Epílogo

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Un año después.

Jeongguk abrió la puerta de la habitación del hospital. Junto a su madre y a Jimin, entró sin hacer ruido, ya que no quería molestar a Taehyung si estaba descansando.

El miedo lo atenazó al verlo tumbado en la cama. Su aspecto lo aterrorizaba, estaba muy pálido y parecía indefenso.

No podía soportar verlo a sí.

Taehyung era su fuerza. Su corazón. Su alma. Todo lo que era bueno en la vida. La idea de perderlo le resultaba insoportable.

Taehyung abrió los ojos y les sonrió.

— Hola —dijo en un susurro.

— ¡Hola guapo! —le contestó Jimin— ¿Qué tal estás?

— Exhausto, pero muy bien.

Jeongguk se inclinó y lo besó.

— ¿Necesitas algo?

— Tengo todo lo que siempre he deseado —le contestó él con el rostro radiante.

Jeongguk le sonrió.

— Bueno, ¿dónde están mis nietos? —preguntó Afrodita.

— Se los han llevado para pesarlos —contestó Taehyung.

Y, como si las hubiesen llamado, las enfermeras entraron en ese instante empujando las cunas. Comprobaron los brazaletes de Taehyung y los de los bebés y salieron en silencio.

Jeongguk se apartó del lado de Taehyung lo justo para coger en brazos a su hijo con mucho cuidado. La alegría lo inundó al acunar al diminuto bebé.

Taehyung le había dado mucho más de lo que jamás imaginó que tendría. Y mucho más de lo que se merecía.

— Él es Jimin Alexander —dijo mientras lo depositaba en brazos de Afrodita para coger a su hija— Y ella es Venus Alexander —y la colocó sobre el otro brazo de su madre.

Los labios de Afrodita comenzaron a temblar cuando miró a su nieta.

— ¿Le has puesto mi nombre?

— Los dos quisimos hacerlo —le dijo Taehyung.

Las lágrimas brotaron de los ojos de la diosa mientras contemplaba a sus dos nietos.

— ¡La de regalos que tengo para ustedes!

— ¡Mamá! —la interrumpió Jeongguk con brusquedad— Por favor, nada de regalos. Tu amor será suficiente.

La diosa se limpió las lágrimas y soltó una carcajada.

— De acuerdo, pero si cambias de opinión, dímelo.

Taehyung observó a Jeongguk mientras éste acariciaba la cabeza de Jimin. No lo habría creído posible pero, en ese momento, lo amaba aún más que antes.

Cada día pasado junto a él había sido una bendición.

— ¡Ah, por cierto! —exclamó Jimin mientras cogía a Venus de los brazos de Afrodita— Fui ayer a la librería y Príapo no estaba. Hace unos días que hubo luna llena. ¿Alguien quiere apostar a que en estos momentos está practicando sexo salvaje y desenfrenado con alguien?

Todos se rieron.

Excepto Jeongguk.

— ¿Te pasa algo? —le preguntó Taehyung.

— Supongo que me siento un poco culpable.

— ¡¿Culpable?! —exclamó Jimin con incredulidad— ¿Por Príapo?

Jeongguk señaló con un gesto a Taehyung y a los niños.

— ¿Cómo podría guardarle rencor? Sin su maldición jamás habría llegado a esto. Fue una pesadez pero debo admitir que mereció la pena.

Todas las miradas se clavaron, expectantes, en Afrodita.

— ¿Qué? —preguntó ella con fingida inocencia— ¡No me digas que quieres que lo libere! Ya te lo dije, lo haré cuando aprenda la lección...

Jimin meneó la cabeza.

— Pobre Príapo —dijo dirigiéndose a Venus—. Pero fue un chico muy, muy malo.

La puerta se abrió en ese instante y una enfermera se asomó, indecisa.

— ¿Doctor Alexander? —se dirigió a Jeongguk—, hay una pareja aquí fuera que dicen ser familiares suyos. Ellos... mmm... —bajó la voz hasta hablar en un murmullo— son moteros.

— ¡Eh, Jeongguk! —lo llamó Eros desde detrás de la enfermera—. Dile a Atila que somos de fiar para que podamos entrar a babear sobre los bebés.

Jeongguk soltó una carcajada.

— Está bien —le dijo a la enfermera—. Es mi hermano.

Eros le hizo una mueca burlona a la mujer mientras entraba a la habitación junto a Psique.

— Que alguien me recuerde que tengo que dispararle una flecha de la mala suerte al salir —comentó mientras la enfermera cerraba la puerta.

Jeongguk lo miró con una ceja arqueada.

— ¿Tengo que confiscarte de nuevo el arco?

Eros le contestó con un gesto grosero y se acercó a Jimin para tomar en brazos a Venus.

— ¡Oh! Preciosa rompecorazones que vas a ser. Apuesto a que vas a tener a montones de niños corriendo detrás de ti.

Jeongguk perdió el color del rostro y miró a su madre.

— Mamá, hay un regalo que me gustaría pedirte.

Afrodita lo observó, esperanzada.

— ¿Te importaría hablar con Hefesto para que hiciera un cinturón de castidad apropiado para Venus?

— ¡Jeongguk! —balbuceó Taehyung con una carcajada.

— No tendría que llevarlo durante mucho tiempo, solo treinta o cuarenta años.

Taehyung puso los ojos en blanco.

— Menos mal que tienes a tu papi —le dijo al bebé que Eros sostenía—, porque papá Jeongguk no es nada divertido.

Jeongguk alzó una ceja con un gesto arrogante.

— ¿Que no soy divertido? —repitió— Divertido... eso no es lo que dijiste el día que concebiste a estos dos...

—¡Jeongguk! —exclamó Taehyung con el rostro arrebolado. Pero ya hacía tiempo que sabía que era incorregible.

Y lo amaba tal y como era.

Estado: Enamorada de su amor

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Estado: Enamorada de su amor. Finalmente acabamos con la historia original, el siguiente extra es de mi autoría así que si no gustan leerlo, no afectará a la lectura. Para los que se quedan hasta aquí espero que les haya gustado tanto como a mí, hasta la próxima.

-Annie

Dios del Placer [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora