Capítulo 1

76 16 0
                                    

Hoja Escarchada

Un escalofrío recorrió su pelaje hasta la cola. La pequeña gata estaba tirada en el suelo de roca, llena de sangre en su pelaje y en un charco justo debajo de ella. Había dejado de respirar hace poco y en su cara había una expresión de horror, evidentemente por la gran caída que fue provocada por el águila, que ya se había ido.

Hoja Escarchada sintió como si se le hubiera detenido el corazón y ya no pudiera ni respirar, como si ella hubiera caído a la misma distancia que Zarpa de Rocío.

– Z-zarpa de Rocío...– Musitó la curandera, mientras continuaba lamiendo su pelaje.

Sabía que ya no podía hacer nada para salvarla, pero tampoco podía dejarla ahí, porque si había un águila cerca, definitivamente habrían más. Sin embargo, la gata cálico apenas podía moverse del terror y ni siquiera podía oler más que el apestoso aroma de la sangre de su aprendiz, por más que intentaba.

Con lágrimas en los ojos, la curandera se acostó junto a la gatita y apoyó su hocico en su pelaje blanco de manchas negras, que estaba rojizo por la gran cantidad de sangre que había perdido. Hoja Escarchada cerró los ojos y trató de respirar profundamente, pero la muerte de la gatita volvía a repetirse en su cabeza una y otra vez.

– ¡P-perdóname, t-todo fue mi culpa! – Susurró con la voz temblorosa, todavía jadeando.

Justo cuando nada podía ser peor para ella, un chillido de horror le hizo erizar el pelaje y abrir los ojos, pero aún así no podía ver nada más allá de su nariz, así que trató de concentrarse para oír mejor y así reconocer la voz y su procedencia.

– ¡Por el Clan Estelar! – Gritó la misma voz, pero ahora más cerca suyo.– ¡Hoja Escarchada! ¡Zarpa de Rocío! –

Apenas levantó la cabeza, se encontró con Estrella de Lodo y su patrulla frente a frente. Los gatos tenían expresiones de horror y sus pelajes estaban erizados, con las garras afuera y preparados para atacar. El líder fue el primero en acercarse y olisquear el aire, evitando hacer muecas de asco al sentir la sangre. Cuando terminó, cambió a tener una expresión de desconfianza.

– ¡Hubo un águila aquí! – Exclamó. Hoja Escarchada notó un leve temblor en sus patas.

– U-un águila se t-trató d-de llevar a Zarpa de Rocío y cayó al s-uelo.– Explicó la joven gata intentando sin éxito levantarse.

– ¡¿Acaso no sabías que los gatos de menos de siete lunas no pueden salir?! – Siseó Bigote de Ratón de inmediato.

Todos los gatos de la patrulla parecieron reflexionar las palabras del guerrero café claro, puesto que luego de unos momentos de silencio total, empezaron a rodearla y mirarla fríamente. Estrella de Lodo pareció darse cuenta de eso, porque de inmediato pidió silencio para hablar.

– Bigote de Ratón tiene razón: nunca debiste dejar el campamento con ella.– Maulló el atigrado marrón con la mirada clavada en la gata muerta.

– L-lo olvidé...– Respondió Hoja Escarchada, todavía entre lágrimas.– Íbamos de regreso cuando apareció el a-aguila.–

– Nunca más dejaré que un gato así de joven se aleje del campamento.– Comentó Estrella de Lodo con las orejas bajas.– Y en cuanto a ti, ya veré que hacer.–

Había algo en la forma en la que la señaló que no le dió ninguna esperanza de poder explicarle la situación y que lograra entenderla realmente, aunque por lo menos iría a entenderla más que el resto de los gatos del clan.

Mientras Pelaje de Carbón le ayudaba a levantarse y caminar, Hoja Escarchada reparó en Nube de Acebo: La gata negra y blanca era la madre de Zarpa de Rocío y Zarpa Roja, por lo que la noticia no le iba a hacer nada bien ni a ella ni a Zarpa Roja.

Los Gatos Guerreros #2 - La Tensión de los Clanes: Cielo NubladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora