Capítulo 8

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El cielo estaba nublado esa mañana, pero no había ningún indicio de que fuera a llover. De hecho, cada gato del Clan del Cielo estaba seguro de que el cielo se despejaría antes de la Asamblea.

Pequeño Arbusto jugaba a cazar una enorme hoja anaranjada mientras era vigilado por Nube Nocturna para que la madre del cachorro pudiera comer a solas. El gatito era el único miembro del clan que en realidad no odiaba a Manto de Luz, aunque eso era porque apenas lo conocía, al igual que Zarpa de Nube o Zarpa de Pino.

– Todos creen que lastimé a Zarpa de Nube... ¡Pero no lo hice! – Reclamó el gato blanco a la joven gata gris y blanca a su lado.

– Eres mi hermano y por eso te creo, pero ya habías estado a punto de atacarlo antes..– Maulló la curandera, golpeándolo con la cola suavemente.– ¡Es por eso que te están acusando! –

– Si, pero..- –

– ¡A veces eres un dolor en la cola, Manto de Luz! – Exclamó Pluma de Paloma con una mirada de tranquilidad que indicaba que no lo decía de mala manera. – Cuando reclamas lo haces peor.–

Con un ágil movimiento de sus patas, el guerrero blanco dió un rápido salto, cayendo sobre Pluma de Paloma a modo de juego. La curandera le respondió con un suave ronroneo, pero cuando estaba a punto de empujarlo para soltarse y jugar con él, Salto Marrón apareció desde la guarida de la gata gris y blanca, acompañado de Zarpa de Nube y Garra de Abeja. Los dos gatos que caminaban junto al lugarteniente se veían serios, y Manto de Luz asumió que tenía que ver con lo que había pasado en la patrulla.

– ¡Manto de Luz! – Llamó Salto Marrón con un gruñido suave pero rudo. – Ven a la guarida de Estrella Hueca.–

Sin dudarlo ni un segundo, el guerrero de pelaje blanco se dirigió a la guarida del líder, probablemente para ser regañado. A diferencia de otras veces, no estaba nervioso, si no confiado de que Zarpa de Nube iba a confirmar su encuentro con el Clan de la Sombra. Después de todo, Zarpa de Nube era su amigo.

– Supongo que todos saben para que están acá.– Comentó el gato negro y blanco al ver al grupo de gatos en su guarida.

– Manto de Luz no solo atacó a un aprendiz, ¡Mintió sobre eso también! – Siseó Salto Marrón, mirando de reojo al gato blanco de ojos amarillos.

– Quiero escuchar a Zarpa de Nube primero.– Interrumpió Estrella Hueca, señalando al aprendiz blanco con su cola delgada. – ¿Que fue lo que pasó? –

– Estaba hablando con Manto de Luz cuando escuchamos algo... pero después no recuerdo que pasó, sólo sentí una mordida de un gato y un olor horrible a otro de los clanes.– Explicó Zarpa de Nube, casi gritándole a los gatos.

Manto de Luz pensó que Salto Marrón iba a ser el primer gato en hablar, reclamando que Zarpa de Nube había sido atacado por Manto de Luz y no por el Clan de la Sombra, argumentando que el aprendiz tenía mala memoria o algo por el estilo. Sin embargo, el lugarteniente permaneció en silencio, como si analizara las palabras del aprendiz una por una.

– ¡Manto de Luz pudo haber pasado al Clan de la Sombra, y por eso Zarpa de Nube sintió un olor desagradable! – Gritó Garra de Abeja, erizando la cola y mirando al gato que había sido su aprendiz con desconfianza.

– Yo creo que los gatos del Clan de la Sombra si estuvieron en nuestro territorio.– Comentó Salto Marrón, mirando al aprendiz.– Zarpa de Nube puede ser ruidoso y probablemente más sordo que un zorro muerto, pero si sintió un olor a otro clan, tiene que ser eso.–

– Salto Marrón tiene razón, y podemos preguntarle a Estrella de Musaraña si sus guerreros estuvieron en nuestro territorio y confirmarlo.– Estrella Hueca alzó un poco la voz, en señal de que estaba muy confiado al respecto.

– Bueno, podemos ir a prepararnos para la Asamblea entonces.– Finalizó Salto Marrón, saliendo de la guarida del líder de inmediato, aunque con una despedida respetuosa como siempre lo hacía.

Manto de Luz notó que Garra de Abeja salió sin dirigirle la mirada, al igual que lo había hecho Salto Marrón algunas veces. Estrella Hueca y Zarpa de Nube le hablaron con tranquilidad y cierta confianza, pero la reacción de su antigua mentora todavía le daba vueltas en la cabeza.

– ¡No tiene razón para creer que yo ataqué a Zarpa de Nube! ¡Sólo quiere llevarme la contra! – Reclamó el guerrero cuando estuvo a solas con su hermana.

– Creo que todavía le molesta lo que le dijiste....– Musitó Pluma de Paloma, al mismo tiempo que le pasaba a su aprendiz un par de hojas de perejil para que examinara.

– Incluso así, no tenía para qué intentar meterme en más problemas de los que tengo.– Manto de Luz golpeó su cola contra el suelo.

– Como cualquier mentor, ella ha sido muy paciente... pero todos tenemos un límite. No puedes pedirle que soporte todos los problemas que has tenido sin molestarse.– La curandera se acercó a su hermano para lamerle la frente.

Pluma de Paloma tenía razón: Todos los gatos tenían un límite. Pero incluso así, el límite de casi todos sus compañeros de clan era más pequeño que una cola de ratón. De hecho, Manto de Luz estaba seguro de que todo el clan iba a estar a favor de su exilio cuando fuese la hora de la Asamblea.

– Si resulta que te exilian, por lo menos no tendrás que soportar todo esto.– Pluma de Paloma ronroneó con los ojos cerrados. – Y hay suficiente espacio para ti en algún granero o algo así.–

Las palabras de su hermana le dieron al gato blanco un escalofrío. No lo había pensado antes, ¿Qué iba a hacer si lo exiliaban?

Ninguno de los otros clanes aceptaría, porque obviamente Estrella Hueca y Salto Marrón harían una exageración de los sucesos, y la vida como un gato exiliado no sonaba nada fácil.

– Si me exilian, ¿Quién me aceptará? – Se preguntó el guerrero, moviendo ansiosamente las patas mientras esperaba la hora de enfrentarse a los otros clanes.

Los Gatos Guerreros #2 - La Tensión de los Clanes: Cielo NubladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora