Una suave, otra delicada, otra con rudeza, es ella nada más

4 0 0
                                    

La conocí como si nada,
la conocí sin darme cuenta,
la conocí de repente,
la conocí sin estar tan cerca,
día tras día me detengo a entenderlo todo,
sobre quiénes fuimos antes de,
sobre cómo aparecimos,
y sobre cómo con la brisa constante nos ha
reunido con el intenso abrazo de los dos.

La conocí siendo suave,
espontánea siendo ella misma,
como una mujer sincera,
que sabía lo que ansiaba todo el día,
planeadora de momentos,
como si ser suave para ella fuera lento,
la conocí siendo tan suave,
brindándome su tiempo,
como una mujer ocupada,
que sabía lo que era estar clara,
aventurera de deseos,
como si quererla no fuera cierto.

La conocí siendo delicada,
cariñosa en sentimiento,
como una mujer dulce,
que sabía lo que era ir en serio,
en cada gesto, en cada palabra,
como un girasol que solo pide ser cuidado,
entregando todo sin medida,
como si su ternura fuera un sueño,
la conocí siendo tan delicada,
dándome su corazón,
repleta y determinada,
que sabía lo que era ser completa,
llena de sueños,
como si amarla no fuera inspiración.

La conocí con rudeza,
en sus momentos donde la guerra empieza,
como una mujer de batallas,
que no temía enfrentarse a nada,
luchadora de causas,
como si su rudeza fuera su escudo,
la conocí siendo tan ruda,
conociéndome con fuerza,
como una mujer recta,
que sabía lo que era ser invencible,
defensora de aspiraciones serias,
como si estar con ella me hiciera sentir libre.

La conocí siendo un todo,
una mezcla de suavidad y firmeza,
una mujer compleja y completa,
que me mostró cada rincón de su ser,
donde la delicadeza y la rudeza se encuentran,
en un equilibrio perfecto,
como si querer amarla fuera mi último intento.
Porque es ella nada más.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 28 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Historias de un vagabundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora