XICATRICES

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«Mamá, ahí está, créeme.»

El monstruo no es el que se esconde debajo de mi cama... Es esa sombra, esa voz repugnante que no me deja en paz. <No dejes que vuelva a entrar, por favor.>

Tengo miles de cicatrices, rasguños y marcas, marcas que se quedarán para siempre.

—Aléjalo de mí, sácalo, no dejes que me haga daño, no dejes que me asuste, por favor.

El tormento de cada día, el remolino de emociones, las lágrimas estancadas... están atrapadas en un frasco. Déjame sacarlas.

Ahí está, escondiéndose... No quiere salir.

«Deja que te vean.»

La oscuridad se ha apoderado de mí. Me la mostraste de una forma espantosa, y ahora me he convertido en ella. Aunque siempre llevaré cicatrices, te haré arder en mi infierno. ¡Tú te lo buscaste!

Pero mientras me adentro en esta oscuridad, me doy cuenta de que el verdadero monstruo no eres tú, sino el miedo que dejaste en mí. Ese miedo que me paraliza, que me consume desde dentro. Y aunque intente luchar contra él, se aferra a mí como una segunda piel, negándose a soltarme.

Cada noche, cuando la oscuridad se hace más densa, siento que me pierdo un poco más en ella. La lucha interna se convierte en una batalla interminable entre la luz y las sombras que habitan en mi interior. Es un juego cruel, donde mis propias emociones se convierten en mis enemigos más feroces.

Sin embargo, sé que no puedo dejar que esta oscuridad gane. No puedo permitir que el monstruo, real o imaginado, me robe lo que me queda de humanidad. Así que lucharé, una y otra vez, hasta que encuentre la fuerza para romper estas cadenas invisibles. Porque aunque esté herida, aún tengo la capacidad de sanar, y un día, lograré encontrar la paz que tanto anhelo.

Nada que decir hoy... Solo les mando besos rotos 🥀

𝐅𝐫𝐚𝐠𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐃𝐞𝐥 𝐀𝐥𝐦𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora