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— ¡Taehyung, necesitas que alguien te de un buen polvo!

Kim Taehyung se estremeció al escuchar el grito de Jimin en mitad del pequeño Café de Nueva Orleans, donde se encontraban comiendo y hasta hace un momento mantenían una amena plática.

Desafortunadamente para él, la voz de su amigo poseía un encantador timbre agudo que podía hacerse oír incluso en mitad de un huracán. Las repentinas palabras del joven de cabellos rosados fueron seguidas de un silencio por gran parte de los comensales en las mesas cercanas.

Al echar un vistazo, Taehyung percibió el instante en que las personas dejaban de hablar, y se giraban para observarlos con mucho más interés del que estaba dispuesto a soportar.

¡Jesús! ¿Aprenderá alguna vez Park Jimin a hablar en voz baja? O peor aún ¿Qué será lo próximo que haga? ¿Quitarse la ropa y bailar desnudo sobre las mesas?

Otra vez.

Incontables veces desde que se conocieron, Taehyung deseaba que Jimin pudiese sentirse mínimamente avergonzado, pero su vistoso y a menudo extravagante amigo no conocía el significado de la palabra discreción.

Se tapó la cara con las manos e hizo lo que pudo por ignorar a los curiosos mirones. Un deseo irrefrenable de deslizarse bajo la mesa, acompañado de una urgencia aún mayor de darle una buena patada a su acompañante, lo consumían.

— ¿Por qué no hablas un poquito más alto, Jimin-ah? —murmuró— Las personas en Canadá no escucharon claramente.

— Oh, no lo sé —dijo un apuesto camarero de piel pálida, ojos oscuros y un inusual aspecto de gatito, al detenerse junto a su mesa robando la atención de ambos amigos—. Seguramente se dirigen hacia aquí mientras hablan, no les gustaría quedarse con la intriga

Un calor abrasador invadió las mejillas de Taehyung siendo demostrado a través de una notorio sonrojo mientras eran escaneados el joven que apenas parecía un par de años mayor que ellos, aunque debía admitir que esa diabólica y divertida sonrisa en sus delgados labios lucía muy atractiva.

—¿Puedo ofrecerles algo más? —preguntó, y después miró directamente a Jimin—. O para ser más exactos, ¿hay algo que pueda hacer por usted?

"¿Qué tal una bolsa con la que taparme la cabeza y un garrote para golpear a Park Descarado Jimin?"

—Creo que ya hemos acabado —contestó Taehyung con las mejillas ardiendo. Definitivamente, mataría a su querido amigo por esto— Solo necesitamos la cuenta.

—Muy bien, entonces —dijo sacando la nota, y escribiendo algo en la parte superior del papel. La colocó justo delante de Jimin— Si gustas compañía para terminar esta conversación, no dudes en usarlo.

Una vez el camarero se marchó, Taehyung se dio cuenta de que había anotado su nombre y su teléfono en la parte superior del papel; por primera vez en minutos, que parecieron horas, pudo sonreír tranquilo. Apenas si estaba notando el largo silencio que había hecho su amigo y ahora juraba que pudo ver un tenue rosa en sus mejillas además de que sus ojos siguieron por unos segundos al joven mientras este se iba.

—Al menos uno de nosotros ganó algo con todo esto —le dijo Taehyung, reprimiendo una risa mientras calculaba el importe de la mitad de la cuenta con su Palm Pilot— Deberías conservar eso, estoy seguro de que quieres usarlo.

Jimin ignoró las palabras de su amigo y se dedicó a buscar el dinero en su bolsillo en un intento de recuperar la compostura que ese bello joven le había robado.

—Lo haré porque puedes necesitarlo tú, ¿acaso dirás que no te parecía al menos lindo?

—Es más que eso —corrigió Taehyung— Pero creo que voy a pasar, no es mi llamada la que estará esperando. Seguro ustedes harán buena pareja, al parecer tiene tan poco filtro como tú.

Dios del Placer [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora