Capítulo 13

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Las fuertes pisadas del gato manchado le indicaron que algo malo estaba por suceder. Hoja Escarchada veía al gato que hace muchas lunas había sido líder, pero la curandera no podía moverse, ya que sólo estaba viendo la escena. El gato se paseaba nerviosamente de un lado a otro, mientras una joven de pelaje gris lo miraba mientras su cola se movía con nerviosismo.

– ¿Y? – La gata gris rompió el silencio.– No vas a intentar ganarte su respeto, ¿O si? –

El gato marrón manchado no respondió. Tenía la mirada clavada en un charco de agua, como si intentara ver más allá de él. Era un gato viejo llamado Estrella de Cernícalo, cuya historia sólo recordaba Hoja Escarchada por las historias de la vieja Mancha Oscura.

– Podemos dejar de mostrarnos débiles.– Maulló el líder, alzando la cola.– Sólo así van a creer que somos tan orgullosos y poderosos como ellos.–

– ¡Pero ya nos han atacado! – Reclamó la gata con la voz temblorosa, cubriendo sus patas temblorosas con su cola peluda.

– Hay que mostrarles que somos tan perfectos como ellos creen que son, Manto Cenizo.– Afirmó el felino.

– Creo que estamos mejor sin ellos...– Musitó la gata gris, mirando desafiantemente a su líder.

– Ahora si, pero algún día podríamos necesitar de su ayuda.– Interrumpió Estrella de Cernícalo, con una confianza en su voz que demostraba lo seguro que estaba el gato de su decisión.

– No podemos ser perfectos, Estrella de Cernícalo, todos tenemos algún defecto.– Comentó Manto Cenizo, cada vez más preocupada.

– Entonces finjamos serlo.... o los otros clanes van a terminar con nosotros..–

Hoja Escarchada se levantó de su lecho, sobresaltada. Estaba durmiendo en el mismo lugar donde había ocurrido su sueño, aunque no se veía exactamente igual por la gran cantidad de lunas que habían pasado desde entonces. La gata cálico todavía estaba aturdida por su sueño, que había sido el segundo de ese tipo desde la Asamblea, pero se vió obligada a levantarse cuando los gruñidos de Nariz de Ortiga se hicieron escuchar, seguidos de los reclamos de Estrella de Lodo. Ambos gatos habían empezado a discutir antes de que Hoja Escarchada tomara una siesta, pero a la curandera no le sorprendió que todavía estuvieran en lo mismo.

– ¡Apenas son una pareja y ya están peleando! – Exclamó la gata para sus adentros, moviendo lentamente sus patas en dirección a la guarida del líder para oír mejor lo que decían, aunque obviamente tenía que tratarse de ella.

– Nos hizo ver débiles en la Asamblea... ¡Aún no entiendo porqué no la has enviado con los veteranos! – Nariz de Ortiga gruñó, molesta.

– Si tuviéramos otro curandero, ya lo habría hecho, pero Zarpa de Rocío murió apenas empezó a entrenar.– Justificó el atigrado marrón.

– Tú tienes conocimiento de medicina, podrías enseñarnos un poco a nosotros y así no necesitaríamos a Hoja Escarchada por cualquier mínimo rasguño.– Dijo la guerrera.

Luego del sueño de Hoja Escarchada, todo parecía tener más sentido: Los gatos del Clan de las Montañas Altas buscaban el respeto de los demás, y como había dicho Estrella de Cernícalo, la única manera era viéndose perfectos y fuertes, cualidades que la curandera no poseía y por eso irritaban a gatos como Estrella de Lodo y Nariz de Ortiga.

– Pero no necesitamos vernos perfectos... no nos respetarán sea lo que sea que hagamos.– Pensó la gata cálico, acercándose a la pila de presas mientras lamía sus bigotes. No había comido mucho y debía aprovechar a comer ahora que estaban en la estación de caída de hojas.

Los Gatos Guerreros #2 - La Tensión de los Clanes: Cielo NubladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora