010.
Lunes, 8 de mayo de 2017
Apenas unas horas quedaban para que finalizase su estancia en aquella habitación de lujo. Como el día anterior, Álex usó de nuevo su walqui talqui para pedirle a Álvaro la comida, y en apenas unos minutos, ya la tenía en la habitación. Encendió la televisión para distraerse mientras comía aquel delicioso plato de espaguetis con nata, iguales a los que solía prepararle su padre y que tanto le gustaban.
Lo que encontró mientras hacía un poco de zapping la dejó horrorizada. En las noticias, hablaban sobre la muerte de una mujer en la ciudad donde ella vivía. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo al ver el estado en el que se encontraba el cuerpo, y, al ver las imágenes del lugar de los hechos, lo comprendió todo.
Destrozada, comenzó a llorar. Sus lágrimas se vieron seguidas por una gran cantidad de gritos desgarradores. La desesperación la llevó a romper algunas de las cosas que se encontraban en la habitación.
¿Qué iba a hacer ahora sin su madre? Ella era su única esperanza, ya que su padrastro se encontraba de viaje de negocios y este apenas se preocupaba por ella. Su muerte le dolió tanto, ella era la persona que la había cuidado durante toda su vida, la única en la que podía confiar de verdad.
Unos fuertes golpes en la puerta disolvieron los pensamientos de la chica.
—¡Fuera!—gritó ella lo más alto que pudo—¡No quiero ver a nadie!
—¡Álex!—reconoció aquella voz enseguida—¡Ábreme por favor, soy Álvaro!
La chica, desesperada por encontrar algún apoyo, abrió la puerta. Nada más verlo, se abalanzó a sus brazos. Él era el único en el que podía confiar, él era ahora el único que podía ayudarlo.
—Han sido ellos, ¿verdad?—preguntó la chica en un susurro.
Álvaro la cogió en brazos y la entró en la habitación. No quería que nadie se enterase de su estancia junto a la chica.
Apenas un asentimiento de cabeza le bastó a la chica para volver a derrumbarse en el llanto, solo que esta vez sin gritos. Ya no había rabia, ahora solo quedaba el dolor por perder al único ser querido que le quedaba.
—¿Qué voy a hacer ahora? Ya no tengo a nadie que me proteja, estoy en un lugar en el que no conozco a nadie pero todos me conocen a mi, y ni siquiera puedo llevar el control de mi vida.
—Tranquila, no te preocupes. Supuestamente no debería hablar contigo, ni mucho menos ayudarte, pero nadie se enterará. Serás mi protegida. Te ayudaré en todo lo que pueda.
—Gracias.
Horas más tarde, el cielo comenzó a tornarse de naranja. El atardecer era precioso desde su ventana, lástima que no pudiera verlo con tranquilidad. Al rato, unos toques en la puerta alertaron a la chica.
—¿Quién es?
—Abre la puerta, Álex. Tenemos que hablar.
La mencionada dejó escapar un bufido. Aquella voz impertinente era del hombre misterioso que supuestamente la conocía. Tendría que buscarle un nombre si se negaba a darle el suyo.
Abrió la puerta y el hombre pasó. Este se sentó en una silla, mientras que la chica se mantuvo de pie.
—¿Qué quieres?—preguntó Álex impaciente.
—Relaja esos humos. Tenemos varias cosas que hablar. La primera, pero no más importante, es que te quedarás aquí unos días más.
En su interior, Álex bailaba la danza de la victoria. Al menos en aquel lugar tenía libertad y no se sentía vigilada.
—La segunda—continuó el hombre—, es sobre tu madre.
La cara de la chica cambió totalmente. ¿Cómo se atrevía aquel señor a hablar de su difunta madre?
—Te preguntarás quién la mató. Fuimos nosotros. Había llamado a la policía y no nos quedó más remedio. No obstante, si no lo hubiese hecho, la habríamos matado igualmente. Era la única persona que podría sospechar de tu secuestro.
Llena de rabia, Álex se acercó peligrosamente hacia el hombre, el cual se levantó, y comenzó a repartir puñetazos por todo su pecho.
—¡Te odio! ¡Eres un ser despreciable, eres horrible!
El hombre, sintiéndose superior a la chica, la agarró por los brazos y la levantó del suelo. Finalmente, la dejó sobre la cama una vez se había calmado.
—Aún no he terminado, señorita.
—Como vuelvas a llamarme así me levanto y vuelvo a pegarte.
—Inténtalo y tendrás un pie en la tumba.
Aterrorizada ante las palabras del hombre, tragó saliva y decidió que sería mejor dejarle hablar.
—Lo que en realidad quería contarte no era eso. No podemos levantar sospechas, así que el jueves irás al entierro de tu madre. No pienses que vas a ir sola. Todo mi equipo estará vigilándote desde la distancia, yo incluido. Al mínimo gesto de intento de escape, no dudaremos ni un segundo en aparecer junto a ti, y eso será peor.
—Bien. ¿Y cómo vas a distraer a la prensa, Don inteligente?
El hombre suspiró, cansado de la chica. Decidió dejarlo pasar.
—Álvaro irá contigo. Fingiréis que sois pareja. Lo de la prensa será fácil. Dirás esto.
El hombre sacó de su bolsillo un papel doblado por la mitad. Impreso en él se encontraba detalladamente lo que Álex tendría que decir.
—Tendrás que aprendértelo. Álvaro vendrá a recogerte mañana sobre las nueve.
Y sin decir nada más, el hombre se levantó de la silla y salió de la habitación.
No olvidéis votar.
~Nuria
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EL CÓDIGO [Disponible en físico]
Novela JuvenilUn extraño secuestro, una muerte inesperada, un tatuaje, una cárcel, nuevas amistades y una misteriosa puerta harán que Álex viva su peor pesadilla. Una llamada. Un acto tan simple cambió totalmente la vida de Álex. Tras ser secuestrada por un desco...