49: Papá y mamá

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—Wey, aún no me creo que Julián esté muerto. Qué triste, merecía cumplir su sueño de ser médico. —dijo Irene, terminándose de poner la pijama, tenía poco de llegar proveniente de Zapopan.

Bárbara se mantuvo con los ojos cerrados, la jornada fue agotadora, era como si la tristeza debido al suceso hubiese decidido apagarse ante el tedio de los últimos días en la empresa.

—Fue una tragedia. Aunque...—recordó los mensajes agresivos que recibió. —me dirás loca, pero sospecho que no fue un suceso tan casual.

—Barbacoa, en esta ciudad el crimen es incontrolable. Si te descuidas es probable que te pase lo que él. —dijo en una normalización terrible e inevitable.

—Ya lo sé pulga. A lo que me refiero —se incorporó lo suficiente para tomar su celular de la mesita de noche, desbloqueó la pantalla y se lo lanzó. —checa en la sección de mensajes. —indicó, cuando Irene lo atrapó.

La joven creyendo que su hermana pecaba de paranoica acudió a la aplicación nativa del aparato para ver a qué se refería, leyendo aquella sarta de conversaciones reveladoras que Bárbara mantuvo con el desconocido.

—Bárbara, yo que tu no me confiaba. Tanto puede ser uno de esos idiotitas que se mueren por captar tu atención como también uno de esos tipos que realmente está loco y quiere hacerte daño. —le entregó el iPhone, aún recapitulando lo que acababa de leer.

El huevo de Fabergé fungía como testigo mudo pero intrusivo en la conversación sin que ellas se diesen cuenta, pero como si fuese efecto de cierta intervención divina ambas hermanas dejaron el tema de lado.

—Trato de no pensar en ello, ¿Cómo te fue en Guadalajara? —le cuestionó Bárbara sin querer retomar el tema del anónimo. Prefería abordar el aspecto familiar, del que hacía tiempo se sentía apartada.

—Tata y Tita se pusieron muy intensos al inicio. Se ve que papá anduvo metiendo cizaña y les pidió que me convencieran de volver con él y su familia a Estados Unidos. Dicen que contigo terminaré mal, ya sabes...—la miró, estuvo a punto de continuar con tranquilidad pero bufó. —son bien metiches y exagerados, no aceptan que ya soy capaz de tomar mis propias decisiones.

—Que bueno que las amenazas de Fayo sirvieron para detenerlo. Por un momento pensé en lo jodido que sería estar enfrascada peleando con él en tribunales. No le temo pero no tengo tiempo para su inmadurez y odio.

—Ay Barbacoa...—Irene se sintió culpable porque su papá no admitía la relación y trato entre ambas. —me da no se que, debido a mi nuestro padre te de dolores de cabeza. Soy una mujer, no se porque le cuesta reconocer y aceptar que puedo tomar mis propias decisiones.

Aunque su amor filial cayó en los últimos años, por respeto a él evitó decir lo que realmente pensaba y decía sobre Carlos. Se sacudió esas ideas, con un ademán llamó a su hermana para que compartiera lugar a su lado, en la cama. La jovencita aceptó, ya que adoraba ser mimada por Bárbara.

—Papá es controlador. No perdona mi rebeldía y que no me quedase llorándolo cuando dejó a mamá...—hizo una pausa forzada, tenía tiempo sin siquiera hablar de ella o pensarla.

Irene suspiró.

—Mamá...¿En que pensaba, Barbs? prefirió morir antes que quedarse con nosotras, era muy egoísta ¿Sabes?

Bárbara se volvió a mirarla, algo sorprendida.
Su madre había muerto hacía mucho y no creía que Irene la tuviese en ese concepto. Pero no la culpaba, ya que ella misma sintió por años que Carlota la traicionó y la abandonó.

—Mi pequeña...—la nombró mirándola comprensiva. —¿Hace cuanto te sientes así?

—¿Qué? —ella se volvió a mirarla también. —desde siempre. Papá siempre ha hablado mal de ella, creo que contribuyó a que no la recordara con cariño.

Pensó en lo cínico que había sido Carlos. Se imaginaba que quería seguir manteniendo a Irene bajo su control para continuar manipulándola, todos estos años hablando de Carlota y ahora de ella.

—No tiene respeto alguno. El mío lo perdió hace mucho, cambió totalmente. Es como si hubiese muerto y lo usurparan.

—Estando allá me habló, ya sabes mis abuelos le fueron con el chisme y me salió con que podía regresar a Estados Unidos sin ninguna represalia, con la condición de que me pagaría la universidad que yo quisiera pero que estuviera cerca.

—Es un mentiroso. Veo que se le olvidó nuestro último encuentro en el que no salió bien parado que digamos. —sonrió socarrona. —Sabe que si quiero puedo hacer que pierda todo.

Irene esbozó una sonrisita, también traviesa.

—Me imagino con ayuda de quien. Anda muy colaborador ¿No?

—Bastante. No quería que se entrometiera pero es el único que puede hacerle temer a Carlos.

—Por Dios, cualquiera le temería. —coincidió Irene.

—Sí. Más ahora, está tenso debido a sus «negocios» —enfatizó con ironía, arrastrando cada sílaba de la palabra. —Mejor no calentarlo de esa manera.

Irene río ante el comentario. Captó enseguida el sentido, ya era mayor y no inocente como antes. Bárbara bostezó, a través de su mirada denotó que no duraría mucho despierta.

—¿Quieres dormir ya, Barbacoa?

—Absolutamente, Pulga. Dejemos a mi matón cito favorito para después. —le dijo.

—Tienes razón, a mi también me mató volver de Guadalajara.

La hermana mayor sonrió, se incorporó lo suficiente para apagar su lámpara que proporcionaba luz tenue, haciendo que la oscuridad se apoderara de la habitación. El Fabergé resplandecía en su ornamentación principal, una rosa, que en realidad entre sus pétalos detallados resguardaba el lente de la
diminuta cámara de video.

El se quedó absorto, mirando la transmisión. Apenas pudo distinguir dos bultos sobre la cama. La imagen le aburría a cualquier persona con estabilidad mental, que no le interesase la vida de alguien más. No a él, no era su caso. Se cuestionó la conversación sostenida por las hermanas.

¿Quién era el tal «matoncito» ? Bárbara había insinuado a lo largo de los años haber salido con varios hombres pero aún así no logró dar con la identidad de los otros tres que tenía certeza, compartían cama con ella. La mujer a la que había encontrado como prestanombres ¿Tendría que ver con este sujeto? ¿El tal Fayo era uno de ellos? Lo averiguaría, posiblemente era otra línea de investigación que merecía la pena seguir.

Bárbara no iría a ninguna parte sin que el no supiera. Cerró el programa y apagó el monitor, después de un largo día de labores también debía dormir.

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2023 ⏰

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