Un navegante

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Aquella historia sin rumbo alguno, en un vasto mar inexplorado. Un barco, tan pequeño y vulnerable a los caprichos del viento, navegaba sin el consuelo de las estrellas que guiaban a su único ser a bordo.

Era en aquella historia, un ser humano anhelando explorar el mundo sin restricción, como si se tratara de la misma esencia de la belleza, saboreando cada matiz, olor y sensación, sin miedo a los peligros en su redención.

Fueron palabras tan simples, como las que susurran en momentos de pasión, palabras que anhelas volver a oír, aquel navegante buscaba un amor que no hallaba. Mientras avanzaba en busca de aire en ese plano salado de fantasmas, lleno de libertades, dolores, y pesares.

Su ansiedad era abrumadora, su dolor inmenso, su corazón una linterna en la oscuridad, buscando desesperadamente la esperanza en su interior. Pero nada lograba convencer sus pensamientos ni reavivar sus recuerdos. Su pequeño y vulnerable barco comenzaba a hundirse, quedando a merced del inmenso mar. ¿Era el fin de todo? Se sintió en paz... perdido, como si estuviera muerto, ahogándose hasta que creyó dejar de respirar.

Era su momento, el epilogo de su historia, en el que el navegante se sumergía en las profundidades del mar en búsqueda de la belleza, en busca de si mismo, ansiando partir, anhelando su fin. Justo en ese instante en que todo parecía perdido y se hundía inexorablemente, vislumbro algo borroso aproximándose mientras sus pulmones le suplicaban que se salvara. Era como una fantasía, sacada de los cuentos de hadas, una ninfa marina se materializaba ante el, parecía estar mas cerca de todo y menos sumida en la vida, en ese estado en el que piensas que existen pero no en la vida. Se acerco rápidamente al hombre, abrazando su humanidad. Únicamente a el.

Esa era otra forma de paz, la paz del amor; lo que él buscaba no estaba a simple vista, lo que ansiaba sentir no se dejaba tocar ni sentir fácilmente... Estaba en un lugar peligroso de explorar y descubrir, pero ahí estaba él, muriendo mientras encontraba lo que su corazón anhelaba con más fervor.

Me sentía satisfecho, me sentía bien, ella entró en mi vida para rescatarme del abismo de la muerte cercana. Llegó para mostrarme que aún tenía otra oportunidad; parecía una fantasía, y suena como si lo fuera... Ella era simplemente ella, algo difícil de abrazar, hermoso de contemplar, imposible de poseer. Ella era ella, alguien a quien recordaría toda mi vida.

Ella me salvó de ahogarme, me insufló aire fresco, me brindó paz y, por encima de todo, fue solamente ella quien logró lo aparentemente imposible. Con un abrazo, me enseñó que hay significados extraños en las cosas.

Aquí te espero, si decides nadar a mi lado, aquí aguardo, sobre el mar. Aquí te espero, si deseas rescatarme nuevamente, aquí estaré, si optas por venir por mí, aquí estaré, si decides llevarme contigo.

Historias de un vagabundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora