses sin
respirar aire
nuevo
empolvado hasta las
grietas
que es el único punto donde
nos acercamos,
amor.

Ríeríeríe y después muereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora