01: Cruack crack

347 34 5
                                    

Como cada mañana en Nunca Jamás, Frickles me da los buenos días depositando la no tan limpia bandeja de plata que contiene mi desayuno sobre el buró de madera para que así pudiera comerlo en la comodidad de mi cama

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Como cada mañana en Nunca Jamás, Frickles me da los buenos días depositando la no tan limpia bandeja de plata que contiene mi desayuno sobre el buró de madera para que así pudiera comerlo en la comodidad de mi cama. Era un acto que yo consideraba muy amable de su parte.

—¿Dormiste bien?—Preguntó como de costumbre, pero al mirar su rostro no pude encontrar la sensación de dulzura, felicidad y emoción que este solía ofrecerme. Al contrario, observé un rostro más pálido y deprimido de lo normal. Un rostro que al mirarlo me provocó un poco de náuseas.

—Claro que sí, como siempre.

Sonreí, aunque mi gesto no fue correspondido. No es algo típico de él. Es conocido como el niño perdido que ante todo suele mostrar su enorme sonrisa: Llena de dientes ligeramente torcidos, algunos un poquito más picados que otros. Un atributo que, sin duda alguna,  lo hacía destacar frente a los demás. Y para hacer la sonrisa todavía más interesante; esta se encontraba adornada por las pequeñas pecas que habitaban en sus mejillas, las que le hacían honor a su sobrenombre.—¿Está todo en orden?—Pregunté tomando mi desayuno del buró.

—¿Has encontrado la clave para salir de aquí?—Negué con la cabeza mientras daba mi primer bocado.

—No—Seguí masticando.—Pero la encontraré, te lo aseguro. No hay día en que no piense en ella.

Deseaba con tantas ganas salir a explorar el mundo de mis fantasías. Ver su siempre despejado y brillante cielo y correr. Correr hasta que mis pies se cubrieran de tierra y pasto. Explorar hasta el último rincón del país que había atesorado los momentos más extraordinarios de mi niñez.

Frickles me mostró una sonrisa ladeada y su mano rascó su nuca con sutileza.

—A lo mejor Peter tiene razón, quizá aquí te encuentras muchísimo más segura que afuera.—Titubeó. Con algo de pesar, tragué mi segundo bocado.

—¿Qué quieres decir con eso?

El muchacho bajó la cabeza y negó para sí mismo.

—Han avisado las sirenas que vieron a los piratas de Garfio en su laguna. Sospechan que, tal vez, ya conocen el paradero del nuevo escondite.—Soltó, hablando de una manera algo atropellada.— Y yo no quiero que nada te pase, Wendy. Se supone que para eso existe la nueva casa del árbol. Yo no quiero que nada te pase.

La casa del árbol

¿Cómo olvidar el antiguo refugio al que mantengo en los más preciados recuerdos de mi infancia?

Había desaparecido.

Cuando regresamos a Nunca Jamás, Peter Pan decidió que la casa del árbol ya no era precisamente el escondite perfecto para establecernos, puesto que James Garfio y sus piratas ya conocían su ubicación con exactitud. Así que, junto a los niños perdidos, ambos acordamos construir una nueva casa del árbol cerca de la laguna de las sirenas. Aquel momento fue uno de los más felices que tuve al volver a pisar Nunca Jamás. Imaginarán mi tristeza cuando me enteré de que aquella pintoresca casita no era el lugar en donde pasaría el resto de mis días.

NEVER EVER | Peter Pan retelling.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora