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—Garras fuera.—ordenó después de entrar por la ventana—Ten—Adrien le dió un pedazo de Camembert.

—Para mejorar el día no hay nada mejor que un pedazo de queso.—bromeó Plagg para animarlo.

—Por Dios, ni en las peores situaciones dejas tu obsesión por el queso—el muchacho caminó hasta su sillón.

—El queso es vida, es cómo el aire que necesito para vivir. Es la razón de mi existencia.—el kwami abrazó el queso como su objeto más preciado.

—¿Puedes dejar de ser tan dramático? Tenemos cosas más importantes en que pensar.—se dejó caer—¿Puedes creerlo? El guardián le dió a Ladybug la posibilidad de escoger quiénes serán los otros superhéroes para apoyarnos cuándo aparezca nuevamente Hawk Moth.

—Ya lo sabía.—se llevó el queso a la boca.

—¿Cómo es posible que lo sabías desde antes?

—Porque desde antes de elegirlos como portadores, el guardián sospechaba  que Hawk Moth en algún momento traería más desastre del que ya ha hecho, —se puso delante de Adrien—y cuando eso pasará Tikki debía llevarla con él.

—Y eso significa que Gorila y toda esa gente regresarán. —se alegró—No todo está perdido.

—Adrien,—Nathalie tocó la puerta—tu padre te espera en su estudio.

—Voy enseguida, Nathalie.—tomó aire y se preparó para ir.

Mientras caminaba hasta la oficina de su padre se preguntaba qué deseaba.

—¿Padre?—abrió la puerta y se encontró con Gabriel mirando hacia la pintura de su madre.

—Oh, hijo, adelante.—hizo una señal para que Adrien se acercará a él—Te he sentido un poco triste por lo que le sucedió a tu guardaespaldas, así que he querido animarte un poco.

Adrien lo miró dubitativo.

—He arreglado para que seas la nueva cara de la revista Holiday.—expresó sonriente—El guapo y jóven hijo del renombrado diseñador Gabriel Agreste estará en la portada de la edición del próximo mes. ¿No te alegrá?

Adrien enfureció al instante y apretó los puños.

—¿Crees que esto me hará feliz? Ya no quiero ser modelo, estoy cansado de eso.—respondió furioso.

¿Después de tantos años en los que Gorila trabajo con nosotros lo olvida tan fácil? ¡Ni siquiera parece importarle!

Aún eres menor de edad y mientras sea así harás lo que yo te diga.—respondió Gabriel mientras tocaba el anillo plateado que traía en el dedo anular.

Adrien tenía el impulso de responder a su padre que no lo haría, pero a diferencia, simplemente asintió.

—Sí, padre.—agachó la cabeza.

—Eso es.—Gabriel lo abrazó—Después de esto te pediré un último favor, y luego, te librarás de tu carrera de modelo.

—¿Un último favor?

—Lo sabrás en su momento.—el diseñador lo soltó y giró hacia la pintura de Emilie—Puedes irte.

Adrien quiso decir algo más, pero las palabras no le salieron y volteó a la puerta.

—Adrien, olvidé un detalle.—Gabriel lo volteó a ver justo antes de que saliera—Tendrás algunas fotos con Kagami.

El chico no dijo más y salió en dirección a su cuarto.

—Por eso actuaba así,—cerró con enojo la puerta de su habitación—ese amor de padre no es sólo porque sí. Pero no importa cuánto quiera decirle que no, siempre termino haciendo lo que quiere. ¿En serio algún día me dejará liberarme de ser modelo?

Un gato negro entró por la ventana.

—¿Qué haces tú aquí?—el gato corrió por  la habitación —¡Espera!—intentaba atraparlo.

El gato corría sobre su sillón y su futbolito, encima de la consola de videojuegos y por el escritorio, pasando encima de las pantallas de su computadora.

—Creo que entre más vayas tras él, más correrá.—señaló Plagg.

Adrien se detuvo y el gato también, este se sentó y lo miró directamente. Al chico le dió la impresión de que el gato se burlaba.

—Gatito bonito, no te haré daño.—se acercó con lentitud.

—Miau.—el gato salió despavorido por la ventana pero antes tiró una foto de Adrien con sus padres cuando era pequeño.

—Demonios.—maldijó y recogió la foto que se había quebrado.

—Recuerda que siempre te vamos a amar, no importa si estamos lejos o cerca,—Emilie tomó la pequeña mano de Adrien, que estaba mojada por jugar con el agua de la fuente—siempre estaremos contigo.

—No importa lo qué pase, hijo. Tus padres siempre te van a proteger.—Gabriel los rodeó con sus brazos y los tres se abrazaron.

Adrien, a pesar de lo duro que fue, aprendió a sobrellevar la muerte de su madre, lo tuvo que hacer sólo porque su padre se encerró en su propio dolor y se olvidó de que lo necesitaba. Por eso el chico había encontrado cierto refugio en el parque, en especial en esa fuente, dónde sus padres solían llevarlo y había pasado de los recuerdos que más añoraba de su infancia.

Plagg, las garras.

Cat Noir salió por la ventana, una vez fuera se ocultó detrás de un árbol para regresar a ser Adrien. Se puso una gorra y unos lentes de sol, no quería que alguien lo reconociera y comenzarán a perseguirlo.

Fue a la Plaza de los Vosgos y se sentó en la orilla de la fuente. Diversos recuerdos, algunos vagos y otros claros, regresaron a su mente. No siempre le pasaba, pero ese era uno de esos días en los que extrañaba demasiado a su madre.

—Amo verte tan feliz.—decía Emilie mientras lo alzaba y le daba vueltas por los aires.

Adrien sin darse cuenta, miraba fijamente hacia algún punto perdido en sus pensamientos.

—¿Estás bien?—preguntó un chico alto y con cabellos azules.

—Emm...sí, estoy bien.—Adrien levantó la vista y se encontró con Luka—¿Sucede algo?—estaba sorprendido de volverse a encontrar con él.

—Disculpa si te asusté, sólo que tiraste tu celular.—le entregó un iPhone plateado que Luka dedujo, era bastante caro—Ten más cuidado.

Adrien ni siquiera se percató en que momento lo tiró por estar tan sumido en sus pensamientos.

—Gracias.—sonrió.

Adrien tuvo ganas de platicar con él, lo sentía ya como un amigo después de su anterior charla. Pero Luka no sabía quién era en realidad Cat Noir.

—¿Pasa algo?—Luka observó que Adrien quería decirle algo.

—No, no sucede nada.—negó.

—Disculpa la pregunta, ¿te gusta la música?—se atrevió a decir—Tengo una banda y pronto nos presentaremos, necesitamos gente que nos vaya a ver. Habrá bebidas gratis.

A Adrien le extraño que de la nada le haya propuesto aquello sin conocerlo.

—¿Tienes una banda?—fingió no saber sobre la banda de Luka.

—Así es, sé que es raro que un desconocido te invite a ver a su grupo—Luka se rascó la oreja—pero tengo una habilidad para saber cuándo una persona sabe apreciar la música y creo que lo eres.

—Vaya, qué buena habilidad tienes.—rió—Pero suena cool, quizás vaya.

—Es aquí.—Luka le entregó una tarjeta con la dirección del lugar.—Es la próxima semana, no será un gran show, habrá más bandas pero la que llevé más gente a verla ganará un premio. Al llegar di que vas por parte de Kitty Section, también lleva más amigos.

—Gracias.—Adrien se guardó en el bolsillo la tarjeta.

—Por cierto, ¿cuál es tu nombre?

—Es...—el rubio pensó por varios segundos si decir la verdad o no—Félix.—dijo el primer nombre que atravesó por su mente.

—Mucho gusto, Félix. Soy Luka.—le extendió la mano.

Mi Pequeño Secreto (Lukadrien)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora