Yo sé que los piratas no tienen acceso a ningún tipo de polvo de hada existente en Nunca Jamás, pero de alguna manera inexplicable, la almohada de Allan parecía ser una excepción a la regla. Bajo su resguardo, ninguna pesadilla fue capaz de mortificarme durante mis horas de sueño, había dormido tan profundamente que casi sentía recuperada toda la energía perdida durante la velada de anoche. Tenía que agradecerle a Allan por eso y tal vez por más.
Me disponía a acompañar a Geraldine para llevar a cabo nuestras tareas diarias; sin embargo y para mi sorpresa, al abrir la puerta me encontré con nadie más y nadie menos que el capitán. Él se encontraba a unos pasos de mi camarote , de espaldas a mí; portaba una camisa blanca de lino y un pantalón a rayas que lo hacía ver fresco y radiante. Su melena oscura no había sido atada por lo que sus rizos caían sobre sus hombros, moviéndose libres junto al viento.
Era evidente que algo le inquietaba, pues su nervioso balanceo sobre las puntas de sus pies lo delataba. Intrigada, cerré la puerta de la manera más sigilosa que pude y me acerqué a él. Estaba tan absorto en sus pensamientos que ni siquiera se había percatado del ruido de la puerta al cerrarse tras él. Me pregunté entonces qué sería aquello en lo que tanto pensaba.
Dispuesta a llamar su atención, toqué su hombro dos veces.
El capitán dio un pequeño salto en su lugar y sus ojos me miraron sorprendidos. Intenté contenerme para no reír, pero mis labios revelaron mis intenciones. Al darse cuenta de mi gesto, él carraspeó, probablemente avergonzado.
— Miss Darling.— Saludó, hablando un poco más rápido de lo habitual.
— Capitán.— Dejé que mis labios finalmente dibujaran esa sonrisa que tanto habían intentado ocultar.
Sus mejillas comenzaron a teñirse de un ligero tono rosado y no pude evitar sentir cierta ternura al verle.
— ¿A qué se debe su visita? —Pregunté, intentando generar un nuevo tema de conversación que le permitiera olvidar la incomodidad del momento.
— Ah, eso.— El capitán aclaró su garganta y continuó.— He pedido a Geraldine que le conceda tiempo libre esta mañana. La noche de ayer fue agotadora en muchos sentidos y me preocupaba que no tuviera la energía necesaria para nuestro trabajo de más tarde. Tal vez sería bueno para ambos salir y disfrutar un poco de aire fresco. ¿No le parece?
Me estaba invitando a dar un paseo... ¿a su lado?
Sin importar si estábamos en mi mundo o en Nunca Jamás, algo siempre era seguro: los hombres podían inventar cualquier tontería con tal de invitarte a una cita. Porque estaba claro que esto era una cita, ¿verdad?
Quizás sea yo la que está divagando tonterías.
—¿Wendy?
Su voz interrumpió mi diálogo interno.
—Claro, salir a caminar un poco de aire fresco, ¿porqué no?
Traté con todas mías fuerzas de mostrarme lo más neutra posible ante su invitación, pero al parecer, había fallado en el intento. Los papeles parecían haberse invertido y ahora era él quien osaba burlarse de mi, disimulando sus ganas de reír a través de una mueca seria y un poco extraña.
—¿Qué sucede?
— Nada.—Se frotó la nariz. Estaba mintiendo.—Entonces salgamos a respirar la cubierta. Después de usted, madame.—Dijo, invitándome a tomar la delantera con un gesto de caballerosidad. Y yo aún no podía entender qué era lo que le parecía tan cómico.
El aire fresco de la mañana acarició mi rostro mientras recorríamos la cubierta. El sonido tosco de la madera crujiendo bajo nuestros pasos a dueto con el canto del oleaje acompañaron nuestra caminata. La brisa marina llevaba consigo un aroma salado y refrescante que infundía una sensación de serenidad en mi interior. Me di cuenta entonces de que había pasado mucho tiempo desde la última vez que disfruté un paseo tan tranquilo, y aunque la presencia del capitán aún podía resultarme intimidante en ocasiones, su compañía en este preciso momento se sentía más amigable y natural de lo que alguna vez habría imaginado.
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NEVER EVER | Peter Pan retelling.
Fantasy«Toda mi vida y hasta este momento creí que había hecho lo correcto. Pensé que había tomado la mano de un ángel y que había logrado escapar de las garras de mi más profundo miedo. Nunca pensé que estaba haciendo justamente lo contrario.» INFORMACIÓN...