Capítulo 28: La última promesa

775 66 6
                                    

Kate:

Mi decisión era contundente: me iba a encerrar en mi habitación porque no era buena para tratar con humanos.

Le rompí el corazón a Sam al no aceptar ese anillo, y creo que la peor parte fue que no me quedé a explicárselo sino que corrí con todas mis fuerzas lo más lejos de él que me era posible en ese momento.

Estaba tan agradecida de haber pedido mis vacaciones y poder hundirme en mi propia miseria sin tener la necesidad de pintar mi mascara y salir a la calle.

-Kate, algún día tendrás que salir a comer, ya han pasado dos días. -Dijo mi papá desde el otro lado de la ventana.

-No por ahora, gracias.

Eso de jugar a ser fuerte ya no era divertido.

-No puedes culparte... hubiera sido peor si lo hubieras aceptado sin quererlo.

-Papá...

-Sólo digo, ese matrimonio no hubiera funcionado.

-Déjame sola papá, bajaré cuando tenga hambre.

Él se fue. Yo no quería pensar en cómo hubiera sido mi vida con Sam ¿hubiera sido buena? Ya me estaba acostumbrando a él, ya casi no pensaba en el otro las pocas veces que lo dejaba besarme.

Yo estaba acostada en el suelo de mi habitación, cuando sonó mi teléfono, era tono de llamada que había escogido para reconocer a Sam. ¿Contestar o no contestar? Sólo necesité estirar un poco la mano para alcanzarlo.

-¿Hola?

-Hola -Dios, él sonaba tan miserable como yo me sentía.

-¿Estás bien? Lo siento, soy la peor persona del mundo. -Eran palabras estúpidas, pero era una de mis más sinceras disculpas.

-No digas eso...

-Lo soy, puedo imaginar claramente lo que te he hecho.

-¿Fue por él?

-Yo te quiero, de verdad, y me gusta estar contigo... pero ese es otro paso que no puedo tomar, no mientras siga pensando en él... a estas alturas debería saber cómo eliminar esos sentimientos, pero no lo sé.

-¿Él va a regresar? -Preguntó con cuidado.

-¡No! ¿Por qué piensas eso? No fue por eso que...

-Mi mamá estuvo anoche en la casa de Sofía y me dijo que él había llamado a preguntar por ti.

-¿Por mí? -Ya sentía la ira burbujeando.

-¿Te ha llamado?

-Sí, pero le cerré el teléfono -dije alterada- Sólo quiero olvidar Sam. -Le dije ya un poco más calmada.

-Entonces es un no, ¿cierto?

-De verdad lo siento, sólo sé que tu mereces alguien que te admire con la misma fuerza con la que amas tú... yo no estoy en condiciones de darte eso.

-¿Por qué no me dejas a mí decidir eso?

-Porque sé que te conformarías... pero créeme cuando te digo: tú eres un alma noble, y mereces mil veces más de lo que yo te puedo dar.

-Ok, aquí voy a estar si cambias de opinión.

-No, Sam...

Él ya había cerrado, lo llamé dos veces, pero no contestó. Yo soy una mala persona, ahora él iba a esperar a que salga de este pozo de miseria en el que había decidido permanecer hasta nuevo aviso.

Mi teléfono sonó otra vez, era Sofía. No contesté... ¿Por qué habrá preguntado por mí en esa casa? en mi casa también hay un teléfono.

Los minutos pasaron antes de que volvieran a golpear mi puerta.

A Mormon Love StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora