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Cuando Kun entró, Ten se quedó mirando la puerta cerrada un momento antes de darse la vuelta.

Le entristecía que la noche ya hubiera terminado. Había estado intentando armarse de valor para preguntarle a Kun si quería subir a su habitación cuando Feifei los había interrumpido.

Quizá fue lo mejor. Si Kun lo hubiera rechazado, las cosas se habrían puesto incómodas. Ten no quería creer que Kun sólo lo quería como tutor sexual o mentor gay o la mierda que sea. Estaba casi seguro de que Kun también quería más. Podía verlo en la forma en que Kun lo miraba, en su dulce receptividad a las caricias de Ten. Pero no estaba lo bastante seguro como para preguntarle cómo se sentía.

Ten sabía que se estaba involucrando emocionalmente, y no quería que Kun se sintiera incómodo si sus sentimientos no eran recíprocos. Le había prometido a Kun un acuerdo sin compromiso y no quería estropear las cosas admitiendo su apego.

Suspiró, de pie en el umbral de su propia casa, ensimismado. El frío de la piedra le penetraba los pies, recordándole que no llevaba zapatos. Empujó la puerta, seguro de que la había dejado entreabierta, pero ahora estaba cerrada y asegurada.

—Maldita sea —murmuró, tocando el timbre y golpeando la puerta.

—¿Cuál es la urgencia? —preguntó Yixing mientras abría la puerta.

—Lo siento, alguien me ha dejado fuera.

—Feifei pensaba que te habías ido a la casa de tu nuevo novio.

—No es mi novio —Ten no tenía intención de gritar, pero le salió sonando enojado.

—Lo que tú digas, amigo. Sabes que no me importa —Yixing levantó las manos en son de paz mientras Ten lo empujaba.

Ten soltó un suspiro exasperado. No era justo descargar su frustración con Yixing. Era un buen tipo y un buen compañero. Ten se volvió hacia él.

—Sí, lo siento. Yo sólo... —se encogió de hombros.

—Te gusta —Yixing era perspicaz. Podría ser todo cerveza y fútbol en la superficie, pero había una profundidad en él que Ten apreciaba.

—Sí. Pero es complicado. Así que no estoy seguro de que vaya a funcionar.

—¿No lo es siempre? —dijo Yixing—. Las relaciones, hombre. No estoy seguro de que valgan la pena. Pero espero que funcione para ti de todos modos —Yixing le dio un suave golpe en el hombro.

—Gracias. Yo también —Ten esbozó una media sonrisa antes de dirigirse a su habitación—. Hasta luego.

Ten recibió un correo electrónico de Kun el lunes por la noche, con un enlace a una receta de pollo al curry con champiñones.

¿Qué te parece? Tarda un poco más en cocinarse que el salteado, pero se ve rico. Si te gusta como suena, voy a comprar los ingredientes camino a casa mañana. Avísame a qué hora voy.

Ten respondió. Suena rico. Cualquier hora a partir de las cinco me parece bien.

Kun apareció exactamente a las cinco y cuarto.

Ten sabía la hora porque había estado intentando –y fracasando– no mirar el reloj en la tele. Se levantó de un salto en cuanto oyó el timbre.

—Voy, seguro es para mí.

—Ooh, ¿es tu nuevo novio? —preguntó Feifei desde la mesa, mientras se pintaba las uñas.

—Sólo estoy cocinando con Kun de nuevo.

—Como dije... —ella sonrió con complicidad.

Los compañeros de Ten no habían dejado de molestarlo desde el domingo por la noche. Todos parecían creer que Kun y él eran pareja, y él ni siquiera se molestaba en intentar explicarse qué eran él y Kun. Dejaba que Feifei supusiera que estaban saliendo; así era más fácil.

action figure    ؛    𝗸𝘂𝗻𝘁𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora