Resguardos en la memoria

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Comenzar estas líneas se me presentan como un desafío, ya que intentar plasmar en palabras los pensamientos que trascienden de mi mente, son una de las cosas que intento olvidar por experiencias propias, y resulta complejo. Aunque sean solo recuerdos, persistentes, en lo más profundo de mi ser, arraigados, como si brotaran como raíces, impidiéndome soltar, como si quemara desde antes. A pesar de innumerables intentos por liberarme de ellos, solo anhelo con que las cosas dejen de ser o simplemente vuelvan a ser.

Hace algún tiempo, tuve el privilegio de cruzarme con una mujer excepcional, como tantas otras que, a lo largo de mi vida, han regalado distantes actos de amor y promesas de cambio, pero que, lamentablemente, rara vez se han quedado con el pasar del tiempo. Sin embargo, diferente al resto. Conocí a una mujer singular, única, que desafiaba las expectativas del resto, una mujer escrita por un sueño, sueños de un hombre ávido de emociones auténticas que ahora están perdidas.

Aún recuerdo como te conocí, querida. Aquella noche que ahora reside en mi memoria, parecía sacada de una película; tu presencia indeleble, captando la atención de muchos e incluso la mía, ansiaba conocerte. Te busqué y te encontré. Aunque al principio bastaba con solo ser dos extraños compartiendo miradas, tenía la teoría de tenerte cerca, incluso de esa manera, convertida en pequeños tesoros que ahora son solo recuerdos, los más preciados a lo largo de los años. Ahora, aunque nuestras vidas han tomado caminos distintos y los futuros que alguna vez imaginamos han desaparecido de nuestras mentes, no puedo evitar agradecerte por cada uno esos dichosos recuerdos que, a pesar de ser solo eso, se han convertido en experiencias que enriquecen mi nueva manera de ver el romance, querida.

Historias de un vagabundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora