Capítulo 2: Nervios del primer día

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Inko tenía dudas sobre esta vida. Pensaba que sería algo a temer cada segundo. Claro, estarían confortados cada instante con dinero, comida y camas. Pero eso no significaba nada si cada segundo estarían cerca de una criatura que los comería sin pensarlo.

Afortunadamente, esas dudas pronto la abandonaron. La comida era de clase mundial a pesar de su aspecto horripilante y exótico, y el té Hell Grey sabía tan refrescante a pesar del ominoso humo negro que emitía. Las camas eran cómodas y Izuku tenía acceso a internet y cuadernos de gran calidad para su investigación sobre héroes.

Ella reprimió un punzón de culpa al respecto. Él estaba tan decidido, pero sin un quirk, su pequeño podría haberse lastimado. Hasta ahora no había nada que pudiera hacerles daño. A excepción de que, si un demonio los olfateaba, los dos humanos habrían sido devorados en el acto.

Luego llegó el momento actual en cuestión. "Um, Sullivan-san–"

"¿Cuántas veces tengo que decir esto? Llámame Papá," respondió el demonio con una sonrisa.

"Vale, vale. Papá, ¿qué es todo esto?" preguntó mientras señalaba la pila de lápices y libros, que para Izuku no estaría mal, pero también la ropa en cuestión parecía bastante escolar.

"Esto es para Izuku-kun. Tiene su primer día de escuela pronto," afirmó con un tono jovial.

"Oh, ya veo." Inko asintió con una sonrisa, pero unos segundos después, una expresión de pánico apareció en su rostro. "¡Oh Dios mío, me olvidé completamente de la escuela!" gritó. "¡Sus notas pueden estar bajando, las ausencias se están acumulando, ¿tenemos trenes que vayan a Musutafu!?" Comenzó a hiperventilar.

"Relájate, querida Inko, ya he gestionado una transferencia, él comenzará en la Escuela Demoníaca de Baybls en unos días," Sullivan tranquilizó a la madre.

"Oh, gracias, ha sido caótico con la nueva adaptación y he estado tratando de asegurarme de que todos estén felices... ¿dijiste Escuela Demoníaca?" Parpadeó al mirarlo.

"Por supuesto, de hecho, yo dirijo la escuela. ¿Te imaginas? ¡El nieto del director asiste a su propia escuela! ¡Podríamos divertirnos mucho, imagina a los amigos!" gritó con alegría.

"Vale, vale, lo entiendo completamente. Contrapunto, ¿es seguro?" Habló tímidamente.

"Por supuesto que lo es. ¡Opera, trae el perfume!" le dijo al hombre en cuestión.

Opera era un hombre con un traje rojo y cabello rojo brillante, con cuernos rojos que casi se ocultaban tras unas adorables orejas de gato esponjosas que se movían con alegría. Tenía unos ojos de un tono naranja vacío que mostraban una expresión paradójicamente aburrida y divertida, y en sus manos sostenía un barril bastante grande de un líquido púrpura espumoso que comenzó a verter sobre la hija adoptiva. "Está cubierta, maestro," habló con una calma perfecta.

"¿Es esto algún tipo de ritual del inframundo del que no estaba al tanto?!"

"Ahora, ahora, no te alarmes, querida hija. ¡Este perfume está hecho especialmente para enmascarar tu olor de otros demonios! Tienes que tener cuidado y ponerte esto todos los días, ¡o los demonios se darán cuenta de que eres humana y te devorarán!" El recién hecho padre y abuelo explicó con un tono demasiado alegre para el gusto de Inko.

'Bueno, parece que está de buen humor'. Ciertamente no era la situación más ideal en la que Inko se había encontrado, al menos cuando lo pensaba lo suficiente. Antes, parecía una verdad innegable que ella y su pobre hijo estaban destinados a la adversidad.

Un padre y esposo que se volvía cada vez más distante, los sueños heroicos de su hijo aplastados a una edad tan temprana, poco, si acaso, amigos reales en los que cualquiera de los Midoriya pudiera contar para que se preocuparan. Pero con Sull– con Papá, parecía que se despejaban la mayoría de sus preocupaciones de un solo golpe.

¡Bienvenido a la Escuela de Demonios, Izuku-Kun! -traducido-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora