Capítulo 12: La Cita

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Hola a todas!! (Soy realista, creo que mis lectores son sólo mujeres :) si hay algún varón dejenme saber en un comentario)

Sólo queria avisarles que voy a cambiar las publicaiones de los domingos por los sábados, porque ahora va a ser un poco difícil que publique a tiempo como lo habia prometido antes.

También, queria decirles que he leido sus mensajes y sé que quieren saber más de esta historia tanto como yo estoy desesperada porque la lean ;D así que tambien publicaré un capitulo los miércoles, yeeey!!. Dejenme saber si es un buen día, o si debemos escoger otro. Y estaba pensando cambiar la portada, diganme como se imaginan a Thiago para ver a quien podemos poner :D


Y ya nada, fin del anuncio. Les dejo leer :D


Salí de mi cuarto antes que él, mi hermano me miró extraño por llevar la ropa que llevaba, traté de no arreglarme más de lo normal para que no sospechara.

—¿Vas a volver a salir? —Me preguntó sin levantar la vista de su juego.

—Sí, él quiere ir a un par de lugares para tomar fotos. —traté de sonar desinteresada, pero obviamente él sabía que era lo contrario, me conocía demasiado bien.

Estaba entretenida viendo como mi hermano jugaba cuando él bajó, Carla fue la única en saludarlo, supongo que no lo había visto cuando entró.

—Élder, ¿Cómo está?

—Muy bien, hermana. Muy contento de estar aquí, gracias por alojarme en su casa.

—Para nada Élder, puede venir cuando quiera, es muy bienvenido.

Odiaba esa voz melodiosa con la que le hablaba.

—De verdad, no recordaba cuanto amaba este país, me parece que ahora voy a regresar más seguido.

—Debería traer a su familia también.

—Sí, eso planeo... tal vez muy pronto.

—¡Eso sería increíble!—Dijo como si le hubieran dado una gran noticia— ¿va a salir?

—Sí, quería ir a visitar unos lugares para tomar fotografías.

—Bueno, Élder, que se divierta. —Se despidió y regresó a su habitación.

Él caminó hacia donde yo estaba.

—¿Vamos? —Le pregunté.

—Sí —sonrió, se despidió de mi hermano y nos fuimos.

Caminamos un poco hasta la calle principal, en la calle, todos lo saludaban, aunque ninguno lo conocía... Yo los conocía porque he vivido aquí la vida entera, pero nunca los saludaba, eran chicos, casi de mi edad, habíamos jugado juntos cuando era niña, pero luego yo crecí y ellos no...

—¡Élder! —Le gritaban desde la otra esquina, sabían que había sido misionero... ¿Quién se habrá encargado de regar el chisme?...

—Élder, venga a jugar —le decían los que jugaban al futbol en la calle...

—Tal vez otro día —les respondía él con una sonrisa, era tan amable con todo el mundo... aunque algunos no lo merecieran.

Una vez que pasamos a la multitud, me atreví a hablar con él.

—Bueno, ¿y dónde vamos?

—Ya vas a ver —me sonrió.

Llegamos a la siguiente esquina, donde había un auto estacionado, Ethan se bajó de él.

A Mormon Love StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora