Capítulo 9: no te perdono

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La tercera semana de octubre trae consigo el que habría sido el aniversario de la boda de Carrie y Volkov. También marca el paso de tres meses desde el día en el que Horacio y él retomaron su relación, hecho mucho más remarcable para el ruso.

Volvieron a Cornelia Street la tarde siguiente a la noche en la que se reconciliaron. Entre el sexo y la conversación extensa y sincera no habían dormido nada, así que durmieron la siesta y después, al anochecer y ya con menos miedo de ser descubiertos, bajaron juntos a la playa.

Es extraño, porque lamentan y agradecen los meses separados al mismo tiempo. Lamentan, porque fue un tiempo perdido que pasaron echándose de menos y sufriendo con todo lo que podría haber pasado y todo lo que podría pasar. Pero agradecen, porque les permitió pensar y llegar a un punto en su relación en la que ambos están cómodos. Volkov se dio cuenta de que debía anteponer su amor a sus miedos, y Horacio se dio cuenta de que debía comprometerse a esperarle hasta que estuviera listo.

Su mayor miedo era que distanciarse durante tantos meses apagara la llama de pasión y amor entre ellos, pero no fue así, no necesitaron más de una noche para darse cuenta. Lo que sí que hizo fue darle más madurez a la relación. Cuando empezaron ninguno era capaz de dormir sin el otro en la cama, y por eso las noches lejos fueron tan duras. Ahora el amor sigue intacto, pero ya no sienten esa especie de posesividad asfixiante de sentir que no saben vivir sin el otro. Es la primera relación de Volkov y la primera relación sana de Horacio, lo cual hace que fuera de esperar que al principio no supieran manejarla muy bien.

Ahora siguen necesitándose, pero de manera más independiente, más sana.

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—Mmm... —murmura Horacio, sonriendo y cerrando los ojos, mientras Volkov le masajea los hombros. Acaba de decirle que está cansado y que siente mucha tensión acumulada en los músculos, y el ruso se ha ofrecido a darle un masaje mientras esperan a que llegue la cena. Horacio ha accedido, evidentemente.

No han tenido que trabajar esa mañana, así que han tenido un día de lo más tranquilo. Se han levantado tarde, Volkov ha preparado el desayuno y luego se han duchado juntos. Han salido a comer, a un sitio más o menos privado, aparentando ser amigos pero sonriéndose y mirándose como enamorados. Nadie los ha interrumpido, y luego han ido a casa y han dormido la siesta y, cuando se ha puesto el sol, han bajado a la playa con un par de copas de vino. En octubre el aire ya es frío, pero no lo suficiente como para que les sea una molestia. Ahora esperan a la cena entre tonteos y risas.

Ese día es perfecto y ninguno de los dos se espera que se vaya a torcer todo un par de días después.

Todo empieza, cómo no, con la noticia de Sub Rosa.

Salen ellos dos en portada, entrando juntos en Cornelia Street. Volkov lleva puesta un abrigo negro, largo hasta las rodillas, y tiene la nariz roja por el frío. Horacio va tras él, sonriendo por algo que acaba de decirle, con una sudadera y unos vaqueros. Lleva la capucha puesta, pero la foto está tomada desde un ángulo en el que se le ve perfectamente la cara. Ninguno de los dos estaba teniendo demasiado cuidado, porque no suele haber periodistas por esa zona y ya era algo tarde. Por eso, Horacio agarra a Volkov de la mano descuidadamente, como si lo hiciera por inercia, como si ya le saliera solo.

Y, si le hubiera dado la mano unos segundos después de que Volkov abriera la puerta de casa, podrían disimular. Podrían decir que entraban juntos en casa después de cenar para ayudarse a ensayar o para tomar unas cervezas. Pero en la foto salen entrando de la mano, lo cual ha llamado la atención de absolutamente toda la ciudad.

Alanna les trae la revista por la tarde y entonces entienden la actitud extraña de la gente de su entorno cuando fueron a grabar esa mañana. Ni Horacio se lo contó a Volkov ni viceversa, pero ambos notaron el ambiente enrarecido. La gente los miraba como si fuera la primera vez que los veía, escuchaban con atención cada vez que hablaban y se mostraban recelosos. Como si estuvieran esperando a que dijeran o hicieran algo en concreto. Pero ellos no tenían ni idea de qué estaba pasando.

Cornelia Street [Volkacio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora