—Así que, ¿estás durmiendo más?HanBin miró hacia la mujer con una ceja enarcada, no habían hablado mucho. Nunca lo hacían de hecho. Por lo que, no le sorprendía que luego de saludarlo, su pregunta fuera de esa índole. Fue directa, preguntando lo que quería saber.
—Seis horas.— informó sin más, viendo el lugar sin mucho interés.
—Es un progreso.— admitió en un tono apacible y una sonrisa serena pero genuina—. Y uno muy bueno, ¿qué tal está tu ánimo?
—¿En qué sentido?
—¿Más calmo?— quiso saber—. Tus arranques, ¿qué tal vas con eso? ¿más controlado?
—No podría decir que estoy más tranquilo pero tampoco estoy desenfocado.— admitió cuando sus ojos volvieron estar en los contrarios—. Y con respecto a mis "arranques", no creo que hayan cambiado demasiado.
—¿Sigues siendo agresivo sin sentido?
—Sí.
La mujer asintió, tomándose un tiempo de anotar quién sabe qué en su libreta siempre fiel. HanBin resopló y se fijo en un calendario colgado en la pared a su izquierda. Realmente no había nada interesante allí, pensó con ojo crítico. Paredes de un gris opaco, diplomas, dos cuadros de paisajes abstractos suponía él, no sabía mucho de arte. Un escritorio mediano de madera oscura, sofás y una alfombra con diseños horribles.
«¿Se supone que esto debe ser acogedor?».
El sentido de decoración de la mujer podría apestar, pero prefería eso a la típica habitación de paredes total y ridículamente blancas. El blanco no le gustaba, le irritaba y si era un tono brillante hacía sus ojos doler. No le trasmitía paz tampoco. Aunque su inconsciente admitía que se veía bien en alguien.
—¿HanBin?— llamó la castaña, haciendo al nombrado parpadear y mirarla de regreso—. No eres agresivo o grosero sin sentido, ¿de acuerdo?— el hombre enarcó una ceja, no comprendiendo—. Para cada acción hay un porqué, un detonante que las impulsa a ser. Todo tiene una explicación.
—Ya he oído eso antes.
—¿Algún otro...?
—No, no. Hao.— aclaró fijándose en el retrato familiar que la mujer tenía sobre su escritorio—. Él dijo lo mismo o algo parecido. «Las acciones humanas tienen un porqué».
—Y no está equivocado.— aseguró con una sonrisa que el hombre no vio—. Existen acciones de las que somos conscientes y de aquellas que no. Eso no significa que vengan de ningún lado, nuestro cerebro las ejecuta bajo una razón valida. Protegernos o conservarnos.— explicó lo más sencillo posible—. Podemos no saber porqué pero siempre hay uno. Un trauma, un acto inconsciente o un mecanismo de defensa.
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Real Engagement « HaoBin »
Fiksi PenggemarZhang Hao tenía modales destacables, ignorando su título real. El naturalmente era un chico cordial y educado, amable y algo risueño. Más no perfecto. El joven príncipe tenía muchas faltas a pulir, su impulsividad por ejemplo, su pequeño mal genio...