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El lunes por la tarde, Kun llamó al Servicio de Salud de la universidad para solicitar una cita para él y para Ten.

—Es para mí y... un amigo —explicó.

—Está bien —dijo alegremente la mujer al otro lado del teléfono—. Podemos atenderlos uno detrás de otro si vienen el miércoles a las cuatro y media. ¿Me dan sus nombres?

Qué incómodo. Kun no sabía el apellido de Ten.

—El mío es Qian Kun —se lo deletreó—. Y él se llama Ten. Um... En realidad no sé su apellido.

La confesión no pareció importarle.

—No hay problema. Así que los veremos a ti y a Ten el miércoles a las cuatro y media. ¿De acuerdo?

—Bien, adiós.

Kun terminó la llamada, con el corazón latiéndole con fuerza. Detestaba las llamadas telefónicas en el mejor de los casos, y esa había sido una particularmente angustiosa. Pero era necesario. Estaba decidido a hacer esto bien.

Después, le envió un mensaje a Ten.

Tenemos cita el miércoles a las 4:30 para hacernos las pruebas de ETS, ¿Te parece bien esa hora?

Pulsó el botón de Enviar antes de acordarse que Ten aún no tenía su contacto. Así que envió otro mensaje.

Soy Kun, por cierto, en caso de que no fuera obvio.

Ten no contestó durante un rato, y Kun empezó a ponerse nervioso. ¿Quizá lo estaba pensando mejor? Kun intentaba estudiar, pero estaba inusualmente distraído, su capacidad normal de hiperconcentración destrozada por los recuerdos del beso de ayer con Ten. Había sido lo mejor que Kun había sentido nunca, una mezcla perfecta de nervios y excitación que estalló en éxtasis cuando se entregó a las sensaciones de los labios de Ten y el roce suave de la piel de su mentón. Cuando volvió a su habitación, se masturbó dos veces sólo pensando en eso. La primera vez había sido una necesidad biológica, pero la segunda, Kun se había entregado a una maravillosa mezcla de recuerdo y fantasía.

Si se sentía tan bien besar a Ten, ¿cómo sería cuando fueran más allá?

El sonido de notificación de su teléfono hizo que Kun se sobresaltara. Estaba empalmado y tenía la mano en el bulto de sus pantalones. La apartó para leer el mensaje.

Descubrí que eras tú por medio de un proceso de eliminación. Eres el único chico con el que tengo una cita para hacerme una prueba de ETS esta semana ;) Y sí, a las cuatro y media del miércoles está bien.

Kun se sintió aliviado de que el emoticono del guiño estuviera allí para dejar claro el tono. La palabra cita le dio un pequeño escalofrío, a pesar de que Ten estaba bromeando.

Bien, respondió, sabiendo que era un intento patéticamente flojo de mantener la conversación.

Chatear no era el punto fuerte de Kun. Socialmente torpe en el mejor de los casos, al menos en persona podía continuar una conversación si se encargaba de prestar atención a las expresiones de la otra persona. Pero no podía aparecerse en la puerta de Ten para hablar. No tenían ese tipo de amistad... todavía no. Así que tenía que ser un mensaje o nada.

Ten le respondió.

Tengo una clase en el campus que acaba a las cuatro, así que nos vemos allá.

Okay, escribió Kun. Luego, sintiéndose valiente, añadió algo más.

¿Quizá podríamos tomar un café o algo después?

action figure    ؛    𝗸𝘂𝗻𝘁𝗲𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora