Capítulo 2

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Manto de Luz 

– ¡Cómo te atreves! – Siseó Estrella Hueca, azotando con brusquedad su cola en el suelo para llamar la atención de todos los gatos del Clan del Cielo.

– ¡No era mi intención! – Exclamó Manto de Luz, intentando respirar profundamente para calmarse antes de que la situación se saliera de control, aunque en realidad ya lo había hecho.

El líder le dirigió un fuerte gruñido antes de volverse a Salto Marrón. El lugarteniente estaba siendo ayudado por al menos dos guerreros más, que lo guiaban a la guarida de Pluma de Paloma pese a que la herida era pequeña. El escándalo que habían provocado incluso despertó al resto de los gatos del clan, que estaban en sus guaridas.

– Gatos del Clan del Cielo.– Vociferó Estrella Hueca, con las orejas hacia atrás y una fría mirada.– Manto de Luz ha atacado a Salto Marrón...–

Ningún gato se sorprendió esta vez, si no que lo empezaron a mirar con odio y miedo, mientras se mantenían atentos a cualquier movimiento cerca de la guarida de la curandera, como si de verdad se tratase de algo más grave que lo que habia pasado en realidad.

Todavía atónito, Manto de Luz se levantó y salió a toda prisa del campamento del Clan del Cielo, sin siquiera mirar atrás cuando Estrella Hueca lo llamó con un fuerte y claro maullido.

– Ni siquiera tengo que esperar a que me digan que me vaya de aquí...– Comentó para sí mismo, dando un par de saltos para esquivar unos arbustos bajos, que ya se empezaban a tornar de colores cálidos.

El sol brillaba con intensidad, calentando su pelaje denso y blanco y dándole una sensación de alivio. Mientras caminaba por el territorio boscoso, atento a cualquier sonido que no fuera de las aves o los ratones, se dió cuenta de la magnitud del problema: Probablemente había sido exiliado de su clan para siempre.

– De todos modos, estaría mejor sin ellos.– Murmuró, clavando sus garras en la tierra al pensarlo.

– ¡Manto de Luz! – Exclamó una voz fuerte a la distancia, pero cada vez acercándose más al joven guerrero. – ¡Espera! –

Al reconocer la voz de Pluma de Paloma, Manto de Luz relajó un poco sus músculos y fue disminuyendo su velocidad de a poco, hasta quedarse quieto bajo la sombra de un árbol.

–¿Qué quieres? – Preguntó con rudeza, aunque saludó con respeto a la curandera.

– Le conté a Estrella Hueca que fui yo la que te tuvo en mi guarida más de lo debido.– Comentó la gata gris y blanca, jadeando por la buena corrida que tuvo que hacer para alcanzarlo.– Y que no debía haberte castigado a ti.–

– Da igual... fue Salto Marrón que decidió eso.– Gruñó, tensando nuevamente los músculos al pronunciar el nombre del lugarteniente.

– Vuelve al campamento.... ¡No te van a exiliar! – Maulló su hermana, extrañamente segura.– Al menos no hoy.–

El gato blanco suspiró, moviendo su cola de lado a lado mientras seguía a Pluma de Paloma por el bosque, aunque en realidad no estaba seguro de si estaba diciendo la verdad, ¿Y si volvía a pasar lo que le había pasado con Garra de Abeja? ¿Acaso la curandera sería capaz de hacer eso?

– Creo... que mejor me voy.– Maulló por lo bajo, alejándose de su hermana rápidamente antes de que esta fuera a alcanzarlo.

Dió pasos apresurados hasta llegar a la orilla del lago, donde tropezó con una roca por estar mirando hacia el agua. Sabía que podía viajar por el territorio de otros clanes siempre y cuando se encontrara a colas de distancia del lago, así que si iba por la orilla podría llegar hasta algún lugar que fuera mejor que el Clan del Cielo.

– ¡Manto de Luz! – Llamó Pluma de Paloma nuevamente corriendo hacia el agua tan rápido que al frenar se mojó hasta el vientre.

– No volveré.– Maulló con fuerza el guerrero, azotando su cola contra la arena mientras volvía a retomar su camino.

– ¡Lo harás! – Siseó la curandera con las orejas hacia atrás.– Este clan te necesita tanto como tú a ellos.–

– No es cierto.– Respondió en un gruñido.– Puedo sobrevivir por mi cuenta.–

– ¿Y tus amigos? ¿Y yo? – Dijo su hermana, siguiéndole el ritmo.– Aunque creas que la mitad del clan son cerebros de ratón, tienes amigos allí... y familia.–

– Pero el resto del clan no me quiere allí.– Explicó el gato blanco, deteniéndose y sentándose en la arena.

– Estrella Hueca quiere pensar en tu nuevo castigo.– Informó la curandera, dándose la vuelta y caminando hacia el campamento. – En el peor de los casos, no tendrías que volver a ser un aprendiz de nuevo.–

– ¿Estás segura? –Preguntó Manto de Luz, caminando junto a ella.

La joven curandera asintió con confianza, al mismo tiempo que aceleraba el paso para llegar lo antes posible al campamento, aunque todavía no anochecía. Mientras seguía a su hermana, Manto de Luz empezó a pensar en lo que tendría que decir para defenderse por haber lastimado a Salto Marrón, si es que el clan lo dejaba hablar en su defensa.

– Solo diré lo que pasó.– Pensó el guerrero blanco, agitando nerviosamente la cola al distinguir los olores del Clan del Cielo cada vez más cercanos.

– No te pongas nervioso.– Aconsejó Pluma de Paloma mientras ambos hermanos entraban al campamento.

– Es obvio que no está ni cerca de saber como me siento...– Manto de Luz arañó la tierra al ver que Salto Marrón relataba en detalle como había sido atacado.

– Cerebro de ratón...– Comentó por lo bajo, apretando los dientes mientras se sentaba frente a Estrella Hueca, que había empezado a hablar con Pluma de Paloma.

– Si me apoya, tal vez no tendré tantos problemas.– Pensó, observando la conversación de los dos gatos hasta que ambos volvieron a sus posiciones.

– Gatos del Clan del Cielo.– Vociferó el líder.– Pluma de Paloma ha traído de vuelta a Manto de Luz.–

Dicho esto, el gato negro y blanco saltó del árbol en donde estaba, cayendo justo en frente del guerrero blanco con las patas firmes, pero con una mirada de preocupación que lo delataba. Sentándose frente a él mientras lo examinaba con la mirada, Estrella Hueca sacudió la cola nerviosamente.

– Ya tomé una decisión.– Comentó el gato, alzando la voz.

Manto de Luz le dirigió una mirada nerviosa a Pluma de Paloma antes de volver a mirar a Estrella Hueca con un gran nudo en el estómago. Ninguna solución del lider le beneficiaria a él.

– Continuarás en el Clan del Cielo y demostrarás donde reside tu lealtad.– Vociferó el gato blanco y negro. – Y en la asamblea tomaré una decisión definitiva, luego de hablar con los otros líderes.–

Manto de Luz tragó saliva, nervioso, pero a la vez aliviado. Ahora podría quedarse en el clan varios amaneceres más antes de saber si sería exiliado o no.

Pluma de Paloma le guiñó un ojo, volviendo a su guarida con pasos lentos que demostraban cansancio. Mientras ella y el resto del clan continuaba con su día, Zarpa de Nube apareció al lado del joven guerrero. El gatito tenía una sonrisa de oreja a oreja.

– ¡Pensé que tendrías que irte! – Exclamó alegremente, aunque sonó un poco molesto.

– Yo también....– Musitó Manto de Luz, limpiando su pelaje blanco mientras el aprendiz tomaba una presa del montón rápidamente y volvía a sentarse junto a él.

–¿Quieres compartir? – Preguntó el felino de ojos azules tan fuerte que algunos gatos voltearon a ver.

– Manto de Luz no comerá ahora.– Interrumpió Estrella Hueca con un gruñido suave.– Si es leal al clan, dejará que otros se alimenten antes que él.–

Zarpa de Nube asintió con una expresión de derrota, mientras tomaba su pieza de presa y prácticamente la arrastraba hasta la entrada de la guarida de los aprendices, probablemente para no tentarlo. Manto de Luz reprimió un gruñido mientras caminaba hasta su guarida, lamiéndose los bigotes al pensar en la sabrosa comida que tendría que perderse.

– Tendré que demostrar que soy un gato leal al Clan del Cielo.– 

Los Gatos Guerreros #2 - La Tensión de los Clanes: Cielo NubladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora