—¡Vamos Jiseokkie! —Jooyeon lo sacudió con emoción, haciendo el mudo trastabillara. —Vayamos a comer un helado. —Jooyeon aplaudió, sonriendo ampliamente.
Al día siguiente, Jooyeon estaba empeñado en hacer sentir mejor a Jiseok. A lo largo de la mañana, le había regalado dulces, le había hablado muchísimo y sonreído aún más, pero no había logrado absolutamente nada. El chico seguía con esa aura de tristeza que había cargado esos días.
Jiseok solo negó.
Desde que Seungmin no había vuelto a aparecer, Jiseok solo se comunicaba con negaciones y asentimientos. Ya dudaban siquiera si traía su cuaderno en la mochila.
—Jiseok, quizá quiera irse a clases, Joo. —dijo Hyeongjun.
—¡A la mierda las clases! ¡Jiseok quiere helado!
El mudo se encogió de hombros.
Los otros dos se miraron. No había caso.
Jiseok estaba deprimido a causa de Seungmin, y la única persona que podía animarlo era él, aunque ni siquiera tenían señales de vida.
—¡Chicos!
Los tres miraron hacia Gunil, quien venía a paso apresurado con unos papeles en su mano.
—Buenas tardes. —habló cuando ya estaba frente a ellos. ¿Saben por qué Seungmin se cambiará de escuela?
Los tres chicos no tenían palabras.
Jiseok sintió su corazón romperse, sus ojos se llenaron de lágrimas.
—¿Qué? —preguntó Jooyeon.
—Su madre acaba de venir para hacer los trámites. —alzó un poco los papeles. —Tengo que certificar el pase todavía, pero no lo entiendo... Seungmin es muy buen estudiante, le va muy bien en todas las materias. No sé por qué querría cambiarse, así que les quería preguntar si tuvo algún problema o algo así...
Gunil miró a Jiseok y supo que había dicho algo malo cuando el chico mudo comenzó a llorar.
—Oh, Jiseokkie, no, lo siento, yo no...
Pero Jiseok lo había empujado y había salido corriendo antes de que pudiera siquiera acercarse.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
