Una investigación interesante.

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Lina regresó al despacho en el coche para evitar mojarse con la lluvia. Tenía una cita importante con un posible cliente. Justo acababa de terminar una investigación sobre un caso de adulterio, estaba disfrazada para poder pasar desapercibida y no generar sospechas.

Llevaba su mejor disfraz de ama de casa, con la peluca larga castaña, recogida en una coleta, los tejanos y una camiseta amplia. lo completaba con unas deportivas blancas y un carrito de bebés que obviamente no llevaba ningún bebé.

Dejó el cochecito plegado en el maletero y cruzó la calle corriendo, la lluvia era intensa, y en la calle algunas personas corrían para ponerse a salvo de la tormenta. subió por las escaleras hasta el despacho que estaba en el segundo piso de un edificio bastante destartalado. 

-¡Hola Rosa!¿ Ha llegado ya el cliente?.

Eran las cinco de la tarde y estaba tan oscuro como boca de lobo.

- Si, lo tienes en tu despacho. hace unos diez minutos.

-Está bien, no me dará tiempo de cambiarme entonces, toma las últimas pruebas para el caso Valdés.

-La clienta vendrá el lunes, lo tendré todo organizado y si tienes trabajo de campo puedo hablar yo con ella.

-¿ De verdad?. Eres un sol Rosa.

A Lina lo que menos le gustaba era el trabajo de oficina y tratar con los clientes de casos como aquél, donde el drama estaba servido.

-Por cierto ¿ cómo se llama el nuevo cliente? no logro acordarme.

- Mario Cabañas, es el gerente de una empresa de cosmética pequeña.

-De acuerdo Rosa, ¿ Diana está trabajando?.

- Si, ha salido por un café, vuelve enseguida.

Lina suspiró mirando la puerta de su despacho, inspiró fuertemente y entró.

-Buenas tardes señor Cabañas, siento haberle hecho esperar pero, como ve estaba inmersa en el trabajo de campo de otro caso. ¿ En qué puedo ayudarle?

- Buenas tardes, necesito que investigue un asunto que puede hacer perder mucho dinero a mi empresa.

Mario Cabañas miró a Lina de arriba abajo. lo que veía no concordaba con la imagen que le habían descrito sobre aquella agencia de detectives. Le habían dicho que era una agencia profesional con una investigadora joven y lo que veía era una mujer de mediana edad un poco desaliñada.

- Pero primero he de preguntarle si usted es Lina, la detective.

- Si, soy yo misma, como le he dicho antes vengo de acabar un trabajo pendiente y voy disfrazada porque no me ha dado tiempo de cambiarme.

Mientras pronunciaba esas palabras las fué acompañando de un gesto con el que se quitó la peluca y dejó a la vista su pelo corto, de color violeta. 

- Igual me esperaba más así ¿no?-

La sorpresa de Mario fué genuina al ver la transformación y recordó que también era conocida por su destreza para disfrazarse.

- Creo que sí, la esperaba más así.

-Está bien, explíqueme el problema y dígame que pretende que haga yo.

- Mire, el problema es que tenemos en marcha un nuevo producto natural que va a conseguir revolucionar el mercado de los productos de adelgazamiento, Lo tenemos en fase avanzada de investigación pero creemos que hay alguien que intenta apropiarse de la fórmula.

-¿Cómo han llegado a esa conclusión?-

- El otro día nos hackearon los ordenadores y tuvimos que llamar a un técnico especialista para volver a proteger todos los equipos informáticos. Hace un mes alguien entró en las oficinas centrales y destrozó los archivos intentando robar según la policía.
-Un momento- le interrumpió Lina.
-Si la policía está implicada en el tema yo no puedo aceptar este caso.
Lina tenía muy claro que no trabajaría con la policía, por ser mujer la habían menospreciado la única vez que trabajó en serio con ellos.
No quería volver a repetir la experiencia.
-Bueno, ellos han dado el caso por cerrado, encontraron a la persona que había entrado y la detuvieron.
Lina miró al cliente sin acabar de creer lo que le decía, pero por el bien de su empresa tenía que intentar conseguir el mayor número de clientes.
No podían permitirse descartar uno por el simple hecho de que estuviera relacionado con la policía.
- Está bien, señor Cabañas,  ¿ Qué quiere exactamente que haga?.-
-Queremos que encuentre a la persona o empresa que nos quiere robar el producto.
-Bien, hablemos de los honorarios.
Lina aceptó el trabajo y Rosa se encargó de redactar el contrato. Cuando Mario Cabañas salió de la oficina entraba Diana, la experta informática.
-¡ Tenemos otro caso!- Gritó Rosa.
Las tres se pusieron a saltar y abrazarse.
-Vamos a celebrarlo chicas. -dijo Lina.
La empresa era relativamente nueva, todavía estaban pagando toda la inversión en material y el alquiler del despacho no era barato. Con este caso ganarían lo suficiente para pagar facturas y obtener algún beneficio. ¡Habían salvado el mes!
-¿Pero no te vendrás así verdad?-
Todas se echaron a reir por las pintas de Lina.
-Me cambio en cinco minutos y salimos.

Reflejo MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora