Secretos de família

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Llevaban ya unas horas en el coche, a Lina empezaba a molestarle el brazo nuevamente, Karlos estaba dormido en su asiento, y ya no quedaba ninguna pasta para comer. Eran las 14:35, y todavía no había aparecido el sospechoso.
De pronto un coche llegó a la calle y aparcó en doble fila delante del edificio, salió del asiento del copiloto Bernardo Hinojosa, pero la persona que conducía no. Él dió la vuelta al coche y se despidió del conductor antes de subir a su casa.
-¡Karlos despierta! Apunta la matrícula del coche.
-Voy, me he dormido un poco...
-Un poco dice...
Llevas una hora durmiendo.
- Ayer te dejé mi cama y sólo he dormido 3 horas.
-¡Quieres apuntar la matrícula! Se va a ir el coche y no te dará tiempo.
-Puedo memorizar el número mejor que tú.
-¡Bufff! Ya lo hago yo.
Lina apuntó la matrícula y enseguida llamó a Diana.
-Diana quiero que investigues esta matrícula a ver a quién pertenece el coche.
-Enseguida me pongo Lina, ¿estás bien?
Pareces nerviosa.
-Estoy nerviosa Di, estoy que me subo por las paredes.
Diana se abstuvo de comentar nada y cortó la comunicación para dedicarse a la matrícula. Lina nerviosa era un poco inestable y pensó que mejor la aguantase Karlos.
En el coche Karlos comentó:
-Vamos a buscar algo para comer.
-Hay una pizzería un poco más abajo.
-Pues trae una pizza y la compartimos.
-¿Cómo dices?
Contestó Lina con la vista clavada en karlos.
-Eso, que traigas una pizza y la compartimos.
-No guapo, la pizza no la comparto, pero además no soy tu recadera para ir a buscar yo la pizza.
-A ver, tú sabes dónde está la pizzería...
-Yo te lo explico para que lo entiendas mejor.
NO VOY A BUSCAR NINGUNA PIZZA.
Vas tú a buscarlas, yo he ido esta mañana a buscar las pastas.
-Pero te las has comido todas tú.
-Te he ofrecido y no has querido..
-Está bien, voy yo, ¿de qué la quieres?.
-Carbonara mediana.
Mientras Karlos iba a buscar las pizzas ella aprovechó para tomarse un analgésico del bolso sin que la viera Karlos, jamás admitiría lo mucho que le dolía el brazo.
Cuando entró de nuevo en el coche la invadió el olor de pizza recién hecha. Las pizzas ya estaban cortadas en porciones y se las comieron casi sin hablar. Ambos tenían hambre, y dejaron las disputas para después de comer.
-¿Y ahora qué esperamos aquí?
Dijo Karlos.
-Esperaremos que salga y comprobaremos si entra alguien a su edificio mientras tanto. Cuando se vaya lo seguiremos a ver dónde va.

Mientras tanto Diana comprobaba la matrícula y se sorprendía de quién era el propietario. Habló con Rosa,
-Rosa, necesito un poco de tiempo para investigar a Bernardo Hinojosa, voy a hurgar en su pasado y dejaré un poco de lado de momento las cámaras de seguridad de la empresa, me pongo con esto y creo que podré conseguir la información enseguida.
-¿Qué ha pasado?
-Cuando lo averigüe os lo diré. Se me ocurre algo, ¿puedes seguir tú a la mujer de Mario Cabañas?.
-¿A Sandra Díaz?
-Sí, creo que nos vamos a llevar una sorpresa con ella, si lo que creo es correcto.
- Está bien, voy a ver si la localizo en su casa o en la empresa.
Le preguntaré a su hija por teléfono.
Rosa llamó a Kora a su móvil.
-Dígame.
-Hola Kora, soy Rosa, ¿Cómo estás cariño?
- Bien, voy a comer ahora, ¿Ha pasado algo? ¿Ya habéis descubierto quién quería matarme?
-No, lo siento, todavía estamos trabajando en ello.¿Sigues con los guardaespaldas que te recomendé?
- Si, gracias, son muy profesionales y apenas me doy cuenta de que están por aquí.
-Ya te dije que son muy discretos. Pero te llamaba porque necesito saber dónde está tu madre ahora mismo.
-¿Porqué no la llamas a ella?
- Lo siento, perdí su número y no consigo contactar con ella.
Mintió Rosa.
-Creo que estará en la peluquería a la que va habitualmente, te doy la dirección enseguida. Tenía hora a las tres, seguro que estará todavía alli.
Kora le dió la dirección y Rosa salió inmediatamente para allí.
Tendría que hacerse ver un momento para preguntarle sobre algún tema sin importancia y después desaparecer y convertirse en su sombra. Así cuando hablase con Kora no se sorprendería de que quisiera saber su paradero.
Se dirigió pues a la peluquería, que estaba en una calle bastante céntrica, era una de esos centros de belleza caros donde incluso te ponen botox si quieres.
Al entrar, Rosa localizó a Sandra enseguida, y se acercó a ella.
-Hola señora Díaz, perdone que la moleste, necesito hacerle una pregunta delicada y no quise decírselo por teléfono ¿me podría decir si su marido tenía alguna exmujer, exnovia o examante? Es un dato que nos podría ser de utilidad en la investigación.
Evidentemente ya tenían esa información pero le servía de excusa.
- Lo siento, sobre exmujeres, no tenía, exnovias puede que alguna y amantes... no sé, de estas cosas la mujer es la última en enterarse.
-Está bien, no la molesto más.
Rosa salió de la peluquería y se fué a un bar cercano, donde entró al baño y se cambió de aspecto con una peluca y ropa distinta.
El bar tenía una visión privilegiada del centro de belleza así que se pidió un café y se sentó a esperar junto al ventanal.

Reflejo MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora