I Melancolía:,

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Pido perdón, pues ya no sé qué escribir, no sé qué contar, qué adorar, qué dulcificar con la palabra hasta que sientas esa efervescencia adolescente subir por tu espalda hasta tu frente... Esas mariposas convertidas en guepardos veloces que acaparan tu mente, la nutren, y la enamoran... Ya no sé que convertir en arte, qué retorcer y poner mil veces del revés, darle vueltas de campana, transformarlo como solo la energía se transforma, que tenga una doble vida; dulce como un bebé por el día, poderosa como una musa durante la noche.

Aún no ha llegado a mí, ese pensamiento mágico que mute a obra del cielo, o del infierno, ni siquiera me importa, solo quiero recuperar lo que alguna vez fue mío, ese don del estilo en las palabras, en la entonación, en el posicionamiento de los puntos y comas, esa pasión por ser incapaz de detener mis dedos dibujando letra tras letra, tan solo descansando para releerlo y perfeccionarlo hasta la plenitud de su propia existencia.
Quiero que vuelva a mi piel ese sexto sentido, esa capacidad de escritura tan especial como solo la mía lo fue, quiero que regrese el sentimiento de que he nacido para algo, y no solo para ser una sombra en un mundo repleto de luces.
Quiero saber a dónde se ha ido lo que siempre vivió conmigo, cuándo volverá a casa, porque lo añoro y aún guardo sus poemas favoritos. Y quiero saber por qué se fue, si siempre sería lo que más adoraría de mí, y de nosotros, y por qué se fue, si era lo que me mantenía en pie. Ya no está, ni siquiera puedo caminar, porque siento que vuelve y solo soy yo forzándome a creer que mis letras crecen como lo hacían, y solo soy yo rezando al infierno para que me lo traiga de nuevo, prometiendo no mirar atrás, no desesperarme, no caer hasta que él aparezca un día de sol, de lluvia o de simples nubes comunes, abriendo mi pecho en dos, sacando todo el arte incrustado en mis huesos, y yo, satisfecha, escribiendo hasta la eternidad, porque el amor al arte es lo que me apasionaba y algún día, lo volverá a hacer.

Mi forma de (no) vivir nunca me deja(rá) dormirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora