Capítulo17: La playa

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—Thiago, al menos deja cambiarme la ropa.

—Así estás bien, Cielo... no quiero que regresemos muy tarde y darle una excusa a tu hermano.

—Pero ¿por qué a la playa? Hay tantos lugares más secos en la ciudad, además son más de las cinco... estaremos sólo una hora allá, y...—puso su dedo en mi boca para que dejara de hablar.

—Entonces haremos que esa hora valga la pena

Esta vez era Ethan quien manejaría, su hermana se sentó en el asiento del copiloto... Thiago y yo en el asiento trasero. Lo bueno es que ellos también venían con nosotros, pero me daba un poco de vergüenza ir con él en plan de novios con otras personas presentes.

De camino sólo nos detuvimos en la bomba para llenar el tanque de gasolina, y fuimos directo a la autopista.

—¿Por qué demoraron en regresar? —Le pregunté a Thiago en voz baja, pero al estar encerrados en el carro Ethan también escuchó.

—Eso fue culpa mía —dijo él disculpándose— nos invitaron a una comida y yo amenacé a Thiago para que se quedara.

Me reí con ganas.

—¿Qué tuviste que darle a cambio? —Le pregunté.

—Un viaje a la playa ida y vuelta —me dijo riendo también.

Thiago llevaba su brazo alrededor de la cintura, y yo me recosté en su pecho oliendo su delicioso perfume, y en cada oportunidad me daba un beso en el cabello o en la mejilla... no puedo negar que fueron los sesenta minutos mejor invertidos de mi vida.

Llegamos poco antes del atardecer, aunque el sol estaba a punto de juntarse con el mar, la playa estaba vacía, al estarse ya terminando el domingo, habían muchas plazas libres en el estacionamiento, lo que no sucedía cuando venía con mi familia en vacaciones..

Salimos del coche, y Thiago sostuvo mi mano todo el tiempo.

Las Docas era una bahía rodeada de dos acantilados de roca, era imposible llegar tan cerca con el auto, por lo que tuvimos que descender por un camino natural antes de llegar a la arena; eran por lo menos unos 500 metros de playa para nosotros solos, debido a la hora y al frio del invierno, los visitantes preferían irse temprano.

Caminamos una par de metros antes de sacarme los zapatos, caminé con mis pies desnudos en la arena. Íbamos detrás de Ethan y su hermana, de quien siquiera recordaba el nombre... tampoco ayudaba el hecho de que ella casi no hablara por no saber español y creer que yo no entendía inglés; caminamos hasta que encontramos un tramo cerca del agua.

—Nosotros nos quedaremos por aquí, dijo Ethan, ustedes chicos diviértanse, nos veremos en el coche —dijo mientras le mostraba a Thiago su reloj.

Seguimos caminando cerca del agua, sin mirar atrás

—No entendí, ¿a qué hora nos veremos en el coche?

—No te preocupes por eso... —me dijo con calma.

— ¡Thiago! ¡Dime!

—No te preocupes, Cielo. Prometo llevarte a casa a tiempo.

Caminamos un tramo bastante largo, él rodeó mis hombros en su abrazo. El sol estaba a medio camino de ocultarse completamente... pero no podíamos verlo debido a los acantilados, el único espectáculo del atardecer que teníamos eran los tonos rosáceos en el horizonte.

Él empezó a caminar hacia la arena, soltó mi mano y me dejó de pie cerca del agua, sacó el teléfono de su bolsillo con un pequeñísimo trípode, y lo dirigió donde me había quedado parada.

A Mormon Love StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora