¿Tago?

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Donostia. 362 días.

POV Ainhoa

Estaba tirada en la cama, la alarma que puse ayer antes de intentar dormir me acababa de despertar, hoy era el día, en unas pocas horas Luz estaría recogiéndonos a mí y a mis hermanos para visitar Rex, eso a lo que ella llamaba casa.

No tuve mucho tiempo para pararme a pensar en todo lo que iba a conllevar adentrarme más en el mundo del que siempre he rehuido ya que los dos tiestos que tengo por hermanos entran como locos en mi habitación subiéndose a mi cama.

—¡Tata hoy vamos a conocer a niños como nosotros!

—¡Y vamos a poder jugar con ellos!

Aritz y Álvaro. Álvaro y Aritz. Las dos personas que ocupan mis pensamientos todo el tiempo, siempre trato de hacerles la vida un poco más amable, no es fácil ser diferente y menos cuando tienes 12 años, yo lo sabía por experiencia propia. Son las únicas personas por las que daría la vida, de hecho hoy empezábamos una nueva por ellos.

—No sé nada renacuajos, tendréis que esperar hasta que lleguemos, de momento vamos a desayunar y a prepararnos que no quiero hacer esperar a Luz ¿vale? Anda venid aquí -los atraje a mis brazos les dí un beso en la frente a cada uno y nos pusimos en marcha.

POV Luz

¿Sabéis esa sensación de no poder dormir porque quieres que llegue mañana? Pues eso mismo me había pasado a mí esta noche, no pude parar de dar vueltas y más vueltas a la cama. Sólo podía pensar en que después de tanto tiempo íbamos a poder tener a gente nueva en la casa, desde el último gran enfrentamiento hubieron muchas bajas y fueron pocos los que aceptaron quedarse en Rex.

La mayor parte de mis compañeros dieron sus vidas por los más pequeños de la casa, hoy sólo quedamos Leire, Eric, Fina, Lucas, Sara y yo, en efecto, cada vez que hacemos trabajo de campo me toca ir sola y no es algo agradable, sólo de pensar que puede que hoy Ainhoa y sus hermanos por supuesto se nos unan me hace terriblemente feliz.

—¡Luz! ¡Que vas a llegar tarde!

—Ya voy, ya voy -bajé las escaleras del porche de un salto, a punto estuve de desparramar todo el café del termo por el lugar- Ya estoy. -intentaba abrir con dificultad la puerta del conductor del coche, iría en moto pero son unos pocos y obviamente no cabemos- ¿Veis? Siempre puntual

—Por muy poquito bichillo -ríe Mónica al verme intentar abrir la puerta teniendo las manos hasta arriba de cosas- Los bolsos están para algo

—Bah, ya sabes que no me gusta llevar bolso -porfin pude abrirla.

—Existen las riñoneras y las mochilas pero bueno -alzó las manos en signo de rendición ante mi cabezonería- Luz, intenta que los niños no utilicen los poderes hasta pasar la barrera ¿vale? Pueden haber puesto detectores por la carretera, o incluso la ciudad

—Estaré pendiente no os preocupeis

—Y recuerda cariño que esto es nuevo para ellos y sobre todo para ella, no te vengas muy arriba porque puedes agobiarla pequeño terremoto -me advertía Ana en lo que me subía al coche.

—Tenlo muy en cuenta porque es a ella a quien hay que convencer, ten cuidado en la carretera Luz y cuando hayas llegado nos avisas con la pulsera -Mónica me dió un beso en la cabeza a modo de despedida.

—Que sí mamis, me voy que si es por vosotras no arranco -me sonrieron y yo les sonreí de vuelta, son las mejores.

Arranqué mi Ford Scorpio rojo y encendí la radio antes de pisar el acelerador.

POV Ainhoa

Bajé rápido por las escaleras de mi casa al oír el pitido del coche de Luz, al abrir la puerta la ví apoyada en su coche, la noche anterior no me dió tiempo a fijarme pero la verdad es que tiene la cara de alguien que no ha roto un plato en su vida, muy irónico, sobre todo teniendo en cuenta el espectáculo que montó para llegar a hablar conmigo.

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