Mientras 2 personas enamoradas se entregaban la una a la otra en esa pequeña habitación, desatando toda su pasión sin miedos y sin perjuicios, otro era el panorama en los exteriores de la casa principal.
el joven Armstrong miraba estupefacto todo lo que en tan solo minutos sacaron del almacén los chicos de seguridad bajo la orden de su jefe.
Cajas sobre cajas se apilaban frente a él, sabía cuál era el contenido de estas, pero había una especialmente que llamaba su atención.
Ni su padre, ni mucho menos el jefe Sarocha le explicaban lo que estaba sucediendo, pero no era necesario preguntar pues el, tanto como los demás sabían a la perfección que una guerra se avecinaba por así decirlo.
Y es que después de haber escuchado a Freen, su padre dio la orden de adelantar el toque de queda, al igual que dio la orden que las mujeres del servicio junto con su esposa abandonaran la residencia lo más pronto posible, a él también le pidió irse en cuanto volviera Rebecca a la casa, pues al parecer ya había cambiado idea
Es palpable el miedo, incluso en el jefe Sarocha que aun después de que Rebecca y Freen desaparecieran del lugar su mirada se había quedado estancada y vacía, pues el peso de la verdad y las consecuencias de todo lo hecho ya habían llegado incluso hasta ellos.
Pues nunca se imaginó verse en esta situación, pero es algo que tanto el cómo señor Armstrong obtuvieron por no saber pensar más allá.
Sabe a ciencia cierta que su hija nunca le va a perdonar el mal que le ocasiono, sobre todo en poner en duda su comportamiento y su lealtad tanto como los valores que le inculco su madre, sabe a la perfección que él es el principal culpable de que Freen se encuentre en esta situación al enviarla a ese macabro lugar, sabía que correría un terrible riesgo y peligro, pero también sabía que ella sobreviviría y se adaptaría para afrontar toda clase de riesgo mortal y cada situación que se le presentase. Porque de algo estaba seguro es que su hija siempre saldría ganadora en cualquier batalla, la había entrenado desde tan pequeña, pero debía aprender más, debía dejar de lado sus sentimientos, pero sobre todo tenía que manejar esa rabia que sentía con sabiduría y disciplina.
Sus muchachos dejan en el piso una especie de caja pesada trayéndolo devuelta a la realidad, ellos esperan su orden para poder desmantelarla lo cual hacen segundos después.
El hombre mayor suelta un fuerte suspiro cuando el contenido es visualizado por todos allí
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
.-quémierda!.- se escucha el grito que pega el primogénito de su Jefe.- papá! Qué-
.-Richie!.- lo interrumpe su padre.- porfavor...hijo...-el muchacho solo atina a negar con su cabeza.-
