Pasaron unos días desde aquella charla que tuve con Rafe, no le vi desde entonces. Cada vez que iba a la casa de los Cameron con Sarah, él estaba fuera.
Me daba miedo haber cometido un error. Tal vez no sería tan malo salir con él, pero ahora ya estaba hecho, y yo no podía cambiarlo.
Había pasado ya una semana, y habíamos quedado con los Cameron esa noche para cenar.
Yo estaba muy nerviosa, iba a ver a Rafe después de una semana, seguro sería muy incómodo.
Esa mañana había quedado con Sarah y Oliver, mis mejores amigos en el mundo.
Me desperté, me arreglé un poco y me dirigí hacia el salón para desayunar. En ese momento llamaron a la puerta.—¡Hola chicos! ¿Qué tal estáis?— dije mientras vi a Oliver y a Sarah detrás de la puerta.
—bien, nos vamos?— dijo Sarah emocionada.
—claro.— salí por la puerta, y antes de cerrar me despedí de mi madre. —¡Adiós, mama, nos vemos luego!— dije cerrando la puerta.
Nos subimos al coche de Oliver y fuimos al centro comercial. Cuando entramos, fuimos a un montón de tiendas de ropa. Sarah y yo nos lo pasamos genial, y Oliver al final también. Nos compramos blusas, pantalones y un vestido para la cena de esa noche. El de Sarah era rojo intenso, con un escote en forma de V y una fluida falda que llegaba al suelo. Mi vestido era negro, con un brillante tejido que realzaba mis curvas, creando una elegante silueta. Irradiaba confianza y sofisticación en cada paso que daba.
Antes de irnos, nos fuimos a tomar un helado, para rematar con un día perfecto.
Cuando volvimos, los dos se quedaron a comer a mi casa, ya que mi madre insistió.—buenos chicos, qué tal el día?— pregunto mi madre mirándonos a los tres.
—bien, hemos ido al centro comercial, Sarah y yo nos hemos comprado vestidos para la cena de esta noche.-
—me alegro de que lo hayáis pasado bien, y seguro que los vestidos son preciosos.-
Luego seguimos comiendo. Cuando terminamos, estuvimos un rato mirando la tele, y luego salimos a la enorme piscina que había en mi casa. Era muy bonita y además hacía un día precioso para bañarse. Estuvimos un rato jugando y nadando, hasta que ya era la hora de que nos empezáramos a arreglar.
Oliver se fue a su casa, ya que él no estaría en la cena. Mientras Sarah se ponía su vestido, yo me estaba duchando. Cuando salí, yo también me puse el vestido. Luego cada una se maquilló. Cuando terminamos, ya quedaba poco para que fuera la hora de cenar, así que bajamos al salón, donde nos encontramos a mi madre ya arreglada. La verdad es que estaba muy guapa.
—Vaya, estáis guapísimas.— dijo mi madre mirándonos a las dos.
—Gracias mama, tú también está genial.—
—De hecho, hasta estas mejor que yo.— añadió Sarah.
Dicho esto, las tres salimos para subir al coche de mi madre, ya que no queríamos caminar con esos tacones. Cuando estábamos entrando al patio de los Cameron, sentí que mi corazón se me salía de la garganta y mi cuerpo no paraba de temblar. Estaba a minutos de ver a Rafe, después de una semana de haberle rechazado. Me sentía mal por él, pero tenía que entender que me aterraba estar en una relación.
Después de que mi madre aparco, salimos del coche para entrar a la gran mansión de los Cameron. Nada más entrar, estaba Ward esperando, quien nos saludó a cada una con un abrazo y dos besos a la mejilla.
Al adentrarnos un poco más en la casa, vi a Rafe, que me miro de arriba abajo y se acercó a mí. Estaba muy nerviosa, mi corazón iba a mil. Pensé que me iba a gritar, pero solo me saludo y me susurro:
-Aunque me duele no poder estar contigo, no voy a montar un drama aquí, ni en ningún sitio. Quiero que sepas que estás muerta para mí y que no quiero volver a verte.
Eso me llego al alma. Aunque no quería ninguna relación con nadie, tenía la esperanza de que pudiéramos ser amigos, o al menos estar en paz, pero con él no era posible.
Después de decirme eso, nos fuimos todos a sentar a la mesa. No hablamos de nada muy importante, la verdad fue bastante aburrido, excepto por algunas risas que me eche con Sarah.
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SOLO TU Y YO || RAFE CAMERON
RomansAbby Williams es una chica de 18 años que habia estado toda su vida viviendo con su padre, en españa, pero tras su muerte, tuvo que irse al otro lado del mundo, con su madre.