5; El demonio en la ventana

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Tapó sus pies con ambas manos, la madera estaba fría y eso lograba que varios escalofríos se produjeran por la desnudez de estos

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Tapó sus pies con ambas manos, la madera estaba fría y eso lograba que varios escalofríos se produjeran por la desnudez de estos. Sentado, con su torso inclinado mientras sus manos se encargaban de calentar sus extremidades, miró hacia su izquierda y observó la caja con las cartas, las cuales él no colocó ahí.

SooBin suspiró, no sabía que hacer, en verdad duda que haya una respuesta correcta para lo sucedido ayer— En serio ¿Qué es todo esto? —sus manos subieron a desordenar su cabello: estar pensando en una respuesta lo frustraba.

Ayer, cuándo estaba en el bosque, se desmayó y cuando abrió los ojos estaba en su cama.

Comenzó a tocar todo su cuerpo, buscando algo fuera de lugar, pero no había nada raro, ningún golpe, cicatriz, moretón, lo único diferente era la ropa puesto que despertó usando su pijama. Miró de nuevo a la caja en la pared y la tomo con sumo cuidado— Sé que no fuí yo ¿Cierto? —preguntó al aire.

Contó las cartas, estaban todas,  eran siete en total, faltaban cuatro y comenzaba a sentir que llegar hasta la última podría ser una misión imposible. Sujetando la caja, se puso de pie y se dirigió hasta el estudio, pensaba en colocar las cartas en ese lugar para que no siguieran en su cuarto en la pared, pero cuando sus ojos volvieron a conectarse con los de la pared casi las deja caer.

—YeonJun... —una leve imágen de ayer, dónde apenas y recordaba su nombre y su cuerpo solo se contrataba en la calidez de su cama, frente a sus ojos estaba esa presencia que, con toda la amabilidad del mundo lo colocaba sobre las mantas. Él rostro de esa persona era el mismo que del cuadro frente a él: SooBin se comenzó a reír sin gracia alguna porque eso no tenía sentido— ¡De verdad debo estar loco!

La risa se calmó, el lugar volvió al silencio que solo rompía el viento contra los árboles y sus ojos no podían mantenerse observando el cuadro. Por fin hizo lo que planeaba hacer y dejó la caja en el escritorio— Son tuyas, deberían estar aquí al menos. —Hizo una reverencia y salió del lugar sin más.

Por fin se permitió respirar con más tranquilidad y, hasta podía jurar, que el ambiente pesado que lo persigue se calmó un poco, no se sentía tan ahogado como ayer o hasta hace unos segundos. Se preguntó si lo que hizo fue algo bueno, un tipo ofrenda para un muerto, pero ese muerto lo había llevado a su cama y puesto la pijama si su mente no lo engañaba; en serio debía salir de ahí por un momento o se volvería loco.



 Se preguntó si lo que hizo fue algo bueno, un tipo ofrenda para un muerto, pero ese muerto lo había llevado a su cama y puesto la pijama si su mente no lo engañaba; en serio debía salir de ahí por un momento o se volvería loco

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Cartas del más allá  | yeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora