ECOS DE VACÍO

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En el silencio abrumador de la noche, mi corazón late de manera monótona,
cada latido es un recordatorio de la soledad que se enreda en mis venas.
Los días se arrastran sin color, cada amanecer es una repetición sin fin,
y la esperanza se disuelve en la rutina de un existir sin propósito.

La vida me arrastra, cruel y desolada, como un río oscuro que no cesa.
Las sombras de mis sueños rotos se extienden, envolviéndome en su abrazo frío.
El eco de mis propias mentiras resuena en mi mente, y cada pensamiento es un peso,
un lastre que me hunde en un pozo sin fondo, donde la luz nunca alcanza.

He buscado consuelo en las palabras vacías de aquellos que apenas comprenden,
pero cada promesa rota y cada abrazo ausente son dagas que se clavan más profundo.
El dolor se ha convertido en una parte intrínseca de mi ser, una sombra interminable,
y los recuerdos felices, ahora distantes, parecen más crueles que el mismo sufrimiento.

En el espejo, veo un reflejo desolado, un rostro que ha olvidado la sonrisa.
Cada intento de escapar del vacío se convierte en una trampa, atrapando más fuerte.
El frío se convierte en mi compañero constante, y cada día es una repetición de la desesperanza,
un ciclo interminable que me arrastra hacia la fría indiferencia de mi propia existencia.

Así, en el abismo de mis pensamientos, me encuentro atrapado en una prisión sin llaves.
El mundo sigue girando, pero mi realidad se queda estancada en un gris sombrío,
donde la esperanza se ha desvanecido y el dolor se ha convertido en mi único aliado.
En el eco del vacío, busco un sentido que nunca llega, en un paisaje de ruinas interminables.

𝐅𝐫𝐚𝐠𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐃𝐞𝐥 𝐀𝐥𝐦𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora