Menos solos

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-¡Nuevo Año, Nuevo Año, Nuevo Año! .-Un infante corría esmerado por la villa Uchiha. En su rostro se percibía la emoción viviente. Su sonrisa decía más que mil palabras... ¡Pues, obvio!, ¿quién no estaría tan feliz a un día de estar en un nuevo año?

En ese barrio, donde normalmente hay indiferencia, esta vez reinaba la alegría. Todos se encontraban buscando regalos para sus respectivos familiares. "¿Qué puedo dar?", "¿Les gustaría esto?", "¿Lo de allá?", "¿O tal vez esto de acá?" Cuatro de las preguntas que más rondaban por las cabezas de los Uchiha, y de los habitantes de toda Konoha en general.

Okey, en realidad, había un niño de cabello negro que consideraba todo aquello ridículo. ¿Qué tenía de productivo celebrar un nuevo año, así como navidad?, ¿Acaso acababa con las guerras?, ¿Con la violencia?, ¿Qué tiene de especial celebrar un año menos de tu existencia?

Con un poco de molestia se acomodó la bufanda que su madre le coció a mano, su misma madre, quien lo obligó a salir de su casa y a caminar por la villa. Pues, la mujer creía que su hijo andaba muy metido en casa, ¡Y nada mejor que hacerle salir un rato para que tome aire y se refresque un poco con la dulce nieve!

O bueno, eso tenía Mikoto en mente. Para Itachi, la situación era la peor. Odiaba las épocas de frío, y más cuando caía nieve. Su pequeña y pálida nariz estaba roja, al igual que sus mejillas. No por la vergüenza, sino por el clima del momento.

-¡Oh, yo quiero un rollo de canela, por favor!

Las voces de niños, quizá de su edad, rondaban por los alrededores. Ladeó su cabeza un poco interesado por lo que gritaban, dándose cuenta que su amiga, Izumi, estaba regalando postres gratis.

Un dulce aroma inundó sus fosas nasales, succionando aquel olor con su nariz rojiza. Relamió sus labios y se acercó a la castaña disimuladamente.

-¡Claro que sí! .-Sacó un rollo de canela y se lo entregó al niño, quien con una sonrisa y un pequeño sonrojo en sus mejillas, lo aceptó.

-Gracias.

Itachi frunció levemente el ceño cuando percibió esta escena, pero no dijo nada y decidió que mantendría su debida distancia.

Con entusiasmo, Izumi corrió a Hiro y Kira, los niños que hace algunos meses la molestaban. Ambos la miraron con reproche y enojo. No la habían vuelto a molestar desde la amenaza de Minoe, pero el rencor seguía presente.

-¿Qué quieres, mestiza? .-Kira no estaba nada feliz con su presencia. Aun así, Izumi ignoró el apodo que antes la lastimaba y su sonrisa gentil permaneció.

Con un poco de esfuerzo, comprendió que aquellos insultos no la debían afectar. Después de todo, la gente te discrimina sin razón: O porque te tienen celos, o porque sí. Pero no significa que lo que digan sea verdad.

O al menos, Minoe le dijo eso.

-¿Desean un dulce? .-Ofreció, extendiendo la canasta.

La sorpresa se pudo notar en cada facción de los rostros de Kira y Hiro, no solamente de ellos, sino también de Itachi. ¿Por qué les ofrecía un dulce, después de todo lo que le dijeron e hicieron?

Sin duda, Itachi no estaba conforme con la actitud de la castaña. Claro, su amabilidad es algo admirable para él, pero esto ya es pasarse.

-¿Tienen veneno? .-Fue lo primero que Hiro preguntó, y, ¿Para qué negarlo? Itachi no pudo evitar pensar lo mismo.

Izumi soltó una diminuta risa, sinónimo de melodía para los oídos del primogénito de Fugaku. Incluso, su enojo pareció haberse esfumado al oírla.

Interviniendo en Naruto [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora