—Siempre te verás mejor en mi retrato. —sonríe.
—Definitivamente. Gracias por hacerlo.
—Enamoramiento de adolescente. —se encoge de hombros— Ya lo superé, fue bonito sentirlo mientras duro.
Me da un beso en la mejilla.
—Merecías un final feliz, tal vez conmigo en el mundo alterno que mencionaste una vez.
—Hubiese sido un gusto conocerlo, capitán.
Esa fue la última vez que se vieron.
Pero ahora, estaban a sólo unos minutos de volverse a reencontrar, y era algo que Rachel no sabía.
Su exilio había acabado, y el avión que la llevaba de regreso a Londres para volver a tomar su puesto como teniente estaba a unos momentos de aterrizar.
Estaba muy nerviosa de volver a ver a todos, luego de estar tres años lejos le daba un poco de temor volver a su vida normal. Pero también estaba muy emocionada y contenta de no estar más en el exilio.
El avión aterrizó en una pista privada. Rachel no sabía quien pasaría por ella, probablemente gente de confianza del ministro Alex Morgan, quien a sido la única persona que ha visto en este tiempo. Antes de viajar a Londres pidió ir con sus padres y hermanas, pero el ministro prefirió que llegara a Londres antes.
—Entonces, ¿qué va a pasar ahora?
Rachel miró a la pelirroja frente a ella. Chloe Roché era una chica que conoció en la central de Francia las semanas que estuvo ahí, se hicieron muy buenas amigas, y cuando fueron por ella pidió que la también teniente la acompañara.
—Según el ministro me regresarán a mi cargo. —murmuró— Pero no tengo la mínima idea de cómo saldrá todo esto.
Ambas bajaron del avión con sus maletas, solo había un auto en la pista que no parecía de la central.
Un hombre bajó del auto quitándose las gafas de sol que traía. Rachel sonríe al reconocerlo.
—James, te ves bien. —le habló sonriendo.
La pelinegra corrió hacia donde está el capitán y lo abraza con fuerza, emocionada por encontrarse con alguno de sus amigos al fin.
—Me da gusto verte. —Rachel sonrió.
—¿Cómo estás?
—¡Feliz, al fin puedo volver a casa!
Ambos se miraron a los ojos unos segundos, pero Rachel apartó la mirada cuando sintió a su amiga detrás de ellos. La presentó antes el capitán.
Parker subió sus maletas a la parte trasera del vehículo antes de subirse a su asiento y arrancar. Rachel iba en el asiento del copiloto, en ningún momento dejó de sonriera. Comenzó a preguntar por sus amigas, y mientras Parker le contestaba ella le explicaba a Chloe quienes eran cada una de ellas.
—Mañana será el juicio. —avisa el alemán, poniéndola nerviosa— Antoni estará esposado y habrán muchos soldados en el lugar, tranquila.
—Estoy tranquila. —respiró hondo.
Chloe miraba por la ventana, nunca había estado en Londres y se sentía emocionada de poder estar en esa central, siempre habían hablando muy bien de los soldados de ese lugar.
Llegaron frente al edificio en donde se encontraba el departamento de Rachel, una ola de nostalgia llegó al recordar los momentos que vivió en ese lugar. Parker le dio la llave para que subiera.
Todo estaba tal y como lo había dejado, se notaba que alguien venía a limpiar de vez en cuando.
El capitán le dejó sus cosas en la sala.
—El ministro vendrá por ustedes en la mañana, a las siete. —la miró con advertencia— No te atrases, James.
—No se preocupe, capitán, estaré puntual.
—Eso espero.
Le da una última mirada antes de despedirse de ambas para dejarlas. Rachel se quedó mirando la puerta cuando la cerró.
—Y... —Chloe sonríe levantando una ceja, sentándose en el sofá— ¿Quién es él y por qué siento tensión sexual aquí?
—¿Eh? —la pelinegra frunció el ceño, al ver la mirada pervertida de su amiga comenzó a negar— No, no es lo que piensas, sólo somos amigos. Más o menos.
—Sí, yo también tenía ese tipo de amigos...
Rachel le lanzó con un cojín causando la risa de ambas.
—Espero que Londres sea tan maravilloso como me lo describiste.
—Vas a amar estar aquí. —se sienta a su lado— Mis amigas te caerán muy bien, ya verás.
—Con lo que me haz dicho de ellas ya me agradan.
Las cosas en Londres habían cambiado un poco, pero eso no les impedirá divertirse y disfrutar del ambiente de la central, pues una cosa que comparten ambas es su amor por la milicia. La teniente James ya estaba emocionada por volver a su puesto e ir a su primera misión, y su amiga no se quedaba atrás, ella ya quería saber cómo eran las misiones siendo parte de la central de Londres.
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