Vomito

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Letras presas en un alma que está hueca, buscando el remedio para dejar de rellenar una libreta de tristeza. Melancolía y necedad, destino indeciso y la cruda realidad, personas sin versos en sus vidas, sin sentires, sin un corazón latente a veces envidio a esa gente. Busqué el regazo en las noches más frías y solitarias, no encontré un brazo que me rodeara cuando moría. Aprendí a abrazar mis dolores en vivencias, en reflejar una imagen que no ven a simple vista, no conocen lo que llevo dentro sólo soy un espejo viejo en una tienda de empeños. Tragedias y fotos grises, era feliz y sonreía donde habían cicatrices, detesto lo que soy ahora, no me entretiene la canción de la emisora y más que humano soy un alma en salida de una aurora. La cama y los días, la cama y las semanas, la cama y las poesías y la cama sin alrededor ventanas. Las mañanas en mi vieja Habana las recuerdo movidas y a la vez aburrida cuando no había que hacer nada, las tardes monótonas, las noches solitarias, a dónde van mis ideas precarias que no desean volver al lugar del trauma. Ahora regreso a lo de siempre, alimento mis sandeces para escribir estupideces y ser esa parte del mundo que a nadie le entretiene y ser esa parte del mundo que tiene más de lo que el humano debe tener. Hay miles de islas perdidas en mí, con arena fina y un agua cristalina, hay montañas donde habitan los monstruos más aterradores, hay laureles repleto de flores, hay tumbas y hay calles vacías, hay rumba y también algo de pornografía. Son islas abandonadas, islas que no serán olvidadas porque nunca fueron recordadas y quién vendrá a esta isla si la forma de entrada es tan complicada como la de salida. La arena fina ahora está llena de pomos y bolsas de basuras, el agua cristalina está contaminada y los peces mueren en la orilla, las montañas y sus monstruos aterradores ahora se mudaron a otras islas y quedó un desierto donde ya no hay laureles con flores, las tumbas fueron profanadas y las calles vacías pues siguen vacías pero sin las luminarias, la rumba se fue a otro carnaval y dejaron una canción triste de Morat o tal vez un poema desolado de Cortázar, las pornografía ahora son pajas mentales y ni la salida del semen alivia mis dolores incontrolables. En fin disculpa señora planeta si le escribo hoy mis letras más tristes pero habito en esta esfera donde las nubes a veces son grises y yo soy un poeta que nunca fue de los que escriben y aman, siempre he sido de los que escriben con el alma.

Gritos de los 17 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora