15

30 5 0
                                    

3/5

Jeongguk mantuvo la distancia entre ellos lo que quedaba del fin de semana.

Por mucho que Taehyung intentara derribar la barrera que lo rodeaba, él lo apartaba sin dudarlo.

Ni siquiera quería que le leyera.

Totalmente descorazonado, se fue al trabajo el lunes por la mañana, pero ni siquiera debería haberse molestado en acudir a la consulta. No podía concentrarse en otra cosa que no fuesen sus celestiales ojos oscuros, cargados de confusión.

— ¿Taehyung Alexander?

Taehyung alzó la mirada del escritorio y vio a una mujer rubia, increíblemente hermosa, de poco más de veinte años que estaba parada en el hueco de la puerta. Parecía que acababa de salir de un desfile de moda en Europa, con aquel traje de seda roja de Armani y las medias y los zapatos a juego.

— Lo siento —le dijo Taehyung— Mi hora de visitas ha acabado. Si quiere volver mañana...

— ¿Tengo aspecto de necesitar a un sexólogo?

A primera vista, no. Pero claro, Taehyung había aprendido hacía ya mucho tiempo a no hacer juicios apresurados sobre los problemas de la gente.

Sin que la invitara, la mujer entró tranquilamente a su consulta con un andar presuntuoso y elegante que le resultaba extrañamente familiar. Caminó hacia la pared donde estaban colgados los títulos y certificados de Taehyung.

— Impresionante —le dijo. Pero su tono expresaba todo lo contrario.

Se volvió para observar concienzudamente a Taehyung y, por la mueca burlona en su rostro, supo que la mujer lo encontraba seriamente deficiente.

— No eres lo bastante hermoso para él, ¿sabes? demasiado bajo y demasiado rechoncho. ¿Y dónde has encontrado ese pantalón?

Completamente ofendido, Taehyung adoptó una postura rígida.

— ¿Cómo dice?

La mujer ignoró su pregunta.

—Dime, ¿no te molesta estar cerca de un hombre como Jeongguk, sabiendo que si tuviera oportunidad, jamás querría estar contigo? Tiene un cuerpo tan bien formado, es tan elegante... Tan fuerte y cruel... Sé que nunca antes has tenido detrás de ti a un hombre como él y jamás volverás a tenerlo.

Atónito, Taehyung no era capaz de hablar.

Y tampoco tuvo que hacerlo; la mujer siguió sin detenerse.

—Su padre era como él. Imagínate a Jeongguk con el pelo oscuro, un poco más bajo y de apariencia más vulgar, no tan refinado. Pero aún así, ese hombre tenía unas manos que... Mmm... —Sonrió pensativamente con la mirada perdida— Por supuesto Diocles tenía todo el cuerpo marcado por horribles cicatrices de las batallas, tenía una espantosa que le atravesaba la mejilla izquierda —Entrecerró los ojos con ira— Jamás olvidaré el día que

intentó marcar a Jeongguk con una daga para hacerle esa misma cicatriz. En ese momento hubiera deseado que viviera lo suficiente para arrepentirse de esa infracción pero me aseguré de que no lo hiciera. Jeongguk es físicamente perfecto y jamás permitiré que nadie estropee la belleza que yo le di —La fría y calculadora mirada que Afrodita dedicó a Taehyung hizo que éste se estremeciera— No compartiré a mi hijo contigo.

La posesividad de las palabras de la diosa despertó la ira de Taehyung. ¿Cómo se atrevía a aparecer ahora y a decir tal cosa?

— Si Jeongguk significa tanto para ti, ¿por qué lo abandonaste?

Dios del Placer [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora