CAPÍTULO 42. FINAL.

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CAPÍTULO 42. FINAL.

Amaranta, parada frente al espejo mirándose lo hermosa que estaba en su vestido de novia.
Su madre y suegra la ayudaban con los últimos detalles.
— Estás hermosa hija mía.
— Gracias madre, gracias por todo ese amor y protección que me diste siempre.
— Y lo seguiré haciendo mi niña, mientras estemos aquí, tu padre y yo estaremos para ustedes.
— Y puedes contar conmigo sienpre mi niña, eres mi hija desde el momento en que mi hijo te escogió para ser su esposa.
— Gracias Kiara, gracias por ser linda conmigo siempre.
La nana Sofía entró a la habitación y dio un abrazo a su niña convertida ya en madre de cinco y vestida de novia.
— Mi chiquita, te cargué en mis brazos y ahora, ahora veo a tus hijos crecer.
— Nana querida, te vas conmigo, serás otra abuela de mis terremotos.
— Por supuesto que sí, bien hija, tu padre está ahí fuera esperando para entrar.
— Hazlo pasar nana,
Nana Sofía abrió la puerta y entró Stéfano.
Caminó hasta ella y sonrió.
— La más pequeña de mis hijas la entregaré hoy en el altar, estás hermosa mi pequeña consentida.
— Papito, mi papá bello.
Expresó Amaranta con todo el amor que sentía por su padre.
— Dios te bendiga siempre hija.
Stefano dio un beso en la frente, le ofreció su brazo para llevarla.
Salieron de la habitación y bajaron. Todos estaban en la catedral esperando por la novia, Salvatore estaba muy impaciente.
— Tranquilo hijo, las novias saben tardar mucho. — Trataba de calmarlo Donatello.
— Estoy nervioso padre, ¿y si se arrepiente?
— ¿Como piensa en eso? Ya son una familia, tienen hijos ¿Como crees que va a huir? Ya está viniendo, tu madre ya me avisó.

Amaranta subió a la limusina que le llevaría, el recorrido fue rápido y seguro, la limusina se estacionó frente a las puertas de la catedral, Stefano bajó primero y ayudó a Amaranta a bajar del vehículo, y tras ellos la limusina que lleva a los pequeños De la Rosa Pierre, sus hijos bajaron y se encaminaron por el pasillo lleno de pétalos, Páris y Aroa de diez años caminaron seguidos por Iam Mattias y Gian Marconi de cuatro años, y Nana Sofía lleva en brazos a Janely Asull de dos meses de nacida.
Amaranta del brazo de Stefano, a paso lento caminaron acompañados de la marcha nupcial, Salvatore la miró y una enorme sonrisa se dibujó en su rostro.
— ¡Dios! Que hermosa se ve.  — Susurró para su mismo.
— La espera terminó hijo mío.
— Si padre, y gracias por estar siempre para mí.
— Siempre hijo mío. Dio un abrazo y se alejó al ver qué Amaranta se acercaba.
Stefano miró fijamente a Salvatore, tomó la mano de su hija y luego la de el.
— Salvatore, por segunda vez te entrego a mi hija, cuídala, protege la, y ámala, por qué si vuelves a descuidar la, ten por seguro que está vez no los encontrarás.
— Con mi vida si es necesario Stefano, los cuidaré con mi vida siempre. — Respondió Salvatore mirando a Amaranta.
— Hija mia, te entrego a tu esposo, y recuerda, siempre que estaremos ahí para ti.
— Lo sé padre mío, siempre está presente en mi.
Stefano dio un beso en la gente de su hija y fue a su lugar, el sacerdote empezó la ceremonia, ante todos los presentes.

— Estamos aquí reunidos para celebrar la unión de Amaranta Pierre D'Alessio y Salvatore De la Rosa.
Unidos por el amor, hoy sellaran una promesa de respeto y fidelidad mutua.
El sacerdote continuó con el sermón y pidió a los novios decir sus votos matrimoniales.
— Salvatore, Amaranta, digan sus votos y promesas.
Salvatore se giró frente a Amaranta, cogió  sus manos y empezó hablar.
— Amaranta te amé desde muy joven, te amé en la oscuridad de mis sentimientos negativos, fuiste mi luz, te amo por qué con esa luz me llevaste  de la  mano y me sacaste de esa oscuridad, te amaré por qué fuiste, eres y serás el amor de todas mis vidas, y es por eso que hoy estoy aquí, ante Dios y ante todos para reafirmar mi promesa de amor hacia ti. Yo, Félix Salvatore De la Rosa, prometo amarte, todos los días de mi vida, respetarte, de estar junto a ti en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en la prosperidad y en la adversidad,  serte fiel, hasta el último día de mi vida. Toma recibe este anillo como señal de mi eterno amor  y fidelidad.
Colocó el anillo en su dedo y dio un beso en su mano.
— Una tarde y con los pies descalzos estaba recorriendo la inmensa extensión del mar, en mi inocencia deseé un amor así de inmenso, y de pronto miré en la distancia y te vi, vi mi futuro pasar ante mis ojos y vi tu rostro en el, entonces decidimos atarnos con nuestro hilo del destino, y  aunque la vida nos llevó por caminos diferentes, nuestro hilo jamás se rompió, y el destino nuevamente te llevo a mí, y aquí estamos, aquí estoy. Yo, Amaranta Cristea Pierre D'Alessio, ante Dios y los hombre para reafirmar mi promesa, la promesa de ir al encuentro de amor, un amor que a superado la adversidad y hoy vivimos la prosperidad, que sanó a la enfermedad del corazón, y ahora estamos aquí, puntuales a nuestra lugar de reencuentro reafirmando nuestra promesa de amor, recibe este anillo como señal de que seré tuya y te seré fiel eternamente, bueno casi fiel, por que jamás dejaré a mi amante enmascarado. — Salvatore sonrió con las últimas palabras que Amaranta pronunció en susurros.
— Lo que Dios a unido no lo separa el hombre. Salvatore y Amaranta, están aquí libre y voluntariamente para unirse en sagrado matrimonio.
—  Si, estamos aquí libre y voluntaria mente para unirnos en matrimonio. — Respondieron al unísono.
— Si están aquí libre y voluntaria mente, pregunto.
Félix Salvatore De la Rosa, aceptas como esposa a Amaranta Cristea Pierre D'Alessio, para hacerla tu esposa, amarla y respetarla, y serle fiel.
— Si, acepto.
— Y tu Amaranta Cristea Pierre D'Alessio, aceptas como esposo a Félix Salvatore De la Rosa, para hacerlo tu esposo, amarlo y respetarlo, y serle fiel.
— Si, acepto.
— Lo que Dios unió en matrimonio, no lo separa el hombre, los declaro marido y mujer, puedes besar a tu novia.
Salvatore unió sus labios en un  beso sellando su promesa de amor.
Los aplausos se escucharon, todos felicitaron a los novios y fueron a la recepción.
Todos disfrutaron estar nuevamente reunidos entre familiares y amigos más íntimos.
Mario Luis, llegó para felicitar a sus amigos.
—  Felicidades AmiCris, Salvatore, me alegra mucho sabemos unidos y felices.
— Gracias Mario Luis, tiempo si verte, ¿Donde has estado todo este tiempo?
— En Francia, soy dueño de un centro ecuestre.
— Que bien, te haré socio de que compre y serás tú el administrador. — Hablo Salvatore.
—  Lo hablaremos, después ahora disfruten de su momento.
Mario Luis dejó a los novios y caminó en dirección al jardín.
Parado frente a la inmensa piscina fumando un cigarrillo electrónico, y metido en sus pensamientos no se fijó en quien estaba tras él, se gira y caen enredados en la piscina.
Logró salir con ella en brazos a la orilla.
— ¿Te volviste loco? Arruinaste mi noche, mirá cómo estoy.
— Disculpa, no me fijé, y además ¿que hacías tras de mi?
— Te confundí, creí que eras .. Ay sabes que olvídalo, imbécil.
— ¿Imbécil yo? La loca eres tú qué confundes a los hombre y dices que ... ¿sabes que? olvídalo.
Por otro lado en la recepción, Adhara llegaba junto a su esposo, a felicitar a su gemela.
— Felicidades a mi hermanita hermosa, se feliz te lo mereces. — Expresó Adhara abrazando a su gemela.
— Gracias mi gemela, gracias por ser mi otro yo.
— Siempre serás mi consentida, y siempre te protegeré, se feliz así como lo soy yo junto a... — Dijo Adhara mirando en dirección a su esposo.
Sus palabras fueron interrumpidas por un feliz y sonriente Salvatore.
— Cuñada me alegra verte, aquí compartiendo nuestra felicidad.
— No me lo perdería jamás, siempre estaré presente ya sea celebrando su felicidad o vengando su infelicidad, recuérdalo siempre cuñado.
Adhara sintió al igual que  Salvatore y se dieron un abrazo.
—  Ya no será necesario traer de regreso a la Adhara justiciera. Rieron y continuaron con la fuente.
La recepción pasó, los novios fueron a su viaje de luna de miel, en familia, llevando a sus pequeños terremotos.
Los meses pasaron, convirtiéndose en años, seis años pasaron, Eira Aroa, Aitor Páris, eran unos adolescente de dieciséis años que vivían su vida de acuerdo a su edad, Iam Mattia y Gian Marco eran de once años y Janely Asull tenía seis y era su primer día  clase.

Amaranta parada en la terraza viendo a sus hijos compartir en el jardín, vio que no se podía ser más feliz, por qué que cada día y con mucho amor superaban cada pequeños obstáculos que se presentaban.
— Quisiera ser el protagonista de tus pensamientos.— Habló Salvatore abrazando la por su cintura y besando su cuello.
— Claro que lo eres, siempre serás el protagonista de mis pensamientos más lindos e inocentes.— Dijo Amaranta apretando sus labios para no reír.
— ¿Inocentes? — Preguntó Salvatore achicando sus ojos.
— Si, inocente, por qué de los pensamientos pecaminosos y calenturientos es dueño mi enmascarado.
— ¡A si! Con qué esas tenemos. — Respondió tomándola en brazos, mientras ella reía a carcajadas.
— Pues si, es que mi esposo es un inexperto. ¿Sabías eso ?
— Aaah, eso dolió.
— Siempre serás mi dulce Tritón, mi caliente enmascarado, y mi amado esposo inexperto, los amo a los tres, juntos son el amor de mi vida.
— ¿En verdad? ¿Amas a todos esos hombres?
— Si, con toda mi alma.
— Y yo te amo mi sirena, mi mujer, mi esposa.
Unieron sus labios y profundizaron su beso y se entregaron como cada día a su grandes amor.

FIN.

LA HISTORIA DE SU GEMELA ES
UN TRATO CON EL CEO.

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La Víctima Del CEO.( Libro # 4 De La Saga, Cielos Eternos.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora