Capítulo 20: La cruda verdad

814 58 19
                                    

Thiago:

Estar en la casa me hacía bien, no había cambiado en casi 15 años, y yo siempre tendría un espacio aquí, era sólo que ya no sentía éste como mi único lugar, ya no más.

No podía aplazarlo más, en una hora podría llamarla, pero quería hablar con papá primero, yo sabía que estaba en su oficina trabajando. Ya estaba retirado, pero aun hacia trabajos esporádicamente, era arquitecto, y uno muy bueno, algunas compañías seguían llamándolo para que les ayudara.

Mamá estaba en la cocina, como siempre.

—Mamá, ¿puedo hablar contigo?

—Claro, cariño ¿qué ocurre?

—Conocí a una chica.

—¿Y qué pasó con Be...?

—Nada, nada pasó con ella, no funcionó... nunca fue nada oficial... así que... no importa, no es de ella que quería hablarte.

—Está bien, Thi, me alegra que hayas conocido a alguien...

—Es de eso que quiero hablarte, vamos a buscar a papá.

Su mirada se clavó en la mía, ella tenía unos grandes ojos azules, unos ojos que me conocían demasiado bien, y yo estaba asustado.

—¿Está todo bien?

—Espero que sí. Vamos a buscarlo.

Ella se secó las manos en un paño y caminó junto a mí a través del salón hacia la oficina, di un par de golpes con mis nudillos.

—Adelante.

Él estaba inclinado sobre su mesa para planos, había reglas y un par de papeles arrugados en el suelo, éste parecía ser uno de esos proyectos grandes.

—Papá, ¿puedo hablar contigo?

Él me miró por encima de sus lentes aun sosteniendo la regla sobre la hoja, miró a mi madre, quien se encogió de hombros.

Se alejó de la mesa y se sentó en su silla detrás del escritorio, y mamá fue a pararse detrás de él. Yo era su hijo, y ellos sabían que había algo que me preocupaba, pero yo los conocía tan bien como ellos a mí.

—Necesito que me escuchen, sólo eso... yo sé todo lo que me van a decir, y créanme que tengo una respuesta para cada una de sus objeciones. —Se miraron nuevamente una fracción de segundo antes de mirarme a mí— Me he enamorado.

No había otra manera de decirlo, y durante mi viaje hasta aquí, decidí que sería directo con ellos, les explicaría todo sin ir por las ramas, tal vez así sería más fácil.

—Ella es de la misión donde serví, y sí la conocí siendo misionero, y sí también me enamoré de ella siendo misionero, pero...

—No. —dijo papá inmediatamente poniéndose de pie.

—Terminé la misión hace dos años. —Dije un poco más alto de lo que pretendía.

—Eso no es una excusa razonable.

—No pasó nada entre nosotros mientras era misionero, absolutamente nada, pero...

—Pero abriste tu corazón en la misión. Eso es inaceptable.

—Sí, lo admito, pero yo trabajé igual o más fuerte que cualquier otro misionero, mis resultados fueron buenos...

—¿Qué es lo que quieres Thiago?

—Que vengan conmigo para pedir su mano.

Escuché claramente que mamá contuvo el aire de la sorpresa, pero no aparté mi mirada de la de papá, si mostraba un poco de debilidad yo sucumbiría ante lo que él me iba a pedir, que renunciara.

A Mormon Love StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora