CAPÍTULO 9 EL RESULTADO DE UN BESO.

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EL RESULTADO DE UN BESO

La madrugada llegó, Salvatore salió de la habitación y fue a la de huésped para ducharse y salir de la villa, y realizar lo que hacía siempre, inspeccionar la producción.
Amaranta despertó se duchó y cambió, bajó a desayunar tenía que ir al hospital a realizarse los exámenes que le envió el médico.
— Buenos días a todos, y disculpen por bajar tarde.
— Tranquila querida, es tu casa y puedes hacer lo que desees. — Expresó una sonríe te Danielle.
Amaranta se sintió avergonzada, pues Salvatore le dejó muy en claro si posición ahí en esa villa.
— Espero no causar molestias, espero no molestar durante mi estadía aquí
— Tu no molestas hija, eres la esposa de Salvatore, y tienes todos los derechos como tal.
Salvatore se acercó a la mesa y ocupo du lugar.
— Buenos días familia, abuelo, todo en orden como siempre.
— Hijo, buenos días. ¿Y es así como saludas a tu esposa estando recién casados? Vamos, saludarla como corresponde.
Amaranta miro a Salvatore mientras esté miraba a su abuelo.
El cruce de miradas era tan notorio que Rómulo intervino.
— ¿De qué no estoy enterado? ¿Ustedes están bien, verdad?
— Tranquilo abuelo, lo que pasa es que por respeto a ti no hacemos tales cosas, solo en privado.
— A ver por mi ni se preocupen yo comprendo que estén de luna de miel
— Ahora llevarás a tu esposa con el médico y nosotros te acompañaremos para estar seguros de que no tiene nada malo.
— No, no hace falta señor Rómulo.— Intentó zafarse Amaranta
— Abuelo está bien acompáñanos, yo no tengo problemas.
El resto del desayuno pasó entre conversas que Rómulo hacía para inte tar parecer normal.
— Bien espero pronto ver a mis bisnietos corriendo por esta casa.
Amaranta miró a Salvatore mientras él lo hacía de igual manera.
Salieron de la villa para ir al hospital, llegaron al parqueadero, Salvatore ayudó a bajar del auto al Amaranta dando le la mano.
Caminaron al interior del hospital agarrados de la mano como todo recién casado.
El galeno los recibió, y ordenó realizar todo los exámenes que pidió, esperando los resultados, salieron al pasillo do de esperaban Danielle y Rómulo.
Amaranta estaba algo nerviosa, trató de zafarse del agarre de Salvatore por este no se lo permitió.
Media hora después estaban frente al galeno escuchando los resultados de todos los exámenes realizados
— Buen, todo está en completo orden, pueden regresar tranquilos, pero antes me gustaría preguntarle doctora, si sería posible que trabaje aquí en el hospital con nosotros, nos hace falta una pediatra.
— Amaranta se sintió feliz que respondió sin pensar.
— Claro que si acepto.
Salvatore se aclaró la garganta, cosa que Amaranta ignoró.
— Será después doctor, mi mujer y yo estamos de luna de miel.
— Lo siento mucho, disculpen mi indiscreción, pero no sabía que era tu esposa Salvatore. — Se disculpó el galeno y aclaró la situación.
Salieron del consultorio y Danielle junto a Rómulo los esperaban ansiosos.
— ¿ Que sucedió? ¿ Que te dijo el médico, hija?
— Todo bien, no hay nada de qué preocuparse.
— Bien entonces como ya todo está en orden y no hay nada de qué preocuparse nos regresamos a la villa.
Rómulo y Danielle se miraron y sin que ello lo notaran se hicieron señales con sus miradas.
— Salvatore, y si hoy nos vamos los cuatro en el yate, tengo tiempo que no paseamos el. ¿ Les parece?
Amaranta miró a Salvatore mientras hacía un gesto de negación.
— Será otro día señor Rómulo.  Se excusó Amaranta.
Salvatore la cogió de la mano y la guio al auto.
— Pues yo sí quiero dar ese paseo. Vamos
Llegaron al puerto y zarparon en el yate que ya estaba abastecido con todo lo que Rómulo pidió.
— Capitán, a la isla Trocadero, por favor.
El viaje empezó, Amaranta el la proa del yate con el viento revoloteando su cabello le daba un aspecto angelical.
Rómulo miró a Salvatore mirando la.
— Ve con tu esposa hijo, Danielle y yo prepararemos algo de comer.
Salvatore se encaminó a donde estaba Amaranta, miró hacia atrás, aclaró su garganta y agarró la cintura,
Ella trató de zafarse del agarre de Salvatore.
— ¿ Que crees que haces?
— Aparentar, mi abuelo nos mira.
—  No creo que soporte esto, Salvatore. Tú me dijiste que estaríamos solos y que cada quien dormiría en su habitación, ahora tu abuelo está muy pendiente de nosotros.
— ¿Y tú crees que me esperaba esto? Solo quería el matrimonio para que se enteren no para que vengan y comprueben que en verdad compartimos una vida.
Respondió con voz gélida, Amaranta lo miró y blanqueo los ojos.
— Eres un imbécil, me arrepiento de ayudarte, ya no eres tan amable como lo aparentaste.
Salvatore cogió su mano y la apretó tan fuerte que un gemido salió de su garganta.
— Mira niña, ya estás aquí y vas a cumplir con lo pactado porque no puedes negarte firmaste un contrato y tienes que cumplirlo.
— ¡Y si no quiero! Porque ya no quiero estar más en esta locura de mentira.
— Pues entonces arruinaré  a tu familia.
— ¿Que? ¿ Que estás diciendo.?
— Lo que escuchaste, te quedas conmigo cumpliendo el contrato que en realidad lo firmaste por un año. O te vas y  arruinas a tu familia. ¿Por qué crees que lleve parte de mí empresa a la de tu familia?
— ¡Eres un desgraciado! ¿Qué te hice yo, para que me hagas todo esto? Por lo menos trátame con respeto y amabilidad ya que te estoy ayudando a conseguir lo que quieres, aunque ya lo estoy dudando. Tu abuelo no parece ese tipo de personas.
— No estás aquí para opinar sobre mi familia, estás aquí para hacer lo que yo diga y te comportarás como yo quiera.
— Te odio Salvatore. Y me arrepiento de haber aceptado ayudarte.
— ¿Y crees que no eres correspondida? El sentimiento es mutuo.
Amaranta lo miró y sus ojos se cristalizaron, las lágrimas rodaron por sus mejillas. Salvatore al ver a su abuelo acercarse apretó más a él, el cuerpo de Amaranta, levantó su rostro con una de sus manos y unió sus labios a lo de ella.
Salvatore miró donde su abuelo se detuvo y regresó y aún así no se separó de esos labios que lo tentaban.
Amaranta miró a los lados y vio que estaban solos, se separó  y una fuerte bofetada giró el rostro de Salvatore.
Este la miró con furia agarró su nuca y una de sus manos y volvió a unir sus labios en un beso forzado.
Amaranta luchó por zafarse del agarre fuerte de Salvatore pero le fue imposible, terminó cediendo a ese beso que se tornó apasionado, sus lenguas se enredaban, mordía suavemente sus labios, acunó su rostro y continuó explorando esa cantidad bucal que le sabía dulce.
Amaranta enredó sus dedos en el cuello de Salvatore, sentía su corazón latir tan fuerte, esa sensación recorrió todo su cuerpo al igual que las manos de Salvatore recorría su espalda , fue bajando hasta llegar a sus nalgas y las apretó, ese acto trajo de vuelta a Amaranta que terminó empujándolo y salió corriendo al camarote.
Salvatore la miró irse y una sonrisa se formó en sus labios.
" Te enamoraras de mí y cuando eso suceda te echaré de mi vida."
Los pensamientos de Salvatore eran sombríos, su conciencia le decía eso pero su inconsciente lo estaba traicionando, miró su entrepierna y se pronunciaba mucho su erección.
— ¡Joder! Porque siento deseos de poseerla si me casé con ella es para hacerle pagar.
Rómulo se acercó a él con una copa de vino y le brindó.
— Me agrada esa muchacha, se ve dulce y tierna.
Salvatore perdido en sus pensamientos y con la mirada en la inmensidad del océano, respondió.
— Lo es, es muy hermosa. — Salvatore miró a su abuelo, bebió en vino de un solo y fue por Amaranta.
Entró al camarote sin tocar,  escuchó el agua correr de la ducha y muy despacio se adentró, miró fijamente a la no tan inocente Amaranta tocarse de manera muy excitante para el.
Ella apretaba sus pezones mientras mordía su labio inferior, con los ojos cerrados se acariciaba sentía cada caricia que se proporcionaba ella misma, bajó sus manos muy despacio y la llevó a su entre pierna, se tocó ese punto que le arrancó un gemido.
— ¡Mmmmm! Salvatore.
Salvatore escuchó su nombre en un susurro pronunciado por ella.
Salvatore cerró los ojos tan fuerte y suspiró profundo, la estaba deseando tanto como ella lo estaba haciendo en ese momento.
Su erección volvió más fuerte y dolorosa, salió del baño y fue directo a popa miró las pequeñas olas deshacerse mientras el yate avanza, dio un golpe al aire como si con eso se golpeara el por sentir ese sentimiento revuelto de amor odio por Amaranta.
Amaranta sintió cada caricia que se daba, pellizcar sus pezones le hizo sentir un deseo por ese hombre que dice empezar a odiar por como la comienza  a tratar.
— Pero que carajos estoy haciendo y mucho peor diciendo el nombre de ese imbécil, debo estar loca, sí, eso es  debo estar re loca. Te odio Salvatore De la Rosa.
Salió del baño, se arregló y salió para ayudar a Danielle.

La Víctima Del CEO.( Libro # 4 De La Saga, Cielos Eternos.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora