🐾 Capitulo 1🐾

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Ya ha pasado una semana desde que mi amo Taehyung me había escogido a mi por encima de todos los otros perros de la tienda.

¡A mí!

Estaba feliz, muy feliz. Mi colita no paraba de moverse a todos lados y la ansiedad de verlo entrar por esa puerta eran tantas que me levantaba cada cinco minutos esperando que aquella molesta campana sonara.

Jamás en mi corta vida creí decir esto, pero ansiaba que aquella campana sonara anunciando su llegada, pero cada vez que me levantaba por su sonido y no era él me entristecía mucho, hasta llegué a pensar que no vendría.

Pero hace tres día prometió venir hoy por mí, no quería hacerme daño y llevarme así tan rápido, por lo que el encargado y un veterinario lo instruyeron con mi medicina. Y le interesaba mucho, lo sabía porque arrugaba el lugar que quedaba arriba de sus ojos, en medio de un par de líneas de pelo, no sabía que significaba pero se veía interesante cada vez que lo hacía.

Finalmente escuché otra vez la campana, ya había perdido la esperanza, no quise levantarme emocionado para desilusionarme al ver que no era él, pero su voz era inconfundible, entró sonriendo y llevando consigo un bolso con una pequeña puerta de maya

¿ahí era donde me llevaría?

Me alegré tanto, charló uno minutos más con el hombre uniformado y ambos se acercaron hacia mí, me quedé quieto sentado, con mi cabeza de lado esperando.

Taehyung me cargó hasta que quedé frente a frente con él. Empecé a lamer su rostro y el reía, su risa era muy linda, de hecho él era el humano más lindo que había visto en mi vida, no podría estar más feliz con el amo que me tocó tener.

-¿Listo para ir a casa pequeño? -ladré en respuesta, por supuesto que quería irme con él.

Me metió en aquél bolso, era muy grande y cómodo, tenía un pequeño colchón en el que alcanzaba a la perfección, además que era bastante espacioso y olía a nuevo mezclado con algún olor aromatizante, el aroma hizo que mi hocico picara pero no me importó, estaba con él y era lo que me importaba.

Por la maya observé como nos íbamos y entrábamos a un auto grande.

-¿Listo joven? -preguntó un hombre con una vestimenta negra formal.

Muy pocas personas había visto vestidas de esa forma, solo unos cuantos hombres que llevaban a pequeñas niñas a elegir una mascota en la tienda. "Susy" la golden con la que compartía espacio era callejera antes de terminar ahí en la tienda, ella me explicó que a eso se le llamaba traje o smoking.

Me gustaría haber sido callejero, yo había nacido en la tienda, así que jamás tuve la oportunidad de ver el exterior, hasta ahora.

-Listo.

El auto avanzó por las calles, sentía como se movía a una alta velocidad y solo aveces se detenía por una extraña razón por poco tiempo.

Mi amo decidió sacarme del bolso, me cargó en sus piernas y cuando se fijó que tenía curiosidad por como me había quedado embobado viendo el cristal de la ventana me alzó entre sus brazos hasta que pude ver las calles de aquella ciudad.

Casas se veían, árboles, el sol de la tarde escondiéndose y algunos perros también jugaban con sus amos mientras corrían a traer una pelota y regresaban con ellos para repetir aquella divertida acción.

Me sentí mal porque yo no podría hacer eso, soy demasiado pequeño para una pelota tan grande, y ni hablar de ese objeto volador que era atrapado por un canino en el aire, estaba seguro que una de esas cosas podría aplastarme. Solté un gruñido preocupado.

¿Será que mi humano se aburra rápido de mí por no ser normal?

Esperaba que no. Porque yo estaba perdido en su hermoso rostro y en cómo su mirada iba mucho más allá del cristal y del paisaje.

Sentía que no estaba bien, en mi interior, en mi instinto. Pude oler su tristeza y quise consolarlo cuando rasqué su ropa con mis garras y froté mi pelaje en su cuello.

Mi amo me dedicó una sonrisa leve, una triste, pero sabía que eso era un gran comienzo para mejorar su estado de ánimo.

Sentí como el auto se detuvo y como Tae salió conmigo en brazos.

-Trae el bolso porfavor

Caminó conmigo en brazos, no sé si era mi emoción o sentí como los brazos de Taehyung temblaban, sentí como los vellos de ellos se erizaban, eso solo me pasaba cuando tenía miedo, ¿porqué mi amo tendrá miedo? ¿Alguien malo vive aquí?

Una señora con un aroma dulce abrió la puerta sonriéndole a él. Me calló muy bien, ella dijo que yo era lindo y me acarició un poco, yo correspondí a su caricia lamiendo su mano. Seguimos adelante y una mujer muy elegante se acercó a nosotros con una mirada demasiado fría para mi gusto, todo mi ser me alertaba que ella no era una buena persona.

-Creí que ibas a elegir algo mejor -listo, no me caía nada bien.

-Mamá, porfavor basta. Yo no quería un perro grande, no son de mi gusto.

-La verdad no me interesa, haz lo que quieras, si no fuera porque el doctor dijo que necesitabas un pulgoso de apoyo no hubiera permitido tal estupidez -el tono en su voz era desagradable -. Depresión, eso es una idiotez que te inventas.

Sentí como mi amo temblaba, pero esta vez con más fuerza y moviendo sus hombros, desde mi posición volteé a verlo y observé lágrimas rodando por sus mejillas.

-Ya basta -susurró

-Basta tu Taehyung, no eres más que un niño malcriado y mimado que solo quiere llamar la atención ¡Deja el drama!. Iré con mis amigas a dar un paseo, espero no volver a verte en el día.

Me dí cuenta que esa mujer tiraba veneno por donde sea, no me agradaba, la odiaba y lo demostré ladrando en cuanto se dió la vuelta.

-Encargate de mantener callado a esa rata si no quieres que acabe de callejero -dijo sin voltear.

Tae limpió sus lágrimas y acariciándome siguió el camino hasta llegar a una habitación espaciosa y linda. No podía saber muy bien que colores eran los que habían en el interior de aquél lugar, Susy me había contado que habían muchos colores, pero que nosotros los perros no podíamos percibirlos muy bien, solamente mirábamos un color llamado amarillo y otro llamado azul o eso es lo que recuerdo, por lo que todo lo que veía era en esos tonos. Pero aún así todo era lindo, incluida esa hermosa y espaciosa cama que se veía demasiado cómoda.

Tae se aventó conmigo a la cama, y flexionó sus piernas enrollándose en su lugar, me miró uno segundos y me puso frente a él, yo lo veía feliz y emocionado.

-Bien pequeño ¿Cómo te gustaría llamarte? -me preguntó mientras trataba de borrar el rastro de sus lágrimas.

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