La suave pero fría brisa que pasaba a través de su pelaje le recordó a la ex curandera que estaba oscuro, frío y debía buscar un lugar para quedarse, pero a la vez le recordó que ahora estaba dejando el lugar que llamaba hogar, pero que no se sentía como uno.
– Ahora soy libre.– Aseguró Hoja Escarchada, levantando la cabeza y respirando profundamente el aire frío que advertía la llegada pronta de la nieve a las montañas.
Aprovechó a revisar el cielo para asegurarse de que no habían águilas o halcones cerca que pudiesen hacerle daño como le pasó a Zarpa de Rocío, sin embargo, no había nada visible en el cielo. La ex curandera recordó que esas cosas no pasaban muy seguido, lo que le hizo sentir aún más culpable por la muerte de su aprendiza y no pudo evitar preguntarse si su vida sería mejor si la gatita siguiese con vida.
¡Pero claro que sería mejor! Con Zarpa de Rocío, probablemente nadie la habría acusado de envenenar a Nariz de Ortiga, o al menos la aprendiza habría estado ahí para defenderla. Tampoco tendría que estar huyendo de su clan, preguntándose si sería recibida en algún otro lado.
La gata calicó creyó oír pisadas detrás suyo, pero no parecían estar tan cerca de ella, así que la gata concluyó que se trataba de una patrulla que pasaba por ahí, pero que probablemente no se percatarían de su presencia ni aunque pasaran a su lado.
El hecho de que nadie fuera a buscarla para traerla de regreso solo le confirmó que nadie la necesitaría por ahora, y que ni siquiera su madre la extrañaría en el clan.
– Cuando me vuelvan a necesitar, estaré feliz en otro lugar.– Dijo para sí la joven, avanzando a paso rápido para encontrar una cueva o algo parecido pese a que era de noche y no se veía demasiado.
Hoja Escarchada recordó repentinamente que Manto de Luz había sido exiliado y que podría estar cerca, por lo que empezó a avanzar lo más rápido posible para evitar encontrarse con el supuesto traidor, aunque no estaba segura de a dónde ir, ya que casi no salía de las montañas.
– Alguno de los clanes me dará un hogar nuevo.– Murmuró la gata calicó, aunque no estaba segura de si realmente sería así.
Su delgado pelaje no le ayudaba mucho con el frío, pero a medida que se alejaba de su viejo clan el clima también era más agradable: ya se podían ver los enormes árboles del bosque y parte del hermoso lago. Parecía un lugar maravilloso para vivir y no pudo evitar sentarse a admirar el paisaje.
A su derecha, había un arbusto de bayas que destacaba por su color verde entre las montañas grisáceas. Sobre este, una polilla revoloteaba y casualmente se posaba en las hojas.
Aquello le pareció relajante a Hoja Escarchada, e intentó recordar la última vez que se había sentido así de relajada. Probablemente había sido antes de la muerte de Hoja de Manzana, cuando aún era una aprendiz y salía seguido a recolectar las medicinas que su mentor le pedía para mantener a sus compañeros de clan sanos y contentos, algo que la gata calicó nunca pudo hacer completamente bien.
– Incluso si no es en un clan, seré más feliz ahora...– Pensó, lamiendo sus patas delanteras mientras observaba las cosas a su alrededor.
El Clan del Cielo estaba cerca, pero definitivamente no aceptarían a una gata de otro clan luego de la traición de uno de sus guerreros, por lo que lo descartó como su primera opción. El Clan de la Sombra también estaba cerca y en realidad, era la mejor opción de la gata por ahora, ya que Estrella de Musaraña podría comprender su situación mejor que Estrella Hueca o el estricto Estrella Gris... aunque el líder del Clan del Trueno había aceptado a Zarpa Pálida hace un tiempo, por lo que no debía tenerle tanto odio a los gatos de otros lugares como parecía.
– Intentaré llegar al Clan de la Sombra... al menos por ahora.– Maulló la joven para sí, levantándose con la intención de retomar su viaje antes de que le diera hambre.
Se oían pisadas cerca, pero Hoja Escarchada decidió no darle importancia y empezó a caminar rápidamente hacia el territorio del lago, consciente de que cada segundo que estaba afuera quedaba expuesta al frío, al hambre y a las aves de presa.
El sonido de las pisadas era cada vez más fuerte, por lo que la gata estaba segura de que había uno o más gatos acercándose y se preguntó si acaso era alguna patrulla de Estrella de Lodo.
– De todos modos no pienso volver..– Bufó la ex curandera, deteniéndose nuevamente para escuchar mejor.
Sin embargo, apenas la joven se detuvo las pisadas también lo hicieron, lo que le pareció raro y preocupante a la vez. No podía estar segura de cuantos gatos habían detrás suyo, pero estaba segura de que al menos un gato la estaba buscando y ahora la había encontrado.
– ¿Manto Manchado? – Preguntó tímidamente y sin voltear a ver.
Pero apenas decidió seguir su camino, oyó como algo empezó a acercarse a ella rápidamente y no alcanzó a voltear la cabeza cuando sintió afiladas garras aferrándose a su lomo, botándola al suelo mientras intentaba zafarse de su atacante. La joven sintió un dolor agudo y un calor que le recorría el cuerpo, mientras su atacante le mordía el cuello y le arañaba la cara, ahogando a la gata con su propia sangre.
Todo a su alrededor se empezó a oscurecer y Hoja Escarchada luchaba por respirar o pedir ayuda, pero sus músculos no reaccionaban y de su boca solo salió un débil maullido antes de que todo se volviera oscuridad.
ESTÁS LEYENDO
Los Gatos Guerreros #2 - La Tensión de los Clanes: Cielo Nublado
FanfictionLuego de una muerte inesperada que golpea al Clan de las Montañas Altas en el peor momento, su curandera, Hoja Escarchada, deberá hallar la forma de que su clan pueda seguir adelante antes de que sea muy tarde. Pero cuando la lealtad de Manto de Luz...