La joven gata calico respiró la brisa fresca y helada que acababa de entrar a la guarida. Era evidente que ya iba a empezar a nevar en las montañas, si es que ya no había empezado. Le habría gustado salir un momento a ver si ya había algo de nieve cerca del campamento, pero Estrella de Lodo probablemente la exiliaria si hacía algo así.
– Como castigo, serás considerada una veterana hasta que pueda consultarle a los otros clanes sobre exiliarte.– Había dicho el líder, sonando tranquilo, pero en realidad estaba tan molesto al oír que supuestamente había intentado envenenar a Nariz de Ortiga.
Ni Pelaje Sombrío ni Patas Blancas la miraban con buenos ojos, aunque aún era entendible dado que solo había pasado un rato. Ambos veteranos eran muy cercanos con Hoja de Manzana, y de seguro les rompía el corazón que su querida aprendiz haya intentado matar a una compañera de clan. Hoja Escarchada pensó que sería cuestión de tiempo para que los dos volviesen a confiar en su nueva compañera de guarida.
Todavía no podía entender como habían llegado bayas mortales a su charca de agua. ¡Ni siquiera recordaba tener tantas! Le parecía difícil creer que alguien en su clan pudiera ser capaz de entrar a su guarida y envenenar su agua para que el resto creyese que ella había sido la culpable.
– Y mucho menos alguien de afuera.– Pensó la joven gata, masticando lo que quedaba de la liebre de Pelaje Sombrío y que se iba a perder si no se lo comía ella.
Constantemente veía pasar a Estrella de Lodo y a Manto Manchado, quienes asomaban la cabeza cada cierto tiempo para comprobar si la ex curandera seguía ahí, aunque realmente Hoja Escarchada no tenia ninguna razón para hacerlo... o al menos no por ahora.
La gata calicó se imaginó lo hermoso que debía estar afuera el paisaje: copos de nieve acumulándose cerca del campamento, cada uno tan diferente como las decisiones que tenía ante ella, una agradable brisa fría y un hermoso cielo nocturno que se estaría perdiendo por no saber que hacer a continuación.
– Quizás haya algo mejor afuera.– Susurró con esperanza, recordando lo contenta que se veía Zarpa Pálida en el Clan del Trueno, o la agradable vida que parecían tener los solitarios cerca de los Dos Patas.
¿Pero era realmente una buena idea?, a diferencia de los solitarios o de Zarpa Pálida, ella tenía una familia en el Clan de las Montañas Altas... y era la única gata que realmente sabía de medicina en el clan.
– Pero nadie parece realmente necesitarme aquí.– Pensó, y justo después notó las miradas de su líder y lugartenientes en ella, lo que le recordó su mala situación actual.
¿Acaso viviría así para siempre si no se iba? ¿Algún día sus compañeros de clan confiarían en ella, o simplemente estaba perdiendo el tiempo?, se preguntaba. La decisión de irse del clan parecía cada vez más correcta, pero no era la primera vez que lo que ella consideraba correcto en realidad solo lo empeoraba todo.
– El Clan Estelar siempre estará ahí para los curanderos como nosotros...– Musitó la joven, recordando las siempre sabias palabras de su mentor. – Y cuando lo consideres necesario, siempre puedes venir al Árbol Estelar para hablar con las estrellas.–
"Lo hablaré con el Clan Estelar, ellos tienen la respuesta", maulló para sí la gata calicó, levantándose lentamente de su lecho de musgo y estirándose bien antes de fijarse si Estrella de Lodo, Manto Manchado o cualquier otro gato estaba cerca. Para su suerte, sólo estaba el líder cerca de la guarida de los veteranos y podría pasar al Árbol Estelar sin tanto problema.
Hoja Escarchada se movió con cautela, pero a la vez rápidamente para que nadie notase que había salido y desobedecido las órdenes de Estrella de Lodo. El corazón le latía con fuerza y le temblaban un poco las patas, pero se esforzó por mantenerse tranquila y llegar hasta la entrada de la cueva donde se encontraba el antiguo Árbol Estelar.
La gata calico empezó a acelerar el paso, sin detenerse para mirar hacia atrás por temor a ser vista. Sus ojos verdes brillaban de emoción por lo cerca que estaba de llegar a su destino, y la agradable sensación de sus bigotes rozando una de las paredes del túnel la tranquilizaba. Aquel lugar le traía recuerdos agradables: había confirmado su deseo de ser curandera en ese lugar, había visto al Clan Estelar por primera vez, Hoja de Manzana la había entrenado con todo su cariño y esfuerzo allí.... y Hoja Escarchada habría deseado entrenar a Zarpa de Rocío de la misma manera.
Sintió una punzada de tristeza al pensar en lo que la aprendiza podría haber sido y lo diferente que habría sido la vida de la curandera si nunca hubiese salido del campamento con la gatita.
– ¡Hoja Escarchada! – Un fuerte gruñido al final del túnel la sacó de sus pensamientos y le detuvo el corazón.– ¡Sabía que ibas a desobedecer las órdenes de tu líder! –
La joven gata calicó se detuvo inmediatamente al reconocer a la esbelta gata que se encontraba frente a ella. Había olvidado por completo que si alguien podía adivinar sus movimientos, era Manto Manchado. La lugarteniente se acercó lentamente a su hija, siempre bloqueándole la entrada al Árbol Estelar con su cola. Se veía molesta y a la vez decepcionada por la desobediencia de su hija.
– N-necesito hablar con el Clan Estelar...– Murmuró Hoja Escarchada.
– Ya no eres una curandera, y no puedes salir de tu nueva guarida o....–
– ¿¡O qué!? – Siseó la joven, interrumpiendo a Manto Manchado y olvidando completamente que no debía hacer mucho ruido o sería descubierta.– ¡¿Qué puede ser peor que lo que ya me ha pasado?! –
La lugarteniente se quedó sin palabras, buscando en su mente la respuesta a esa pregunta. Hoja Escarchada aprovechó la distracción y, entre lágrimas, salió corriendo en dirección contraria al árbol sagrado, aún insegura de si era la mejor opción que tenía.
– Yo misma lo dije...– Pensó la ex curandera mientras huía.– ¿Qué cosa podría ser peor que lo que ya he vivido? –
Con ese pensamiento en la mente, la gata calicó se acercó rápidamente a la pila de presas y se detuvo en momento antes de decir algo. Esperó a que los gatos presentes en el campamento se quedaran mirándola y luego azotó la cola contra el suelo para llamar aún más la atención:
– Después de todo lo que me han hecho pasar, no tienen que esperar más para exiliarme...– Vociferó la joven, intentando controlar el temblor de su voz .– Yo misma me iré del Clan de las Montañas Altas.–
Y apenas terminó la frase, Hoja Escarchada salió a pasos apresurados del único lugar que realmente conocía, pero segura de que a cualquier lugar que fuese, estaría más feliz
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Los Gatos Guerreros #2 - La Tensión de los Clanes: Cielo Nublado
FanficLuego de una muerte inesperada que golpea al Clan de las Montañas Altas en el peor momento, su curandera, Hoja Escarchada, deberá hallar la forma de que su clan pueda seguir adelante antes de que sea muy tarde. Pero cuando la lealtad de Manto de Luz...