Capítulo 10: ellos mismos por completo

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—¿Estás seguro? —Horacio busca la mano de Volkov en los asientos traseros del vehículo y entrelaza los dedos con los suyos.

Como solían hacer antes, a escondidas de todo el mundo en la parte de atrás de un vehículo con cristales tintados. Con la misma dulzura y el mismo amor, pero también con el mismo miedo.

Están de camino al estreno de la nueva película de Volkov. Horacio, al igual que muchos de los actores o músicos famosos de Los Santos, ha sido invitado a asistir. Lo que probablemente nadie espera es que llegue junto a Volkov.

—Por supuesto que sí —contesta Volkov, dándole un apretón en la mano.

El coche está a punto de dejarlos en la alfombra roja y a ambos les va el corazón a toda velocidad. Los nervios hacen que ambos vuelvan a preguntarse si están tomando la mejor decisión, pero recuerdan la conversación que tuvieron horas antes y saben que es lo que ambos quieren hacer.

(Esa mañana:)

Volkov se levanta muy pronto, casi a tiempo de ver el amanecer. Horacio no, porque no trabaja ese día, pero él estaba tan nervioso que no era capaz de seguir durmiendo. A pesar de haberlo hecho las suficientes veces como para ya haberse acostumbrado, Volkov sigue poniéndose nervioso cada vez que asiste al estreno de alguna de sus películas. Saben que lo miran con lupa, tanto en su papel en la pantalla como en la imagen que da en la alfombra roja.

Y cada vez odia más la fama. Pensó que sería algo secundario, que a él le daría igual. Siempre actuó por el dinero y porque era lo que a su madre le habría encantado hacer, no por pasión o por la fama. Pero el efecto negativo de ella en su vida y en su carrera es cada vez más notable.

Se siente inseguro y criticado. Constantemente, pero ahora más que nunca. Odia las fotos y las entrevistas. Odia los rumores que Horacio lleva sufriendo desde antes siquiera de que ellos dos se conocieran y que sabe que, aunque no hablen mucho de ese tema, le hacen daño.

A veces se descubre a sí mismo soñando con una vida distinta.

Una en la que él y Horacio jamás fueron actores, jamás fueron famosos. Una en la que viven juntos y no tienen que asistir a ningún tipo de evento social, porque son dos personas normales que se aman y a nadie le parece extraño u ofensivo. Nadie hace comentarios al respecto ni intenta decirles cómo deberían sentirse.

Cuando Horacio se despierta, varias horas después, él ya se ha duchado y afeitado, y le ha hecho el desayuno. Pero es esa tarde, mientras ambos se están vistiendo para salir hacia el evento, cuando sale el tema de cómo van a tratar los rumores sobre que están juntos.

—No... lo había pensado —dice Volkov, lo cual no es correcto. Sí que lo ha pensado, lo ha pensado muchísimo, pero no ha llegado a una conclusión.

—Si llegamos juntos... vamos a confirmar lo que dicen —Horacio se abrocha los botones de la camisa uno a uno, centrando en ellos su atención, mientras Volkov se queda callado.

—¿Y tú... quieres eso? —pregunta Volkov. Horacio no sabe si Volkov espera escuchar una respuesta negativa o afirmativa, así que, en lugar de ser sincero, pregunta:

—¿Y tú? —el ruso tarda varios segundos en contestar. Se anuda la corbata frente al espejo, evitando la mirada de Horacio.

—Si es lo que tú quieres... sí —se gira para mirar a Horacio cuando su silencio empieza a extrañarlo.

—No quiero que... lo hagas porque es lo que quiero yo —dice, acortando la distancia entre ambos poco a poco—. Quiero... que tú hagas lo que te haga sentir más cómodo. Ya te dije que yo no necesitaba que fuera ahora, con tal de que- -

Cornelia Street [Volkacio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora