Distintas Situaciones

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Los miembros del equipo cuatro regresaron a Konoha hace ya unas dos semanas. Aquella misión en la aldea de la arena había sido un medio éxito. Rasa mandó a decir que pensaría la oferta de Minato. Aún así, el rubio decidió felicitar a los chicos, y los invitó a una cena en su hogar.

¿Qué sucedió con Hannah y Caleb? Pues, ambos prometieron ir a Konoha por las épocas navideñas.

— ¡Vamos! —Alexander lazó millones de kunais a los cuatro niños, quienes comenzaron a esquivar con agilidad y destreza.

Minato los miraba desde una esquina del bosque con una sonrisa, la cual, se fue yendo con el paso de los segundos. Verlos a ellos cinco entrenando, le traía varios recuerdos de su antiguo equipo, de sus alumnos, de sus amigos... De los que alguna vez vio cómo sus hijos.

¡Estilo de Fuego: Jutsu Bola de Fuego! —exclamó Fiorella quemando todas los armas que iban hacia ellos. El ahora Hatake sonrió y retó a un combate de taijutsu, cuerpo a cuerpo.

Los niños ni lo pensaron dos veces y se acercaron a su sensei para empezar a atacarlo. Alexander tenía una buena defensa en taijutsu, pero no contaba con que Camila igual; sus movimientos eran realmente sorprendentes, y con su byakugan mejoraban aún más. Luego de algunos minutos, el entrenamiento dió por terminado dejando cansados a los miembros del equipo cuatro.

Minato entonces aplaudió y se acercó sonriendo complacido, los niños también sonrieron junto al adolescente.

— Eso estuvo realmente genial —halagó sin más, pues decía la verdad. Los chicos han mejorado mucho desde su llegada a ese mundo, les sirvió de ayuda que ya de por sí su cuerpo esté acostumbrado a esas cosas y que su cerebro solito les dé los jutsus. Pareciera que ellos lo hacían a propósito, lo cual era raro, pero nuestros protagonistas no le habían dado tanta importancia.

— ¡Gracias, tío! Siento que cada día mejoro muchísimo más mis habilidades —declaró el Uzumaki sonriendo como sólo ellos lo saben hacer.

Minato le revolvió el cabello.

— Ya lo creo —dijo—. Los cuatro son muy poderosos, demuestran bastante a tan corta edad —cruzó sus brazos con la sonrisa permanente en sus labios—, por eso, y creo que David ya les dijo, voy a enseñarles mi Jutsu especial.

Los niños sonrieron con tal emoción que contagiaron a los dos mayores. Rápidamente y sin esperar órdenes, corrieron a sus bolsos -los cuales estaban arrimados a algunos árboles-, sacaron de ellos los kunais con el sello y regresaron al Hokage con las armas en mano.

— Supongo, entonces que yo me retiraré. Tengo que hacer una que otra cosa —informó el peli-plateado, llevándose las manos atrás de su nuca.

— Recuerda mantenerme informado sobre Kakashi —dijo el rubio antes de que el adolescente se vaya. Alexander lo permaneció viendo unos instantes, para después asentir y retirarse del lugar.

Minato suspiró, ladeó su cabeza a los cuatro chicos del mundo alterno y volvió a mostrar su característica sonrisa—. Okey, comencemos...

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Shisui e Itachi caminaban tranquilos al campo de entrenamiento, ambos metidos en sus propios pensamientos.

El niño de ocho años se preguntaba muchas cosas en su alocada cabeza, entre una de todas esas preguntas estaba el por qué Minoe es como es. En su última misión, tuvieron que ir a las afueras de Konoha a cuidar a una familia completa, los cuales, estaban bajo una amenaza de muerte por parte de los ninjas de la roca, luego de un inconveniente que hubo.

Interviniendo en Naruto [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora