De ahí, las cosas con Chie se volvieron raras, ninguno de los dos sabía si debíamos comportarnos como siempre o si debíamos ser más cariñosos, tampoco sabíamos si contarlo al resto del grupo, pero tampoco nos ocultábamos, creo que, cuando te juntas con gente para atrapar a un asesino, la conversación.
"¿Qué onda? ¿Adivina quienes somos novios?" No sale a la luz.
Que hablando de, ni siquiera sabía si era el novio oficial de Chie, estaba con ella mucho rato y no es como que le lluevan pretendientes como a Yukiko, así que, ¿supongo que sí? Como digo, era todo muy raro y confuso en ese momento, pero no malo.
En pequeños momentos podía sentir que algo había cambiado, como cuando los dos nos quedamos en el salón luego de clase.
- ¡Nos vemos, compañero! -Me despedía de Yu con un gesto de la mano, yo aún no terminaba de guardar mis cosas y él tenía trabajo a tiempo parcial, así que no lo entretuve más.
- ¡Nos vemos mañana, Yukiko! -A mi lado, Chie se despedía alegre de nuestra amiga pelinegra, quien se marchaba con una sonrisa un tanto perezosa, no se veía con mucho entusiasmo por atender la posada ese día.
Más y más gente fue saliendo del salón hasta que se quedó casi vacío, cuando terminé de guardar las cosas en la mochila y me la puse al hombro, miré en dirección a la castaña y pestañee un par de veces extrañado.
"¿Sigue sin guardar sus cosas?"
Vi su butaca y estaba limpia, tan sólo estaba ahí, sentada al revés, con los brazos apoyados sobre el respaldo y las piernas a los costados, supongo que por llevar mallas cortas debajo de la falda no le daba pena andar de piernas abiertas, pero para mi era... raro... ¡En fin! El caso, que no entendía que estaba esperando hasta que levantó la mirada hacia mi.
Me vio directamente a los ojos por un momento, yo la miré de vuelta y... me di cuenta de que tiene ojos bastante lindos; no quería seguir mirándola por demasiado rato sin decir nada porque me haría sentir como un acosador, pero algo tenían esos ojos, que me encantaban. Quizá era que eran del tono de un rico café con leche que tanto me gustaban, quizá era que eran redondos y bastante honestos, dejándome ganarle a Chie cada que jugábamos a las cartas, o quizá esos ojos me gustaban tanto como su dueña...
"¡Mierda! Ya me quedé demasiado tiempo viéndola como un acosador, debe de estar pensando que soy un idiota, ¿no? Ahhhhhhh joder..." Cerré los ojos con vergüenza, frotándome la nuca mientras buscaba un modo de excusarme, pero percibí algo extraño en el ambiente, no venía con esa sensación de que me iban a sacudir el cerebro con una patada de Bruce Lee.
En su lugar, cuando volví la mirada hacia ella, noté que ella estaba observándome fijamente, con el labio temblándole de una manera curiosa.
- Oye... -Me ajusté los auriculares en el cuello mientras trataba de hacer las cosas lo más casual posible.- ¿Te apetece que vayamos juntos a casa?
- ¿Eh? No seas tonto, nos vamos juntos a casa un montón de veces, no tienes porque darle tantas vueltas, soquete -Pese a decir eso, sus labios dibujaron una gentil sonrisa a la par que me daba un suave golpe en el brazo, mucho más suave de lo usual.
Yo me reí, ella río, y caminamos fuera del salón dándonos empujoncitos. Incluso cuando llegamos al momento en el que nuestros caminos a casa se separaban, preferí mandar un mensaje a mi padre avisando que llegaría tarde para así poder seguir caminando con ella, hablando de un montón de estupideces de las cuales ya ni recuerdo; sólo recuerdo que me divertí un montón... y que mi padre me restó un montón de sueldo ese mes.
En fin, que aunque parezca que no hemos avanzado nada en la relación, cuando nos miramos puedo sentir que algo ha cambiado y me gustaría pensar que ella siente algo parecido.
ESTÁS LEYENDO
Un pueblo maravilloso
RomansaUn pueblo mundano, donde todos los vecinos se conocen y donde nunca suceden problemas, en un lugar tan aparentemente aburrido como este, es donde ocurren los milagros.